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En medio de una serie de tiroteos, el sheriff del condado de L.A. reacciona lentamente para desplegar las cámaras corporales

Jennifer Guardado en el lugar donde su hermano, Andrés Guardado fue asesinado por agentes del Sheriff de Los Ángeles.
Jennifer Guardado toca una foto de su hermano, Andrés Guardado, mientras llora el viernes por la tarde en el lugar de Gardena donde el joven latino de 18 años fue asesinado a tiros por los agentes del Sheriff del condado de Los Ángeles.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)
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Esta semana en un lapso de aproximadamente 24 horas, los agentes del sheriff del condado de Los Ángeles dispararon y mataron a dos hombres, generando preguntas sobre en qué momento, los episodios se convirtieron en tiroteos mortales.

El único video que apareció después de que los agentes dispararon el miércoles a Terron Boone, un hombre negro de 31 años, en una comunidad del condado de Kern, vino de una cámara de seguridad en el hogar que grabó el audio del incidente. No está claro qué filmación, si es que hay alguna, los investigadores podrán recopilar del segundo incidente en Gardena, donde Andrés Guardado, un hombre latino de 18 años que trabajaba como guardia de seguridad, recibió un disparo mortal el jueves.

Pero ningún video fue grabado por los propios agentes.

Después de años de debates y la planeación para distribuir cámaras corporales en toda la corporación, los agentes aún no cuentan con ellas. Tampoco tienen, o la agencia planea obtener, grabadoras de audio o cámaras de tablero para vehículos del departamento.

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Protesters gather near Figueroa Street and Redondo Beach Boulevard Friday afternoon.
Los manifestantes se reúnen cerca de la calle Figueroa y el bulevar Redondo Beach el viernes por la tarde para protestar por el asesinato de Andrés Guardado.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)

Las preguntas sobre los tiroteos frecuentes, que se produjeron en medio de los disturbios en todo el país por la brutalidad policial y el asesinato en custodia policial de George Floyd en Minneapolis, resaltan hasta qué punto el Departamento del Sheriff rastrea a otras grandes agencias de aplicación de la ley para implementar lo que los expertos dicen que es una herramienta importante para definir su responsabilidad y transparencia. El Departamento de Policía de Los Ángeles comenzó a desplegar cámaras corporales en 2015.

“Ahora es el momento de hacerlo”, dijo Mike Gennaco, un experto en prácticas policiales que solía supervisar tales estándares en el Departamento del Sheriff. “Debería haberse hecho antes”.

Los funcionarios del sheriff que encabezan el programa dicen que están de acuerdo. El programa se detuvo durante años por las preocupaciones sobre su costo y las políticas para revisar y publicar imágenes. Más recientemente, la implementación se enredó en la burocracia.

“Todos las quieren”, manifestó el comandante Chris Marks, señalando a los agentes, miembros del público y los tribunales. “El sistema de justicia las quiere, todos están de acuerdo”.

La Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles reservó casi $35 millones para equipar a 5.200 agentes y oficiales de seguridad con los dispositivos en los próximos dos años.

El primer lote está programado para implementarse en octubre en Century, una estación grande y concurrida con más de 200 agentes que patrullan Walnut Park, Willowbrook y otras áreas, dijo el sargento Chris Meadows. Después del año nuevo, señaló, recibirán las cámaras otras cuatro estaciones, incluidas Lakewood, Industry, West Hollywood y Lancaster. Dentro de dos años, deberían desplegarse en 31 ubicaciones, incluidas 24 estaciones de patrulla y siete oficinas especializadas, apuntó Meadows.

No es raro que los oficiales usen sus propias cámaras corporales, pero el Departamento del Sheriff no sabe cuántos lo hacen, y las reglas para ellos son menos estrictas. Una vez que el Departamento del Sheriff implemente el programa, se prohibirán las cámaras personales, dijo Marks.

Los estudios son mixtos sobre si las cámaras corporales son una herramienta para la reforma y qué tan bien funcionan para evitar el uso de fuerza excesiva.

La policía de Los Ángeles y de otras ciudades ha disparado balas de espuma de 40 milímetros a los manifestantes de George Floyd, presentando quejas de fuerza excesiva.

Jun. 13, 2020

Los cuatro agentes involucrados en la muerte de Floyd las tenían encendidas y activadas, dijo el portavoz de la policía de Minneapolis, John Elder. Muchas de las grabaciones de video de incidentes de alto perfil, como la muerte de Floyd, cuyo cuello fue presionado por la rodilla de un oficial durante más de ocho minutos, provienen de testigos. Algunos de esos videos entran en conflicto con los relatos oficiales de la policía.

Gennaco señaló que los dispositivos son ineficaces si no se combinan con las políticas apropiadas.

“Si tiene una política que está por debajo del estándar, que no coincide con las mejores prácticas, es mejor que no las tengan”, manifestó.

