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Donde hay una gran necesidad, los grupos de ayuda mutua alimentan a Los Ángeles

Othón Nolasco helps oversee food distributions in the Arts District.
Othón Nolasco, cofundador de No Us Without You LA, ayuda a supervisar un evento de distribución de alimentos en el Distrito de las Artes en noviembre pasado.
(Silvia Razgova / For The Times)
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Comienza con una llamada telefónica del código de área 707.

“Hola, mi nombre es Damián Díaz. Llamo en nombre de No Us Without You”.

Desde su extremo de la línea, Díaz comúnmente escucha el apresurado movimiento de alguien conmovido, como si su llamada fuera lo que esta persona había estado esperando. A veces lo pone en altavoz y puede escuchar una voz que dice: “Por favor, mijo. Ven aquí. Necesito que traduzcas”.

Como parte del proceso de inscripción para No Us Without You LA, una organización sin fines de lucro con sede en Boyle Heights que brinda alimentos y apoyo a los trabajadores de restaurantes sin estatus legal que se vieron afectados por la pandemia de COVID-19, Díaz comienza con una serie de preguntas para verificar el historial laboral: “¿Dónde trabajó? ¿Cuánto tiempo lleva sin empleo? ¿Tiene un talón de pago para demostrar que ha laborado?”.

Díaz luego hace la pregunta que, según él, generalmente se responde con una vacilación silenciosa: “¿Califica usted para algún tipo de desempleo o algún tipo de recurso del gobierno?”.

“Este es siempre un 50-50”, dijo Díaz. “¿Me van a mentir y decir que califican porque piensan que, si dicen que no, no van a calificar para nosotros, o van a tener el valor suficiente y decir, ya sabes, yo no califico para nada porque soy indocumentado?”.

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El proceso puede ser doloroso, “como sacar muelas”, explicó Díaz. Muchas de las personas con las que habla han sido desilusionadas antes por organizaciones que han hecho promesas vacías. Sin trabajo y desesperados, se arriesgan al compartir su estatus legal por teléfono con un extraño.

“A veces tengo que abrir viejas heridas para nivelar el campo de juego y que sepan que es real, que esta organización tiene buenas intenciones para ellos”, comentó Díaz. “Casi tengo que tomar descansos entre llamadas, porque me pongo muy nervioso, esa es la única forma de que se den cuenta de que esta persona [en el teléfono] es humana, que entiende mi angustia y por lo que estoy pasando. Y luego, a veces, simplemente sollozan o comienzan a llorar de alegría, como, no puedo creer que esté recibiendo esta llamada de ayuda”.

La pandemia ha cumplido lo que muchos en el espacio de justicia alimentaria temían y advirtieron cuando comenzó su camino mortal y fuera de control hace un año. Pocos se han librado de la mano dura del virus, pero las desigualdades existentes que se extienden a lo largo de Southland y más allá se han exacerbado, particularmente entre las comunidades de color desfavorecidas, las personas sin vivienda y aquellos sin estatus legal.

Pero donde ha habido una gran necesidad, los angelinos han dado un paso al frente para ayudar a alimentar a sus vecinos, algunos de los cuales han sido empujados a circunstancias desesperadas por primera vez y otros han luchado durante mucho tiempo por sobrevivir en los márgenes. Entre las brechas en los servicios de apoyo, los grupos de ayuda mutua han sido una red de seguridad crítica. Para sorpresa de nadie, estas iniciativas impulsadas por la comunidad han estado más ocupadas que nunca, organizándose para llevar alimentos, productos de higiene, y otros bienes y servicios esenciales a las poblaciones vulnerables.

“La red ha crecido mucho. Es muy sólida”, dijo Melissa Acedera, quien renunció a su empleo de tiempo completo haciendo trabajo de cumplimiento para una empresa de alimentos y bebidas en agosto, a fin de dedicarse a la justicia alimentaria y su despensa móvil de alimentos, Polo’s Pantry. “La demanda estaba aumentando, pero el apoyo y la energía para la ayuda mutua también estaban creciendo. Había un interés más alto en ello. En general, hubo muchos más recursos y otras oportunidades para desarrollarlo”.

Una de las primeras oportunidades para Polo’s Pantry fue una colaboración con la organización sin fines de lucro Eayikes, que se dedica al servicio comunitario, y Home-y Made Meals. En Los Ángeles, más de 1.000 chefs y conductores voluntarios preparan y entregan comidas a los socios de Home-y Made Meals, incluida la Red de Acción Comunitaria de Los Ángeles en Skid Row, Street Watch L.A. y Ktown for All. Desde el 26 de marzo de 2020, han preparado y distribuido 45.000 comidas, indicó Acedera.

