Anuncio

‘Una traición a todos’: Sean Penn respondió a las críticas sobre el sitio de vacunación contra el COVID-19

Actor Sean Penn with L.A. Mayor Eric Garcetti and Governor Gavin Newsom at the Dodger Stadium vaccination site.
Sean Penn, izquierda, saluda con el codo al gobernador Gavin Newsom mientras el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, observa, durante la inauguración del sitio de vacunación masiva en el Dodger Stadium, en enero pasado.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
Share

En Nueva Orleans, Sean Penn rescató gente de las aguas durante el huracán Katrina y atravesó la ciudad inundada en un bote. Unos años más tarde, después del terremoto en Haití, allí estaba, cargando pesadas bolsas sobre sus propios hombros, junto a los lugareños.

Ahora, el actor, dos veces ganador del Oscar y filántropo de socorro en casos de desastre, desplegó el ejército de voluntarios y personal de su organización en los centros de vacunación contra el COVID-19 en Los Ángeles y otras partes del país. La acción le valió elogios por poner manos a la obra allí donde el gobierno se quedaba corto.

Pero no todos están tan encantados, entre ellos dos personas que afirman trabajar para la organización sin fines de lucro del actor, Community Organized Relief Effort (CORE), que ayuda a la ciudad de Los Ángeles en el sitio de vacunación masiva del Dodger Stadium. Penn, a su vez, está furioso.

Anuncio

La dupla anónima escribió comentarios despectivos sobre el operativo en la sección de comentarios de una noticia publicada el 28 de enero en el New York Times, que mostraba un día en el centro de vacunación. Un comentarista, que se describe a sí mismo como un miembro del “personal de CORE”, dijo que para cumplir con el repentino impulso del alcalde Eric Garcetti para transformar el sitio de pruebas en un centro de vacunación, los empleados trabajaron 18 horas por jornada, seis días a la semana, “sin poder tomar descansos”. Garcetti “prácticamente ordenó” una violación de las reglas de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, alegó el comentarista.

Otro usuario anónimo discrepó con una descripción en la noticia, que hablaba de productos “Krispy Kreme en el desayuno y Subway durante el almuerzo” para los trabajadores del lugar. “Por lo general, NO desayunamos; es solo café”, escribió. “Y el almuerzo NO es de Subway, sino el mismo wrap de lechuga todos los días. Es un almuerzo gratis para el personal y los voluntarios, así que no me quejo, pero aún así... no es de Subway”.

A Penn no le hizo gracia. Envió un correo electrónico a las 8:18 p.m. del viernes a todo el personal de CORE, convirtiendo una pelea interna en una diatriba de casi 2.200 palabras, hecha a medida para filtrarse en los medios. El email llegó rápidamente a Los Angeles Times.

El correo electrónico pasa de la admiración por el heroísmo de su personal (“un mar de rostros enmascarados”) a sus propias cavilaciones de madrugada (“pienso y pienso con preocupación”) a la traición de sus empleados (“disentir en el ciberespacio es pan comido” e “inexactitudes desinformadas”).

Penn también le habló directamente a sus críticos anónimos y consideró sus comentarios como “vergonzosos”, “críticas obscenas” y una traición de proporciones épicas: “Y, para quienes sean los autores, entiendan que en cada célula de mi cuerpo hay veneno por la forma en que sus acciones se reflejan tan dañinamente en sus aliados y aliadas. Me han asesorado y me abstendré de utilizar las palabras con las que, de otro modo, elegiría describir el carácter de sus acciones”.

Penn describió los dos comentarios como “altamente visibles”, pero en medio de las 150 respuestas de los lectores, probablemente no hubieran recibido mucha atención, de no haber sido por su propio correo electrónico.

Penn cofundó CORE -originalmente llamada J/P Haitian Relief Organization- luego del terremoto de 2010 en Haití, que destruyó gran parte de la isla y mató a decenas de miles de personas. El grupo continúa trabajando en Haití y desde entonces ha brindado ayuda humanitaria después de los huracanes en Carolina del Norte, Florida, Puerto Rico y las Bahamas.

El año pasado, la organización sin fines de lucro comenzó a proporcionar pruebas de COVID-19 gratuitas en todo Estados Unidos, empezando con el sitio del Dodger Stadium, donde ahora tienen 350 miembros del personal y voluntarios. El grupo ayuda a llevar adelante 47 centros de pruebas de COVID-19 en todo el país, entre ellos en Chicago, Nueva Orleans, Carolina del Norte, Georgia y la Nación Navajo.

CORE depende de una pequeña cantidad de fondos gubernamentales y de donaciones de caridad, incluida una contribución de $30 millones de parte del fundador de Twitter, Jack Dorsey, dijo la directora ejecutiva y cofundadora de la entidad, Ann Lee, en una entrevista el año pasado. Penn no recibe un salario del grupo, según sus declaraciones de impuestos federales.

El actor, de 60 años, compartió en Twitter el 26 de enero pasado una foto del momento en que se vacunó, y agregó que se siente un “hombre afortunado”.