En un informe de esta semana, la Oficina del Inspector General del condado dijo que estaba preocupada por algunas medidas desarrolladas por el Departamento del Sheriff que parecen “favorecer fuertemente a los empleados de LASD en detrimento de la transparencia pública”.

Por ejemplo, según el informe, hay preocupaciones de que los supervisores y los agentes tengan demasiada discreción para decidir cuándo encender y apagar los dispositivos y la política prohíbe las auditorías aleatorias con el fin de descubrir una mala conducta.

Los agentes podrán revisar las imágenes antes de dar una declaración en una investigación, que Marks dijo que era consistente con las mejores prácticas presentadas por un consultor externo contratado por el condado.

Pero Gennaco comentó que permitir tal revisión previa podría comprometer las investigaciones.

Los detectives que dispararon y mataron a Boone estaban encubiertos y no recibirían cámaras corporales.

“Toda esa gente no los tendrá porque simplemente no están tanto en el campo”, subrayó Meadows.

]A bullet went through the kitchen window of Joyce Chaney's apartment.
Una bala atravesó la ventana de la cocina del apartamento de Joyce Chaney en un complejo donde Terron Boone recibió un disparo mortal de agentes el miércoles por la tarde.
(Irfan Khan/Los Angeles Times)

El tiroteo fatal de Boone, el medio hermano de Robert Fuller, un hombre de 24 años encontrado colgado de un árbol en Palmdale la semana pasada, se produjo mientras las autoridades investigaban las acusaciones de que golpeó con una pistola, encerró y amenazó a una ex novia por un período de una semana. La mujer encontró una oportunidad para escapar el lunes y corrió a una tienda para llamar al 911, reveló el teniente Robert Westphal.

Dos días después, detectives encubiertos llevaron a Boone a un complejo de apartamentos en Rosamond, a unos 32 kilómetros al norte de Palmdale, donde salió del lado del pasajero del automóvil y comenzó a disparar, impactando el techo del vehículo policial, dijo Westphal. Tres detectives y un supervisor respondieron el fuego y le dispararon varias veces en el pecho, matándolo.

La muerte de Fuller y luego de Boone suscitó preguntas y aumentó las tensiones raciales en la comunidad de Antelope Valley.

Westphal dijo que la falta de video de la cámara corporal probablemente no dificulte la investigación. Y es raro hoy en día que los investigadores no puedan recopilar algún tipo de video.

“Es sólo otra pieza del rompecabezas porque los videos no cuentan toda la historia, únicamente relatan una instantánea desde una cierta perspectiva. Por lo tanto, ayuda a unir las cosas, pero no es definitivo”, expuso Westphal.

El tiroteo en Gardena el jueves suscitó aún más preguntas. Dos agentes de la estación de Compton observaron a Guardado afuera de un taller de carrocería antes de “mirar hacia los agentes y mostrar un arma de fuego”, aseguró el Departamento del Sheriff.

Guardado corrió y los oficiales lo persiguieron, antes de que uno abriera fuego. Pero no está claro qué provocó los disparos. Los investigadores dijeron que un arma recuperada en el lugar no estaba registrada y se encontraba cargada con municiones prohibidas de gran capacidad.

“Queremos saber por qué lo mataron. ¿Qué justificación hay para dispararle siete veces? dijo el viernes el tío de Guardado, Noe Abarca.

Para las familias que han perdido a sus seres queridos por la violencia policial, el asesinato de George Floyd desgarra viejas heridas y les obliga a hablar de los que han perdido.

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Se arrodilló en la acera para encender las velas de la Virgen de Guadalupe alineadas frente a los ramos y un SpongeBob todavía en su bolsa de plástico. Encima de él había letreros que decían: “Andrés Guardado, 18 años, asesinado por la policía”, “Justicia para Andrés”, “RIP Andrés”.

Los funcionarios del sheriff dijeron que Guardado recibió un impacto en la parte superior del torso y que la oficina del forense no había completado una autopsia para determinar cuántas veces fue tiroteado.

El teniente Charles Calderaro manifestó que los investigadores identificaron algunos edificios con cámaras y estaban obteniendo órdenes de allanamiento para revisar las imágenes de la escena.

Abarca, que trabaja cerca, reveló que llegó a la escena el viernes por la mañana y los agentes habían tomado las cámaras de seguridad y una grabadora de video digital de un taller de carrocería cerca de donde fue asesinado. Ni él ni el dueño de la tienda habían visto las imágenes.

Comentó que Guardado era amigable y divertido, que laboraba en dos trabajos como guardia de seguridad: el Departamento del Sheriff señaló que no tenía una licencia de guardia de seguridad y que asistía a Los Angeles Trade Technical College para ser mecánico o electricista. Estaba considerando unirse al Ejército y había comenzado a trabajar en Street Dynamic Autobody hace seis u ocho meses.

Vivía en Koreatown con sus dos hermanos y padres. “Su padre y su madre están destruidos en la casa. No hay palabras qué decirles en este momento”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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