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People pack bagged food and supplies into the back seat of a car.
La fundadora de Polo’s Pantry, Melissa Acedera, centro, recoge una donación de alimentos y suministros de Kyle Dineen, izquierda, y Ray Ricafort de la organización sin fines de lucro Eayikes en West Adams, el 7 de abril de 2020.
(Mariah Tauger / Los Angeles Times)

“Esa es solo una iniciativa impulsada por las personas”, agregó. “Ahora, es su propio movimiento”.

El trabajo de ayuda mutua no es nuevo, pero durante la pandemia, se ha vuelto más importante para la multitud de organizaciones comunicarse y colaborar para compartir y mover recursos de manera efectiva en toda la región.

“Siempre hemos estado haciendo esto. Todo el tiempo ha habido sistemas invisibles de seguridad para las personas”, explicó Acedera. “Antes, todos estábamos encerrados en Los Ángeles. Creo que eso es parte de la geografía de este espacio, porque es muy amplio y hay mucho. Hay tantos vecindarios y cada uno tiene sus propias necesidades y deseos”.

En septiembre, Acedera se asoció con Marina Vergara, una organizadora detrás de Los Angeles Community Fridges, para ayudar a los trabajadores agrícolas en Oxnard. Se conectaron con Carmen Obeso, quien inició un programa que distribuye productos básicos a compañeros campesinos llamado Campesino a Campesino. Acercándose a sus respectivas redes, Acedera pudo conseguir cientos de comidas preparadas por voluntarios de Hollywood Food Coalition y comestibles de God’s Pantry en Pomona, mientras que Vergara se acercó a la organización sin fines de lucro Food Forward, que redirigió 20 tarimas de productos a los trabajadores agrícolas.

“Realmente suena como la historia de los peces y los panes de la Biblia”, comentó Acedera sobre un evento reciente de distribución de alimentos en Oxnard, donde alrededor de 600 autos se alinearon para recibir cajas de productos frescos. “Eso es suficiente para que les dure, diría yo, dos semanas. Es increíble”.

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Antes de No Us Without You LA, Díaz y el cofundador Othón Nolasco, junto con su socio comercial Aarón Melendrez, dirigían una consultora de bares, Va’La Hospitality. Cuando se ordenó el cierre de restaurantes y bares por primera vez en marzo de 2020, el trío centró su atención en colegas y excompañeros de trabajo, algunos de los cuales no tenían estatus legal, de repente fueron despedidos y no eran elegibles para recibir beneficios de desempleo u otra asistencia alimentaria del gobierno, pero también en gran parte fueron ignorados por los esfuerzos caritativos surgidos a partir del crowdfunding en línea.

“No iba a importar ninguna cantidad de ajetreos e intentos de mantener [Va’La Hospitality] a flote”, señaló Nolasco.

Damián Diaz, left, and Othón Nolasco, cofounders of nonprofit No Us Without You LA, with the L.A. skyline in the background
Damián Díaz, izquierda, y Othón Nolasco lideran la organización sin fines de lucro No Us Without You LA. Desde que apoyaron a 30 familias con paquetes de alimentos en su primera semana de marzo de 2020, han crecido hasta atender a 1,600 familias cada semana.
(Silvia Razgova / For The Times)

Después de abastecerse de productos y comestibles con un proveedor de restaurantes mayoristas y ensamblarlos en paquetes de alimentos, No Us Without You LA pudo proveer a 30 familias al final de su primera semana de marzo de 2020. A finales de mes, el grupo estaba sirviendo a 120 familias a la semana. Ahora, un año después y con Díaz y Nolasco a la cabeza, la organización sin fines de lucro está distribuyendo alrededor de 160.000 libras de alimentos por semana a través de sus instalaciones de Boyle Heights. Con la ayuda de una flota de 30 conductores voluntarios, la organización puede realizar cuatro entregas de alimentos sin contacto cada semana y atender a 1.600 familias.

“El personal de hospitalidad indocumentado ha estado alimentando a Los Ángeles durante años”, comentó Nolasco. “Ahora es nuestro turno de alimentarlos”.

