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Del KKK a los skinheads, un siglo de lucha contra el odio en el condado de Orange

Two men clash in Anaheim in 2016
Los enfrentamientos durante una protesta del Ku Klux Klan en 2016 en Anaheim dejaron a tres personas con heridas de arma blanca.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)
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El condado de Orange ha evolucionado drásticamente en las últimas décadas en formas que desafían su viejo estereotipo de bastión conservador blanco.

El condado apoyó a los candidatos demócratas en las dos últimas elecciones presidenciales. Las personas de color son la mayoría ahora, con grandes aumentos en las poblaciones latinas y asiáticas. Una “ola azul” en 2018 cambió escaños clave del Congreso de republicanos a demócratas, aunque el GOP recuperó dos de ellos en 2020.

El condado de Orange sigue siendo más republicano y conservador que California en su conjunto -apoyando a candidatos locales y nacionales que se oponen a las órdenes sanitarias COVID-19, por ejemplo-, pero está lejos del monolito de derechas del pasado.

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Además, muchos se han opuesto a las opiniones extremas de los grupos marginales, y a menudo han tenido éxito mediante el diálogo y la presión política y policial.

“Hay dos tipos de republicanos: los que gobiernan y entienden que están en el gobierno para hacer cosas, y los que quieren tirar todo por los aires”, dijo Keith Curry, republicano y ex alcalde de Newport Beach. “Es absolutamente un error asociarse con estos extremistas radicales de cara al futuro. Si te suscribes a esas estupideces, te van a seguir como el hedor el resto de tu vida”.

Las escuelas públicas llevan a cabo programas conjuntos con la Liga Antidifamación para llegar tanto a los estudiantes como al profesorado, dijo el director regional de la ADL, Peter Levi, que es rabino. Señaló que la formación de criterios anti-prejuicios, es el núcleo de ese trabajo, abordando las actitudes antes de que den lugar a confrontaciones.

Levi dijo que también existe un esfuerzo concertado dentro de la comunidad interreligiosa para combatir el racismo y los prejuicios, que incluye a musulmanes, cristianos y otras religiones. “Después del 11 de septiembre, hubo un impulso generalizado para encontrar un terreno común”, manifestó.

Sin embargo, la extrema derecha sigue siendo una fuerza. Y se basa en una larga historia de extremismo.

Miembros del Ku Klux Klan en Anaheim en 1915.
(Anaheim Public Library)

He aquí un resumen:
En el resurgimiento del Ku Klux Klan en la década de 1920, floreció el movimiento nacionalista blanco.

Los miembros del Ku Klux Klan fueron una vez la fuerza política dominante en Anaheim, ocupando cuatro de los cinco escaños del Consejo Municipal antes de que un esfuerzo de destitución llevara a cabo su remoción en 1924.

En el punto álgido del poder del grupo en el condado de Orange, casi 300 miembros del Klan vivían en Anaheim y patrullaban las calles de la ciudad con túnicas y máscaras. Una vez, una gran concentración del KKK atrajo a 20.000 personas a la ciudad. Las patrullas del KKK detuvieron e interrogaron a los ciudadanos, y en otra ocasión quemaron una gran cruz frente a la iglesia católica romana de San Bonifacio.

Los residentes anti-Klan habían formado un grupo llamado USA Club -por “Unison, Service, Americanism”- y apoyaron a una lista de candidatos exitosos en las primarias estatales de 1924. Se necesitaron varios años, pero esas fuerzas finalmente expulsaron al KKK del poder en la ciudad.

Anaheim es ahora de mayoría latina y ya no es un semillero de políticas extremistas. Pero en 2016, hubo un eco alarmante de ese feo pasado. Un mitin del Ku Klux Klan en Anaheim se volvió violento ese año, dejando tres personas con heridas de arma blanca y varios arrestos.

Restricciones a las minorías

El historiador social James Loewen describió todo el condado como una “ciudad del ocaso” en la que se esperaba que los negros y otras minorías se marcharan antes del anochecer hasta bien entrado el siglo, señalando que la mayoría de las comunidades del condado de Orange “se establecieron solo para blancos”. Estas acciones restrictivas que impedían la reventa de viviendas a las minorías eran habituales en todo el país.

El sociólogo de la Universidad de Chapman, Peter Simi, dijo que un nativo americano le recordaba la necesidad, cuando era niño en Tustin, de mantenerse alejado de los lugares públicos al caer la noche. A pesar del gran crecimiento de la población asiática y latina, la Oficina del Censo de Estados Unidos estimó en 2019 que apenas algo más del 2% de los residentes del condado de Orange son negros.

La extrema derecha de la posguerra

Durante la Guerra Fría en las décadas de 1950 y 1960, la acumulación de armas y la carrera al espacio contra Rusia atrajeron a un gran número de trabajadores, en su mayoría blancos, a las empresas de defensa y aeroespaciales con sede en el condado de Orange. Esta nueva población apoyaba tanto a la Sociedad John Birch y sus conspiraciones sobre las amenazas comunistas que a veces se atribuye erróneamente al condado de Orange como la cuna de la organización.

