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Los residentes del Este de L.A. y los líderes de la comunidad reaccionan a los cargos contra José Huizar

Los Angeles City Councilman Jose Huizar, shown at a council meeting in 2014. He is facing a felony racketeering charge.
El concejal de la ciudad de Los Ángeles, José Huizar, en una reunión en 2014, enfrenta un cargo de crimen organizado en un caso de corrupción federal.
(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Mientras miraba la cobertura televisiva del arresto del FBI del concejal de la ciudad de Los Ángeles, José Huizar, Isela Gracian sintió que se le encogía el corazón.

Gracian, una ex ejecutiva de la organización sin fines de lucro East Los Angeles Community Corp., pasó una década trabajando con Huizar en los esfuerzos para construir viviendas asequibles, adoptar medidas contra la contaminación y mejorar la vida de los vendedores ambulantes. El martes, Univision reportó sobre sobornos y mostró montones de dinero en efectivo incautado de la casa del concejal.

“No puedo encontrar una mejor palabra que decir que estoy decepcionada”, manifestó. “Es simplemente alucinante: la profundidad y el alcance de la misma”.

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Los fiscales federales acusaron el martes a Huizar de crimen organizado, alegando que solicitó sobornos en efectivo, lujosos viajes al casino y donaciones de campaña de cinco cifras de hombres de negocios que necesitaban su ayuda en el Ayuntamiento. Huizar aún no ha presentado una declaración y, hasta ahora, sus abogados han dicho poco, argumentando que las acusaciones deben discutirse en los tribunales, no en los medios de comunicación.

Pero para algunos, el caso de corrupción federal ha asestado un duro golpe a la reputación de un político cuya historia de vida había sido una inspiración, no sólo en el Este de L.A. sino en toda la ciudad.

Huizar, de 51 años, llegó a Estados Unidos cuando era un niño desde Zacatecas, México, creció en el barrio de clase trabajadora de Boyle Heights y se abrió paso a través de una serie de universidades de primer nivel: UC Berkeley, luego Princeton University y finalmente la Escuela de Leyes de UCLA.

“Lograr todo lo que hizo, venir del vecindario, es realmente difícil”, dijo Raquel Zamora, propietaria del restaurante Zamora Bros. en la avenida César Chávez, y una ex candidata al concejo. “Fue como ¡wow!... podemos hacer eso. Cualquiera aquí puede ir a la universidad, a una gran universidad, regresar y retribuir a su comunidad”.

La propietaria del restaurante, Raquel Zamora, dice de José Huizar: "En un momento fue un hombre bueno".
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

Zamora, quien vive en Boyle Heights, relató que la historia de vida de Huizar la ayudó a alentarse para inscribirse en USC. Ahora, después de meses de acusaciones sobre pagos ilícitos, dice que se siente decepcionada.

“En un momento”, enfatizó, “él era bueno”.

Huizar fue elegido miembro de la Junta Escolar en 2001. Cuatro años más tarde, ganó un escaño en el concejo con el importante respaldo del entonces alcalde Antonio Villaraigosa. Su trayectoria profesional significó algo para las familias inmigrantes del distrito, señaló el consultor político Javier González, asesor en varias campañas políticas en el Este de Los Ángeles.

González dijo que en los últimos años, ocasionalmente caminaba con Huizar a una lonchera en la avenida César Chávez, no lejos de la casa del concejal. En esas noches, los electores de Huizar gritaban su nombre, lo saludaban en la calle y a veces lo acosaban con preguntas, relató González.

“Sabes cuando alguien tiene estatus en una comunidad”, subrayó. “Puedes verlo”.

Para algunos partidarios de Huizar, ese estatus ha disminuido. La residente de Boyle Heights, Frances Sandoval, dijo que votó por el concejal en cada una de sus elecciones y ahora está enojada. “Confiamos en él”, manifestó.

Sandoval comentó que los trabajadores de la ciudad deberían moverse rápidamente para quitar el letrero que lleva el nombre de Huizar frente a su oficina de campo de Boyle Heights en las calles 1st y Chicago. “Es una vergüenza para la comunidad”, agregó.

Atanacio Simiano, de 82 años, sentado en un banco de autobuses cercano, estuvo de acuerdo en que las acusaciones contra Huizar eran terribles. Pero él dijo que se está reservando el juicio.

“Vamos a tener que ser pacientes para determinar si realmente cometió un delito”, comentó el residente de Boyle Heights.

Huizar, cuyo distrito abarca barrios como el centro de la ciudad, Eagle Rock y El Sereno, ha hablado regularmente de sus humildes orígenes. Ha relatado sobre el empleo de su madre en una empresa de envasado de carne, y cómo su padre, después de trabajar una semana laboral regular, se dirigía a los campos de fresas en el condado de Orange para recoger fruta.

En una entrevista en video realizada por el Proyecto de Archivo de Inmigrantes, Huizar dijo que se aseguró de recordar lo que significaba carecer del dinero para pagar las necesidades básicas de la vida.

“Intento no olvidar lo fácil que era unirme a pandillas cuando era pequeño, lo sencillo que sería haber entrado en una vida de crimen o involucrarse en cosas que tendrían un efecto negativo duradero en nuestras vidas”, expuso en la entrevista.

En los documentos federales, los fiscales han representado a Huizar como el jefe de una empresa criminal, el receptor de aproximadamente $1.5 millones en beneficios financieros indebidos en un esquema que involucra desarrolladores y otros hombres de negocios. En un caso, dijeron, un multimillonario chino proporcionó $600.000 en asistencia financiera para ayudar al concejal a resolver una demanda de acoso sexual.

Algunos que conocen a Huizar personalmente han luchado por conciliar las sórdidas acusaciones con sus propias experiencias.

Margarita Amador, ex miembro del Consejo Vecinal de Boyle Heights, dijo que Huizar, a quien ella conoce, la visitaba regularmente mientras luchaba contra el cáncer. También, el Huizar que ella conoce visitó a otra activista de la comunidad después de que ella tuvo una enfermedad terminal.

Amador asegura que Huizar hizo que el vecindario fuera más limpio y seguro, renovando parques, agregando más viviendas para personas de bajos ingresos y construyendo una nueva estación de policía en 1st Street. Pase lo que pase en la corte, el caso “no va a cambiar mi percepción de quién es”, enfatizó.

“Todavía voy a estar allí para él y apoyar a su familia”, aseguró.

A medida que avanzó el caso de corrupción, la influencia de Huizar en el Ayuntamiento ha disminuido constantemente. Después de que los agentes del FBI registraron su casa, fue retirado de varios comités del concejo, incluido el poderoso panel que revisa y aprueba los principales proyectos inmobiliarios.

Huizar dejó de asistir a las reuniones del concejo en las últimas semanas, luego de los pedidos de renuncia de sus colegas. Y el martes, mientras aún estaba bajo custodia, el concejo lo suspendió por unanimidad, abriendo la puerta a la selección de un reemplazo temporal.

Los residentes del Distrito 14 de Huizar no han tenido a un miembro del concejo votando mientras los líderes políticos de Los Ángeles debaten recortes presupuestarios, alivio para inquilinos y estrategias para terminar con la brutalidad policial. Algunos en el distrito han expresado alarma sobre esa situación, diciendo que se les niega la representación.

Sin embargo, otros han tomado el arresto de Huizar como motivo de celebración. El día en que fue arrestado, un grupo de activistas se reunió afuera de la casa del concejal en Boyle Heights, pegando un aviso de desalojo en la puerta del garaje.

“La comunidad no perdonará, no olvidará”, dijo el grupo anti-gentrificación conocido como Defend Boyle Heights, en un mensaje en Twitter.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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