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Bicycle Meals también nació de la pandemia. Su fundador, Michael Pak, nativo de Virginia, ha hecho de Koreatown su hogar durante la última década. En ese tiempo, se convirtió en una especie de alcalde no oficial, cofundó el Koreatown Run Club y el pop-up Love Hour de smashburger; sus populares cuentas de Instagram y Twitter llevan el nombre de @koreatown. Es ese amor por su hogar adoptivo lo que lo impulsó a abordar el aumento en la falta de vivienda. Cuando sus amigos lo desafiaron a actuar, invitó a sus seguidores de Instagram a que se unieran a él con sus bicicletas para pasear por Koreatown y distribuir bolsas de comida a sus vecinos sin techo.

“Hacemos nuestro mejor esfuerzo para ayudar, pero además de eso, ¿cómo los preparamos para el éxito? Eso es algo en lo que siempre pensamos: ¿cómo regalamos a nuestros vecinos una vida mejor?”, explicó Pak, quien dirige un equipo de ciclistas los viernes. Su amigo Jacob Halpern coordina los paseos los lunes. Bicycle Meals ofrece de 140 a 200 kits de alimentos caseros por semana, con miras a más días de distribución.

“Es una cuestión de la comunidad, lo cual es realmente asombroso”, dijo Halpern. “La verdadera motivación es definitivamente ver la falta de vivienda como una injusticia, especialmente si está sucediendo en tu propio vecindario”.

Un estribillo familiar de los organizadores es que los grupos de ayuda mutua deben priorizar las necesidades de las personas a las que sirven. Si bien la equidad alimentaria es el núcleo de gran parte de su trabajo, muchos grupos han ampliado sus servicios. No Us Without You LA ha comenzado a ofrecer servicios de tutoría a los niños que se han retrasado en la escuela durante la pandemia, al mismo tiempo que utiliza sus conexiones establecidas en la industria hotelera para ayudar a los clientes con la colocación laboral.

“Saber cuál es la necesidad, sobre todo estando allí. Es suposición contra entrar realmente”, comentó Esmé Edwards, directora de operaciones de Feed the Streets L.A., que también proporciona tiendas de campaña, lonas, primeros auxilios y productos de higiene a personas que no tienen vivienda. Más recientemente, la organización sin fines de lucro ha comenzado a buscar y recolectar donaciones para las trabajadoras sexuales y está explorando asociaciones para brindar servicios de salud mental, indicó Edwards. “Eso también es muy importante. Preguntarle a la gente qué es lo que quiere, así como lo que necesita, y luego seguir adelante y presentarse”.

Hassan Galedary, left, and Esmé Edwards hand out food, clothing and toiletries on Skid Row.
Hassan Galedary, izquierda, y Esmé Edwards reparten comida, ropa y artículos de tocador en un puesto emergente de Feed the Streets L.A. en Skid Row.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)

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Si bien los grupos de ayuda mutua han sido vitales para llenar los vacíos, su alcance es limitado en un estado tan grande como California. Lejos de los centros metropolitanos, los recursos y la mano de obra para abordar las necesidades críticas son escasos. Dos iniciativas estatales pendientes pueden ayudar a reducir esas brechas.

Aproximadamente siete de cada 10 californianos elegibles reciben asistencia alimentaria federal a través de CalFresh, conocido a nivel federal como Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria o SNAP. El promedio nacional se sitúa en aproximadamente el 85% de los que son elegibles.

“Hay estados que no tienen las políticas progresistas de California, que lo hacen mejor que nosotros, y eso, creo, realmente dice que no estamos usando todas las herramientas en nuestras posibilidades”, señaló Jared Call de Nourish California, una organización sin fines de lucro con sede en Oakland y defensora de la política alimentaria en toda la entidad.

SB 107, que pasó por el Comité de Servicios Humanos del Senado estatal con el apoyo unánime de los dos partidos la semana pasada, tiene como objetivo abordar los problemas de acceso y participación entre los californianos con discapacidades y las personas de 60 años o más agilizando “lo que desafortunadamente es muy complicado y a menudo oneroso [CalFresh] proceso de inscripción”, señaló Call. Mientras tanto, SB 464, que se dirige a su primera audiencia con el comité este mes, propone abrir el acceso a CalFresh y al Programa de Asistencia Alimentaria de California financiado por el estado a todos los californianos, independientemente de su estatus migratorio.

“La justicia alimentaria es una cuestión de valores. ¿Cuáles son los nuestros como nación y estado? Creemos que nadie debería pasar hambre en California y la política pública debe establecer las condiciones para que eso se logre”, explicó Call. “[La comida] es algo de lo que producimos un excedente, especialmente en la entidad, por lo que claramente es una cuestión de priorización y distribución, así como garantizar que las personas tengan suficientes recursos para obtener alimentos, debe ser un valor fundamental del estado y del país”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí.

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