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El condado de Riverside supera los 20.000 casos de coronavirus. Eso no se suponía que sucediera todavía

Bernie Erwig, 84, is removed from Magnolia Rehabilitation and Nursing Center in Riverside.
Bernie Erwig, de 84 años, es retirado del Centro de Rehabilitación y Enfermería Magnolia en Riverside después de que 39 personas dieron positivo por coronavirus en abril.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)
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Incluso cuando los fuegos artificiales explotaron en luces de celebración el 4 de julio, las noticias de los sitios de prueba de coronavirus del condado de Riverside pusieron un freno a las vacaciones: el condado superó los 20.000 casos de coronavirus detectados el sábado, unos días antes de lo esperado.

Para el martes, el número había aumentado a 21.101 casos, agregando 546 casos y 20 nuevas muertes sólo ese día.

Christine Langenwalter, directora de calidad en Desert Regional Medical Center, atribuye gran parte del caso a las reuniones y festividades de verano que ocurrieron antes de las vacaciones del fin de semana pasado.

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“La Pascua fue una de las primeras vacaciones, pero todos estábamos refugiados en casa. Teníamos mascarillas y no vimos demasiadas aglomeraciones. El Día de la Madre, vimos una inclinación más suave. Pero lo que realmente nos golpeó fue después del Día de los Caídos”, expuso.

Después de que algunos residentes del condado de Riverside se reunieron con amigos para el Día de los Caídos, el fenómeno de la socialización pareció dominar: el número de casos siguió aumentando en relación con las reuniones del Día del Padre y las ceremonias de graduación.

Pero eso no fue todo. A finales de mayo y junio, comenzaron a abrir salones de belleza, lugares de culto, comedores al interior y gimnasios, señaló la portavoz del condado, Brooke Federico.

“La gente simplemente está yendo a más lugares de la comunidad, ya sean parques, negocios u otros tipos de eventos comunitarios”, dijo Federico, y señaló que el comportamiento hizo del condado un lugar privilegiado para el contagio.

Ahora, el total de casos del condado de Riverside es sólo superado por el condado de Los Ángeles, con aproximadamente 870 de cada 100.000 personas infectadas en Riverside.

Esas estadísticas atrajeron la atención del gobernador Gavin Newsom, lo que resultó en su orden del 2 de julio que cerró todos los bares del condado de Riverside para los visitantes tanto en interiores como exteriores. La orden, que se aplica hasta al menos el 22 de julio, también prohibió las operaciones en interiores en todos los restaurantes, cines y museos.

Los hospitales en el condado alcanzaron el 99% de capacidad en las unidades de cuidados intensivos en su punto máximo a fines de junio, permaneciendo en el rango del percentil 90 a principios de julio. Aunque los hospitales informaron que podían acomodar a algunos pacientes en camas de emergencia, les preocupaba que el personal fuera demasiado escaso para ingresar a muchos más. Las proporciones de enfermería exigidas por el estado permiten no más de dos pacientes de UCI por enfermera.

El Desert Regional Medical Center, que generalmente emplea a poco menos de 1.000 enfermeras a tiempo completo y parcial, ha llamado de 50 a 60 enfermeras itinerantes adicionales para aumentar su personal en las próximas dos semanas.

“Constantemente tenemos un aproximado del 120% de nuestra capacidad de UCI. Eso sólo significa que en algunas áreas hemos entrado en desbordamiento”, dijo Langenwalter. “Es como un tablero de ajedrez gigantesco: dependiendo del nivel de atención que el paciente necesita, continuamente movemos a las personas para congregarlas en el mejor lugar”.

Los funcionarios del hospital temen que los casos relacionados con las celebraciones del 4 de julio agreguen una carga extrema a los hospitales. Debido al período de incubación de COVID-19, Langenwalter señaló que el impacto de las vacaciones se prolongará durante los próximos 14 días.

“Mi preocupación es que en las últimas dos semanas, hemos visto un aumento bastante significativo en el número de pacientes hospitalizados. Y eso es sólo un reflejo de lo que está sucediendo en la comunidad. Agrega eso, además, a un fin de semana festivo y reuniones familiares o festividades y cosas así”, manifestó. “Podemos ver otra tendencia aún más alta de lo que estamos pasando en este momento”.

Su preocupación no es sólo por el futuro cercano: “Cualquier persona en el cuidado de la salud se pregunta qué pasará en el otoño cuando el virus de la influenza colisione con el coronavirus”, expuso.

A medida que las personas se infectan en fiestas y otros eventos de socialización, el paciente promedio de coronavirus se vuelve cada vez más joven. Si bien la mayoría de la gente infectada había estado anteriormente en la categoría de edad de 40 años o más, Federico apuntó que el condado ahora registra más casos de pacientes entre 18 y 39 años. Un aumento en las reuniones sociales entre hogares puede contribuir a la tendencia, dijo.

Aunque muchos pacientes jóvenes sin afecciones preexistentes se recuperan fácilmente, la edad promedio de hospitalización también está disminuyendo. Langenwalter ha estado observando la edad media de internación durante la pandemia, que pasó de 64 en marzo y abril a 60 en mayo y junio. Durante los primeros días de julio, la edad promedio se ha reducido nuevamente a 58.

“En marzo, cuando esto comenzó, no tuve [pacientes hospitalizados] que eran adolescentes o tenían 20 años. Sólo uno de 30 años”, destacó. Pero en junio, el hospital trató a 21 pacientes con coronavirus que eran adolescentes o estaban en sus 20 años.

El coronavirus también ha sido más devastador para la comunidad latina en el condado de Riverside. Alrededor del 70% de las personas que dieron positivo para el coronavirus eran latinas, al considerar a los examinados que informaron el origen étnico. En todo el condado, el 50% de los residentes son latinos.

Federico dijo que los funcionarios del condado han estado llevando a cabo campañas de educación y publicidad bilingües para tratar de disminuir la propagación del coronavirus entre la comunidad latina.

A medida que los casos de coronavirus continúan aumentando, Federico enfatiza que las personas deben seguir tomando medidas de seguridad.

“Se han realizado investigaciones adicionales [que muestran] que tres comportamientos simples: cubrirse la cara, lavarse las manos con frecuencia y mantenerse a seis pies de distancia de las personas con las que no vivimos, pueden reducir la propagación de la enfermedad en un 95%”, concluyó.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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