El artículo del New York Times relató lo que es vacunar a más de 7.000 personas al día en el estacionamiento del Dodger Stadium, uno de los centros más grandes del país, donde aguardan en fila trabajadores de la salud, ejecutivos jubilados de compañías discográficas e incluso Arnold Schwarzenegger.

Los trabajadores de CORE, algunos de los cuales son voluntarios, realizan tareas no clínicas, que incluyen dirigir el tráfico, registrar a los pacientes y coordinar con el personal de atención médica.

Uno de los trabajos consiste en transportar velozmente pequeños refrigeradores azules llenos de jeringas cargadas desde remolques a los puestos donde los pacientes son vacunados en sus autos.

Uno de esos raudos corredores era Garcetti, a quien se ve en las fotos del artículo con un chaleco de neón con el logotipo de CORE, dirigiendo el tráfico y controlando a los pacientes en un iPad. Penn, en su carta, defendió al alcalde como un “líder a todos los niveles” y un “animador en jefe”.

Uno de los comentaristas en línea escribió que el sitio tiene un contenedor de envíos que sirve como “espacio designado para que el personal sobrecargado de trabajo pueda llorar”. Si no puede entrar, escribió, “es porque el personal está llorando dentro”.

Mara Buxbaum, representante de CORE y de Penn, proporcionó estadísticas sobre el operativo, que alegan que el personal trabaja en turnos de ocho horas y que se paga por hora. En cuanto a los otros problemas planteados por los comentaristas, dijo: “El memorando interno de Penn al personal habla por sí mismo”.

Los funcionarios laborales abrieron una investigación en el sitio del Dodger Stadium el 27 de agosto, cuando todavía era un sitio de pruebas de COVID-19, según muestran los registros federales. La indagación fue motivada por una denuncia y está listada como abierta, sin violaciones confirmadas, muestran los registros.

No fue posible obtener más información de manera rápida. Los representantes de la División de Seguridad y Salud Ocupacional de California (OSHA, por sus siglas en inglés) no respondieron de inmediato las solicitudes de comentarios. Por lo general, el departamento no proporciona detalles de denuncias o investigaciones hasta que los casos se han cerrado.

“CORE cumplió con todas las solicitudes de OSHA y trabaja todos los días con nuestros socios médicos y del Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD) para garantizar una operación segura y productiva”, remarcó Buxbaum, el representante de CORE, en un comunicado.

Según una fuente familiarizada con el asunto, la denuncia cuestiona si hay adecuada sombra en el lugar para los trabajadores y si las mesas están lo suficientemente separadas para permitir la distancia física. Según la persona, quien no está autorizada para hablar de manera oficial, las cuestiones se resolvieron.

En respuesta a preguntas sobre Penn y las condiciones laborales en el Dodger Stadium, la portavoz de Garcetti, Andrea García, solo dijo que la ciudad aplicó más de 195.000 dosis, o el 97% de su suministro. El alcalde, añadió, “aprecio profundamente” la labor de los grupos que trabajan en el sitio, incluido CORE.

En su correo electrónico, Penn destacó que Garcetti no había ordenado al personal de CORE que trabajara horas excesivas. En cambio, explicó, Garcetti “dio una directiva” a los líderes del LAFD, y luego estos solicitaron mano de obra adicional de CORE, por lo cual la responsabilidad del trabajo adicional, escribió, “recae directamente bajo mis pies”.

Añadió también que la organización “hace todo lo que está a su alcance” para cumplir con las normas de seguridad en el lugar de trabajo y “las leyes básicas del sentido común”, pero que la misión de CORE puede requerir que los trabajadores “superen ese límite”. Añadió que la entidad tiene “sólidos procedimientos de denuncia y un sinfín de otras vías internas para la crítica productiva”.

En ese sentido, hizo un llamado a OSHA para que use un “entendimiento de sentido común” sobre las demandas del trabajo durante la pandemia, y dijo que las tareas de un grupo de respuesta a desastres “nunca podrá compararse con las de otros lugares de trabajo; es como mezclar peras con manzanas”.

“Cuando hay una necesidad urgente cuantificable y un suministro de vacunas no cuantificable, no debería sorprendernos tener un día en el que coincidan las multitudes con la escasez de personal”, escribió Penn.

También colmó de elogios a su personal: “Están a la altura de las circunstancias. Ustedes lo hicieron, no yo. Fueron todos ustedes, y voy a admitir algo: me hizo llorar. No con un estúpido y presumido orgullo paternal, sino simplemente con el orgullo humano de experimentar que hay personas como ustedes”.

También reflexionó sobre su trabajo humanitario del pasado y señaló que las comunidades en crisis a veces se ven destrozadas por “luchas internas de las mismas organizaciones en las que más confían”.

Penn sugirió que cualquier persona “predispuesta a una cultura de quejas” y “lloriqueo cibernético para muchos” debería considerar un enfoque alternativo en lugar de participar en una “amplia traición a todos”.

“Se llama renuncia”, escribió Penn. “Renuncien a ello por CORE. Renuncien a ello por sus colegas que no lo harán. Renuncien a ello por sus semejantes que reconocen profundamente que este es un momento particular, un momento de servicio que todos debemos encarnar, a veces hasta el punto del colapso”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio