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En un pequeño campo de batalla se recrea una guerra olvidada que rediseñó la frontera entre EE.UU y México

A reenactment of the Battle of Rio San Gabriel performed by members of the Montebello Historical Society.

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El insulto atravesó el aire aproximadamente un minuto después del mediodía en un campo cubierto de hierba donde se enfrentaron los soldados mexicanos y estadounidenses.

“¡Vuelve a Boston, gringo!”, gritó Santiago Lobo, un miliciano y ranchero mexicano.

El grito de Lobo estaba dirigido a Robert F. Stockton, un comodoro de Estados Unidos con uniforme azul claro que estaba junto a sus hombres.

Flanqueado por cuatro de sus propios combatientes, Lobo alineó un mosquete torpe y obsoleto y disparó contra una de las dos columnas de soldados estadounidenses.

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Las fuerzas de Stockton permanecieron ilesas y contra atacaron con un aluvión de rifles y pistolas mientras un segundo grupo de hombres cargaba un cañón. La fuerza estadounidense más grande atacó y venció a Lobo y su milicia.

Reenactment of the Battle of Rio San San Gabriel
Soldados mexicanos disparan sus mosquetes contra la infantería americana durante una recreación de la Batalla de Río San Gabriel presentada por la Sociedad Histórica de Montebello en los terrenos del Museo del Adobe Juan Matías Sánchez en Montebello.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

En un frío sábado, el enfrentamiento fue una recreación de la Batalla de Río San Gabriel realizada por miembros de la Sociedad Histórica de Montebello. El verdadero evento, una batalla fundamental por el control de California en la guerra de dos años entre Estados Unidos y México, terminó el 8 de enero de 1847 con una victoria estadounidense. La lucha ocurrió en lo que fue una vez tierra mexicana y que ahora forman las ciudades de Pico Rivera, Montebello y Whittier.

La recreación duró sólo unos 15 minutos; La mayoría de los actores que representan a los soldados de California tienen sus raíces en México. Los soldados estadounidenses eran casi completamente blancos. Los falsos combatientes trataron de evitar hablar de uno de los grandes conflictos de nuestro tiempo: los debates sobre la frontera entre Estados Unidos y México, la inmigración y, por supuesto, el presidente Trump.

“Me han enfrentado conservadores que toman la posición de que los mexicanos provocaron la guerra, lo cual no creo que sea cierto”, dijo el presidente de la sociedad, Chris Vargas. “La guerra no fue muy popular, pero no tienes que creerme”.

Steve Clugston, ex curador del March Field Air Museum en Riverside que interpretó a Stockton, dijo: “Los tiempos de entonces, como ahora, están polarizados, pero tratamos de representar a ambos lados”.

Un fuerte cañonazo se escucha durante la recreación de la Batalla de Río San Gabriel en 1847, presentada por la Sociedad Histórica de Montebello en los terrenos del Museo del Adobe Juan Matías Sánchez en Montebello.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

En ese sentido, la representación de la batalla, ahora en su cuarto año en el museo Juan Matías Sánchez Adobe de Montebello, fue un asunto civil en un país donde entrar en debates sobre las fronteras puede convertirse rápidamente en un problema.

En 2008, algunos conservadores en EE.UU pidieron un boicot al vodka Absolut de Suecia después de que publicara un anuncio en México que mostraba a ese país con sus antiguas fronteras y las palabras: “En un mundo Absolut”.

Por todo lo que pasó, la guerra mexicano-estadounidense es un conflicto relativamente pasado por alto en la historia de EE.UU.

Soldados de infantería estadounidenses se enfrentan a soldados mexicanos durante una recreación de la Batalla de Río San San Gabriel en Montebello.
Soldados de infantería estadounidenses se enfrentan a soldados mexicanos durante una recreación de la Batalla de Río San San Gabriel en Montebello.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

Poco más de un año después de su derrota, México entregó territorios enormes como California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Colorado, Utah y Wyoming en la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848. México también cedió, sin ninguna reclamación adicional a Texas, que había ejercido su independencia en 1836.

Como consecuencia, una frontera de casi 2.000 millas, con líneas irregulares, ha alimentado discusiones furiosas sobre inmigración (legal e ilegal), xenofobia, racismo e identidad estadounidense.

La guerra en sí, a la que se opuso el entonces congresista Abraham Lincoln y el futuro general de la Guerra Civil, Ulysses S. Grant, quien en su autobiografía de 1885 la llamó “uno de los (hechos) más injustos jamás emprendidos”, aparece menos que el próximo gran conflicto que siguió.

“La Guerra Civil fue un punto de división en la nación y nos ayuda a entender nuestra historia”, dijo Rosina Lozano, profesora asociada de historia en la Universidad de Princeton. “Se destaca en la historia nacional, pero la guerra entre Estados Unidos y México tiene grandes implicaciones en el suroeste de EE.UU y puede explicar el lugar de los mexicoamericanos en la nación”.

Lozano también dijo que las enmiendas aprobadas durante e inmediatamente después de la Guerra Civil eclipsaron lo que sucedió en la posguerra mexicana-estadounidense.

Las enmiendas 13, 14 y 15 prohibieron la esclavitud, otorgaron la ciudadanía a las personas “nacidas o naturalizadas en Estados Unidos” y protegieron los derechos de voto, respectivamente. México ya había abolido la esclavitud en 1829, mucho antes de la aprobación de la 13a Enmienda en 1865. A los ciudadanos mexicanos no blancos recién conquistados se les ofreció la ciudadanía estadounidense en el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, antes de la aprobación de la 14a Enmienda en 1866.

Alex Jiménez, de 16 años, estudiante de tercer año en Montebello High School, dijo que no se le dedica mucho tiempo a enseñar la guerra entre México y Estados Unidos. En casa, abrió un libro de historia de EE.UU, ligeramente rasgado y titulado “The American Pageant: 13th Edition” que se ha utilizado en la escuela desde 2007.

