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El primer día de regreso a clases en el LAUSD, en línea y en Zoom, es cualquier cosa, menos normal

Xavier Reyes, cofounder of Alta Public Schools, at Academia Moderna.
Xavier Reyes, cofundador de las Escuelas Públicas de Alta, muestra cómo se vería un salón de clases en Academia Moderna, una escuela autónoma, cuando se permita reabrir el campus de Huntington Park.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)
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Zapatos nuevos para el regreso a clases, pero sin recreo para correr. Fondos decorativos en Zoom en lugar de obras de arte recién pegadas en los tableros escolares. Pisos recién encerados sin estudiantes que los ensucien.

Un nuevo año escolar comenzó el martes en Los Ángeles, cuando se esperbaa que unos 500.000 estudiantes se inscribieran y se presentaran a distancia -y muchos en desventaja- sin la tradicional alegría presencial al ver amigos y maestros.

Los campus están desiertos, excepto por un personal reducido, pero unos 30.000 maestros de 1.400 escuelas encenderán sus computadoras desde casa, invitando virtualmente a los niños a participar en el aprendizaje en línea mientras dan inicio al primer horario diario desde mediados de marzo, cuando la pandemia de COVID-19 obligó a cerrar las instalaciones.

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En ese momento, los educadores -en Los Ángeles y en todo el estado y la nación- abandonaron los campus casi de la noche a la mañana, dejando a muchas familias sin computadoras o internet durante semanas y exacerbando la división académica que separa a los que tienen de los que no tienen recursos, incluidos los de bajos ingresos, en su mayoría familias latinas y negras.

“Hemos tenido meses para prepararnos para la escuela en línea en el otoño”, dijo Pedro Noguera, decano de la Escuela de Educación Rossier de USC. “La pregunta es: ¿Estamos listos? Más allá del acceso a la tecnología e Internet, pronto veremos si los maestros saben cómo brindar una instrucción significativa a una amplia gama de estudiantes... Servimos a un gran número de alumnos con necesidades especiales, que todavía están aprendiendo inglés y que residen en entornos hogareños con desafíos. La mayoría de estos niños necesitan el apoyo que brindan las escuelas. En breve se podrá ver si pueden proporcionar el soporte necesario de forma remota”.

A diferencia de algunos sistemas escolares, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles dice que tiene suficientes computadoras y puntos de acceso a Internet para todos, pero la ansiedad persiste, alimentada en parte por la pérdida de los hábitos familiares de otoño.

Jordan Powell, de 5 años, tiene zapatos nuevos y esperaba usarlos en su primera caminata al jardín de infantes en Baldwin Hills Elementary. El aislamiento de la pandemia ha sido duro; asistir a la escuela, al igual que sus hermanos mayores, era algo que le había emocionado. En cambio, comenzará el año escolar en casa en un iPad.

“Cuanto más tiempo hemos estado en esto, más difícil se le ha hecho el no estar con niños de su edad y permanecer confinado en casa”, dijo su madre, Tunette Powell.

El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles ofrecerá un plan predecible con interacción regular entre compañeros de clase en línea. La escuela comenzará a las 9 a.m. y terminará a las 2:15 p.m. - más corto que un día tradicional pero un cambio con respecto a la primavera, cuando no había una programación obligatoria. A excepción de las escuelas autónomas independientes, que establecen su propio horario, esta semana la enseñanza aumenta gradualmente para los estudiantes -con algo parecido a una asamblea escolar el martes, una reunión breve con el maestro el miércoles e instrucción regular el jueves.

La Academia Moderna, una escuela primaria autónoma en Huntington Park, quiere reforzar la noción de una rutina. La semana pasada, los miembros del personal prestaron a estudiantes escritorios escolares junto con computadoras. También tenían mochilas llenas de lápices, crayones, cuadernos y otros materiales de aprendizaje. Y solo para transmitir esta intención a los hogares, entregaron un uniforme escolar gratis para usar en casa.

Los largos períodos frente a una computadora preocupan a María Isaeva, cuya hija, Anna, ingresa al primer grado en la escuela primaria Gardner en Hollywood. El año pasado, después de que cerraron los campus, Anna trabajaba solo con cuadernillos de tareas impresos.

“Mi hija no es paciente y tendré que estar frente a ella todo ese tiempo, y él (su otro hijo) no hará caso”, dijo, refiriéndose a un niño de 2 años que estaba en un cochecito. “Por eso tengo miedo”.

Como todos los demás, Isaeva había recibido saludos alegres por parte de la directora Karen Hollis, quien llevaba una mascarilla y un protector facial y se había cubierto el cabello con un pañuelo o bufanda. Hablaba español con fluidez según fuera necesario; otros miembros del personal ayudaron a los padres que hablaban ruso o coreano.

Byata Dikker, quien al igual que su esposo es chef, estaba preocupada por el cuidado de los niños.

“Estoy teniendo un poco de problemas”, dijo Dikker. “Tenemos dos negocios que dirigimos nosotros. Simplemente nos encontramos en una situación realmente extraña por no tener este recurso. O uno de nosotros cierra el negocio y se queda con los niños, o pagamos todos los días por el cuidado infantil, que cuesta $25 la hora”.

El miembro de la junta escolar, Nick Melvoin, que se encontraba en Gardner, repetía a menudo que el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles estaba trabajando en soluciones. Los maestros, señaló, tendrán acceso al cuidado de niños provisto por el distrito porque están clasificados como trabajadores esenciales durante la pandemia. Muchos padres del distrito de bajos ingresos también son trabajadores esenciales, y pronto debería ser factible expandir el cuidado infantil gratuito para ellos también, agregó.

En el Este de Los Ángeles, la madre Rebecca Meneses sintió el lunes una oleada de optimismo después de recoger una computadora, un acceso a internet y útiles escolares en First Street Elementary.

Meneses se sintió conmovida por el mensaje que le dejó la maestra de jardín de infancia a su hija.

“Había paquetes hechos a mano y notas en grandes papeles grises en el cuaderno de matemáticas en los que la maestra escribió”, dijo Meneses. “Sé que el distrito ha tenido sus problemas, pero son pequeñas cosas como esas por las que siento aprecio por los maestros y me hacen pensar que vamos a estar bien”.

La mayor parte de la actividad del lunes en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles se llevó a cabo a través de Zoom, con los maestros y administradores recibiendo capacitación en su hogar. Al igual que los padres, también tenían problemas con la tecnología.

Un video de inicio de sesión en una capacitación para maestros suplentes no se reproducía, por lo que un coordinador cambió rápidamente la dinámica a ejercicios de respiración. Es posible que hayan ayudado, pero una encuesta rápida aún mostró que más de la mitad de los profesores no se sentían listos para el inicio del nuevo año.

En una transmisión de Zoom en Marshall High School en Los Feliz, los miembros del personal intercambiaron ideas sobre cómo satisfacer las necesidades sociales y emocionales de los estudiantes.

“Mucho de lo que descubrimos fue que los niños básicamente dormían hasta las 2 de la tarde”, dijo Emily Dillon, trabajadora social de la escuela. “Una gran cantidad de pequeños con los que hablé dijeron que se sentían deprimidos porque no sabían cómo crear sus propios hábitos y rutinas de cuidado personal”.

El equipo de Marshall discutió la posibilidad de organizar sesiones de ayuda con los estudiantes. También hablaron sobre reservar tiempo para ayudar a los padres con la plataforma tecnológica del distrito, llamada Schoology.

“No creo que todos vayan a estar conectados”, dijo Karla Alvarado-Goldberg, otra trabajadora social.

Para los maestros de la escuela secundaria Patrick Henry en Granada Hills, la coordinadora Karen Shane puso las cosas en marcha con un saludo apropiado: “Bienvenidos a un año nuevo e inusual”.

Para romper el hielo, los maestros intercambiaron historias sobre la conectividad. El profesor de tecnología Darren Abraham informó que su compañía de cable está tan congestionada que “no importa el plan que pague”, el servicio sigue siendo lento.

Un profesor tuvo que devolver un aparato de acceso a internet que no funcionaba; ya se han ordenado aparatos adicionales para maestros y deberían llegar pronto, informó el subdirector. Un par de docentes experimentaron fallas de tecnología durante la reunión, pero otros claramente tenían más experiencia.

El profesor de matemáticas Kwasi Gee se ganó elogios por el fondo de Zoom en blanco y negro, pero se negó a revelarles el truco. El fondo en la pantalla de Linda Haley la ubicaba en algún lugar del espacio exterior. Devon Woods se sentó frente a un hermoso cuadro de girasoles.

El líder de la sesión, Shane, recién salido de un curso intensivo de Schoology, tenía casi todas las respuestas, pero solicitó la ayuda de sus colegas cuando fue necesario.

Cerca del final, durante una pausa, la profesora de inglés e historia Wendi Davis dijo algo: “Los extraño a todos y nos vemos todos los días”.

Este año, los funcionarios están tratando de llevar a cabo todas las actividades educativas, dentro de lo razonable, a través de una plataforma común para rastrear el trabajo de los estudiantes y recopilar datos de todo el distrito. En la primavera, los educadores tenían datos limitados sobre los logros de los alumnos después del cierre de los campus. Muchos carecían de referencias sobre la asistencia a las clases en línea.

Eso debería cambiar; las regulaciones estatales ahora exigen tomar la asistencia en línea y proporcionar minutos de instrucción mínimos.

“Mi mayor preocupación es la tecnología y manejar la carga de trabajo de todos los estudiantes y maestros del distrito que se conectan simultáneamente”, dijo María Elena Rico-Aguilera, la directora de Patrick Henry. “Mi esperanza para el próximo año escolar es que los docentes puedan formar vínculos con los alumnos, y que los chicos formen vínculos con sus compañeros. El aprendizaje no puede suceder si no estamos satisfaciendo las necesidades socioemocionales de los estudiantes”.

Powell, la madre del pequeño de los zapatos nuevos, tiene dos hijos mayores, Joah, de 9 años, y Jason Jr., de 11.

En la primavera, la computadora de Joah nunca funcionó, el técnico de su escuela no pudo arreglarla y Powell dijo que ella no logró comunicarse con la línea de ayuda telefónica del distrito, lo que hizo que se perdiera la enseñanza.

“Hay una parte de mí que se rindió al final del último año escolar porque estaba muy abrumada”, reveló.

Powell espera que el distrito haya desarrollado un sistema de aprendizaje que funcione, pero sabe que eso no resolverá todos sus problemas.

Trabaja desde casa y se mantiene ocupada en videoconferencias durante todo el día, pero ahora también tendrá que ayudar a su hijo menor a navegar en el aprendizaje en el jardín de infantes.

Quiere estar esperanzada y emocionada, pero no es fácil.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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