El agricultor Walter Knott convirtió su puesto de productos en un parque de temática patriota, que incluía una réplica del Independence Hall. Patrocinó una gran escuela anticomunista y una biblioteca dedicada a la amenaza comunista. En 1966 se aconsejó al director del FBI, J. Edgar Hoover, que se mantuviera alejado de Knott, quien invitó a Hoover al condado de Orange para recibir un premio. Los memorandos confidenciales del personal describían a Knott como “un anticomunista militante que apoyaba a varias organizaciones de la derecha en California”. Entre los enemigos percibidos por Knott estaba la Unión Americana de Libertades Civiles.

Las iglesias cristianas conservadoras promovían puntos de vista anticomunistas, así como abiertamente antisemitas, y acogían a oradores políticos de derechas, según la historiadora de Harvard Lisa McGirr en su libro “Suburban Warriors”.

El condado de Orange fue una fuerza impulsora de la retórica anticomunista y a menudo racista que había surgido de la campaña presidencial de Barry Goldwater en 1964.

McGirr y otros historiadores atribuyen a su apoyo en el sur de California -incluida una campaña de voluntarios apodada “Operación Q”- el éxito de Goldwater al clasificarse para las primarias de California y vencer después al aspirante republicano del ‘establishment’ o sistema, Nelson Rockefeller. Después de ganar la nominación del Partido Republicano, Goldwater acabó perdiendo la presidencia en las elecciones nacionales más desequilibradas de la historia de EE.UU, pero sus seguidores militantes “de derechas” tomaron el control de la Asamblea Republicana de California y del programa del partido.

Promovieron puntos de vista conservadores no solo en política, sino también en moralidad y cambio social. Se presentaban como portadores de la antorcha de los Padres Fundadores, no muy lejos de los partidarios de Trump que se autodenominan “Patriotas” y comparan sus esfuerzos por mantener al expresidente en el cargo con la Revolución Americana.

Unos años más tarde, uno de los admiradores de Goldwater, Ronald Reagan, fue elegido gobernador de California, y llegó a la presidencia en 1981.

El condado de Orange también produjo a Richard Nixon, que al principio trató de desalojar a los Birchers del GOP estatal, pero finalmente hizo campaña por Goldwater y más tarde adoptó sus temas sociales conservadores para ganar la presidencia en 1968, lo que llevó la Casa Blanca del Oeste a San Clemente.

Barry Goldwater in 1964
El condado de Orange fue una fuerza impulsora de la retórica anticomunista y a menudo racista que surgió de la campaña presidencial de Barry Goldwater en 1964.
(Associated Press)

En las décadas de 1980 y 1990, los skinheads se convirtieron en un problema en Huntington Beach y más allá.

Hubo una serie de ataques a residentes negros, latinos y asiáticos que provocaron alarma e indignación. En un caso notorio, un hombre negro, Vernon Windell Flournoy, fue asesinado fuera de un restaurante McDonald’s en Huntington Beach. El skinhead acusado del homicidio también fue inculpado de intentar matar a dos hombres latinos.

Aunque la ADL clasificó a California como el estado con mayor concentración de skinhead del país, la ciudad costera parecía ser el epicentro. El Times escribió en 1993: “Desde mediados de la década de 1980, Huntington Beach, famosa por su escena de surf, también ha sido una especie de imán para los skinheads. Su muelle y el centro de la ciudad han sido puntos de encuentro para jóvenes cuyas cabezas afeitadas, tatuajes de esvásticas, botas con punta de acero y filosofía racista los marcan como ‘skins’”.

En 1993, el FBI identificó públicamente a los skinheads como parte de una supuesta conspiración de la supremacía blanca para atacar a los afroamericanos de Los Ángeles y desencadenar una guerra racial.

La violencia hizo que los funcionarios de la ciudad tomaran medidas, creando un Grupo de Trabajo de Relaciones Humanas para promover y celebrar la diversidad cultural. El condado también inició “días de diálogo” marcados por debates francos sobre la diversidad y los prejuicios.

Movimiento Rise Above

Dos décadas más tarde, se fundó en el condado de Orange el Movimiento Rise Above, que atrajo a decenas de miembros del grupo supremacista blanco. Se entrenaron para el combate cuerpo a cuerpo para oponerse a los contramanifestantes que aparecían en los mítines y las protestas de la derecha. Cuatro miembros se declararon culpables de cargos federales por la manifestación de Unite the Right de 2017 en Charlottesville, Va. Otros tres miembros esperan ser juzgados por cargos federales por su presunto papel violento en concentraciones conservadoras desde Berkeley hasta Huntington Beach.

Los extremistas ultraconservadores han resurgido en manifestaciones locales antidisturbios y políticas, desde Yorba Linda hasta Huntington Beach.

Líderes cívicos y políticos han tratado de abordar las heridas del extremismo, desde la Liga Antidifamación hasta la oficina del fiscal del condado de Orange. Las escuelas adoptaron el programa “No Place for Hate” de la ADL. En 2014, Cal State Fullerton abrió un centro de recursos para la diversidad.

En 2018, rechazando las renovadas críticas de que su comunidad era de nuevo un refugio para los supremacistas blancos, un frustrado alcalde de Huntington Beach preguntó a su periódico local: “¿Cómo se sacude una comunidad de un mito?”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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