“En la escuela nos enseñaron que esto era un impulso de los orientales para ir al oeste y expandir a Estados Unidos al Océano Pacífico”, dijo el adolescente. “Era el destino del país”.

Francisco Balderrama, profesor emérito de estudios/historia chicanos en Cal State L.A., dijo que los efectos de la guerra no se han enfatizado en las escuelas durante años.

“Esta guerra sucedió y obviamente es la piedra angular de nuestra sociedad, dividiendo la frontera y creando la que tenemos hoy y también el curso de la colisión entre dos naciones”, dijo.

De vuelta en la recreación, los participantes eran amigables, pero no quisieron hablar sobre la política moderna. Hicieron hincapié en que el evento, que atrajo a una multitud de unas 150 personas, era educativo.

Dos de los observadores más jóvenes eran los estudiantes de primaria del Montebello Unified, Lourdes Rodríguez e Isaiah Roa.

“Realmente me gusta cómo se vistieron todos y lo que se usó para hacerlo tan real. Fue realmente genial, pero también muy ruidoso”, dijo Lourdes, una estudiante de tercer grado en Greenwood Elementary. “Fue increíble aprender sobre los Californios y los 49ers”.

Isaiah, un estudiante de quinto grado en La Merced Elementary, dijo que su parte favorita fue el disparo de cañones.

“Fue divertido aprender mucho hoy”, dijo. “Parecía como si estuviera viendo una película de acción, sólo que recrearon una historia real”.

Además de la conmemoración de la Batalla de Río San Gabriel, hubo puestos de fabricación de cuero, artes y oficios de la época y una demostración del procesamiento de la lana, incluida la limpieza, el hilado y el tejido. Mientras tanto, los tecladistas Bob Altman y la flautista Cheryl López tocaron canciones clásicas en y alrededor de esos tiempos de California, como “La Varsoviana” y “La Paloma”.

“Todo esto es historia local y la batalla tuvo lugar a menos de una milla de aquí”, dijo Vargas, quien es un asistente legal cuando no se está vistiendo a la moda del siglo XIX. “Esta es nuestra historia, una de la que no se habla y que honestamente no se enseña en las escuelas”.

La batalla de Río San Gabriel fue una de varias que ocurrieron durante la guerra mexicano-estadounidense de 1846 a 1848.

John Reed, el curador del Museo Sánchez Adobe quien organizó la recreación junto con Vargas, va vestido con una chaqueta azul marino adornada con botones de latón y pantalones de lana de un soldado dragón bajo el mando del general Stephen W. Kearny, quien también dirigió fuerzas en la batalla de Río San Gabriel.

“Estoy aquí porque desafortunadamente no hay mucha gente haciendo representaciones de la guerra mexicana, y porque sucedió en este lugar”, dijo Reed. “Al punto de que si las fuerzas de California hubieran tenido mejores municiones y armas, podrían haber ganado la batalla de Río San Gabriel y eso quizá habría cambiado las cosas”.

El desequilibrio en el poder militar se reflejó durante la recreación, que mostró a soldados de California luchando con mosquetes mientras un grupo de marines estadounidenses cargaba una reproducción de 275 libras de un obús de hierro fundido de 1841. Una explosión de cañón sacudió el suelo sorprendiendo a los visitantes y activó las alarmas de los automóviles cercanos.

La verdadera batalla de Río San Gabriel duró aproximadamente 90 minutos. Los californios, poco preparados y con menos armas, atacaron a las tropas de EE.UU mientras vadeaban el río San Gabriel. Sin embargo, sus armas causaron poco daño y los estadounidenses salieron victoriosos. Cinco días después, los representantes de los Californios firmaron el Tratado de Cahuenga, cerca de lo que hoy es Universal Studios, que reconoció la derrota mexicana en California.

Otra recreación ocurrió un día después de la Batalla de Río San Gabriel cuando la Asociación Histórica del Campo de Cahuenga organizó una sobre la firma del tratado.

Kathleen Rábago sirvió como narradora y guía turística durante ambos eventos y ha trabajado como docente en el Parque Histórico Estatal Pio Pico en Whittier y en el Museo Domínguez Rancho Adobe en Compton.

“La educación es compartir”, dijo Rábago, quien interpretó a Doña María Casilda Soto de Lobo, madre de Santiago Lobo. Soto de Lobo, cuya familia es homónima de la icónica calle Soto en Boyle Heights, recibió una concesión de tierras en 1844 donde se construyó el Juan Matías Sánchez Adobe al año siguiente. “Muchas personas, especialmente en la comunidad mexicoamericana, no conocen su propia historia”, manifestó Rábago.

La experiencia de ese aprendizaje dijo Steve Mata, actor de Río San Gabriel, fue algo que no tuvo en la preparatoria El Monte Arroyo, donde se graduó en 1981.

“Quiero decir que me expulsaron de la clase, en 1978, porque cuestioné a mi maestro”, dijo Mata. “Dio una lección sobre la historia de California y no mencionó nada sobre las batallas”.

Mata agregó: “Le dije al tipo que hubo una batalla a unos siete kilómetros de aquí y que no tenía idea de lo que estaba hablando. Hombre, yo era un estudiante de primer año y sabía más sobre la historia real de California que mi maestro”.

Mata vestido con el atuendo de un californio más rico, incluía un costoso abrigo español de color verde oliva, un chaleco de seda floral rojo estilo Sheridan con botones plateados, una corbata de lazo, sombrero colorido, pañuelo y botas.

“Aquí hay tanta historia que nadie conoce”, expresó Mata. “Siento que debería ayudar a la próxima generación a conocer su pasado”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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