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¿Sobrevivirá? La impresionante odisea en California de OR-93, un lobo con una misión importante

A wolf lays on a bed of pine needles
Este lobo, conocido como OR-93, ha viajado más al sur de California que cualquier otro con collar.
(Austin Smith / Confederated Tribes of Warm Springs)
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Es una odisea en California que ha cautivado, tanto a los que aman, como a los que odian a los lobos.

En lo que parece ser una búsqueda épica de territorio y compañeras, un lobo gris de Oregón se ha aventurado cientos de millas en California, más lejos que cualquier otro en los tiempos modernos. En poco menos de dos meses, el joven macho conocido como OR-93 ha desperdigado un rastro con aroma más allá de los lechos de lava del norte de California, sobre la Sierra Nevada y las afueras del Parque Nacional Yosemite. Esta semana, OR-93 estuvo en un área agrícola cerca de Fresno.

Su largo viaje ha trastornado todos los supuestos científicos sobre los patrones de dispersión de los lobos, incluidas las proyecciones modeladas por computadora. Algunos conservacionistas dicen que esperan que la llegada del lobo presagie un resurgimiento de la especie en California. Al mismo tiempo, sin embargo, reconocen que a medida que OR-93 avanza hacia el sur, hacia la civilización, su viaje se vuelve cada vez más peligroso.

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Recientemente, un collar de rastreo por GPS en el lobo de casi 2 años reveló que había cruzado la autopista 99, una de las carreteras más transitadas y peligrosas del centro de California.

Pero terminar atropellado no es la única amenaza que enfrenta. Ahora que OR-93 ha entrado en el fértil Valle Central, las probabilidades de que lo maten mientras busca presas en los ranchos son mayores.

“La prioridad de nuestros miembros es proteger a sus animales y rebaños”, comentó Kirk Wilbur, vicepresidente de asuntos gubernamentales de la Asociación de Ganaderos de California. “Entonces, están muy preocupados por los lobos que matan a su ganado”.

En este punto, el destino de OR-93 es una incógnita. Muchos lobos se han trasladado de Oregón a California en el pasado, pero rara vez se aventuran lejos y, a menudo, vuelven a cruzar la frontera.

“No sabemos a dónde irá este lobo”, señaló Jordan Traverso, portavoz del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California. “Pero seguirá viajando hasta que encuentre lo que está buscando o aborte su misión”.

Los defensores del lobo no podrían estar más felices. El animal, que puso la pata por primera vez en California el 30 de enero, ha atravesado más de 500 millas de terreno, incluida la cordillera alta, fría y empinada de Sierra Nevada. A lo largo de su viaje, OR-93 ha dejado un rastro de olor para que lo sigan otros lobos, y presumiblemente se ha alimentado de roedores y quizá de su comida favorita: los grandes mamíferos con pezuñas.

Es este apetito por ungulados como ciervos, bisontes y alces lo que más preocupa a los ganaderos del Valle Central, quienes consideran la presencia de OR-93 como un tema candente de vida silvestre. Poco después de su entrada en el estado, la Asociación de Ganaderos de California comenzó a notificar a los ganaderos de su traslado.

“Eso es porque no hay una base de presa natural para los lobos en el área de Fresno, no hay poblaciones de ciervos y alces lo suficientemente grandes como para sostenerlos”, dijo Wilbur. “Como resultado, la llegada de OR-93 no es más que una mala noticia y una amenaza real para el ganado en la zona”.

Sin embargo, para algunos conservacionistas, la llegada del lobo indica una nueva fuerza depredadora que puede ser la clave para reparar las tierras silvestres desequilibradas, haciéndolas más estables y diversas.

“Me despierto cada mañana pensando, ‘bienvenido a California, OR-93’”, dijo Beth Pratt-Bergstrom, directora ejecutiva regional de la Federación Nacional de Vida Silvestre sin fines de lucro.

“En lo más alto de mi lista de deseos sobre encuentros con la verdadera naturaleza en California, en estos días”, explicó, “está poder grabar un aullido de lobo o fotografiar huellas de este animal”.

Pero la exploración sin precedentes del carnívoro también ha aumentado la probabilidad de que se meta en problemas en carreteras, suburbios o ranchos donde podría ser confundido con un coyote inusualmente grande y, por lo tanto, ser atrapado o matado, dijeron las autoridades.

En California, el lobo gris está catalogado como una especie en peligro de extinción y no se puede matar a menos que sea en defensa de la vida humana. Cualquiera que crea que ha visto uno de estos animales en el estado puede informarlo al Departamento de Pesca y Vida Silvestre.

Biólogos equiparon a OR-93 con un collar de rastreo GPS en junio pasado, cerca de donde nació, al sur del monte Hood en el oeste de Oregón. Dejó la manada y se dirigió al sur, viajando rápidamente a través de Modoc, Lassen, Plumas, Sierra, Nevada, Placer, El Dorado, Amador, Calaveras, Mono, Tuolumne, Mariposa, Merced, Madera y ahora Fresno.

“El collar GPS nos da algunos datos sobre su ubicación cada día”, señaló Michelle Dennehy, portavoz del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregón. “Compartimos toda esa información con las autoridades de vida silvestre de California”.

En California, las autoridades de vida silvestre se han mostrado reacias a revelar detalles sobre los desplazamientos más recientes del lobo, por temor a que sea más fácil para los cazadores rastrearlo y matarlo.

Entre los que siguen la pista del paradero del lobo se encuentra Amaroq Weiss, portavoz del Centro para la Diversidad Biológica. “Incluso si OR-93 no encuentra pareja este año”, señaló, “esperamos que se quede porque puede agregar diversidad genética a nuestra pequeña población de lobos en California”.

En la actualidad, menos de una docena de estos animales viven en la entidad. Aquí se incluyen la manada de Lassen, que consta de cinco lobos, una nueva pareja detectada en Siskiyou el año pasado y OR-93.

Antes de que fueran vencidos por campañas de veneno y trampas respaldadas por el gobierno en los siglos XIX y XX, los lobos prosperaron en casi todas las regiones de América del Norte.

Alguna vez se contaban por millones, pero solo quedan unos 6.000 lobos en los 48 estados contiguos y hasta 12,000 en Alaska, donde se les caza legalmente.

Los lobos grises fueron eliminados de la lista federal de especies en peligro de extinción hace un año después de que el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos determinara que la población general era “estable y saludable en todo su rango actual”.

A principios de este año, los cazadores en Wisconsin mataron aproximadamente 216 lobos en menos de tres días, superando la cuota del estado durante lo que se suponía que había sido una cacería de una semana.

Kitty Block, directora ejecutiva de la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos, condenó lo que ella llamó “una matanza de lobos sin límites” y sugirió que ofrecía “una visión terrible de lo que les espera a estos queridos carnívoros nativos americanos a menos que la administración Biden actúe rápidamente para restaurar sus protecciones federales”.

La especie solo está comenzando a recuperarse en áreas como Oregón, Washington y California, donde las autoridades estatales de vida silvestre están colaborando con los ganaderos para reducir los conflictos entre lobos, ganado y ovejas.

“Los lobos son una nueva amenaza potencial para los productores de ganado de California que ya están preocupados por los coyotes y los pumas”, señaló Traverso. “Pero no tenemos muchos ganaderos en este estado que quieran salir y matar un lobo”.

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