Anuncio

En L.A., los adolescentes no vacunados tienen más probabilidades de dar positivo por coronavirus que los adultos no inmunizados

A masked worker fills a syringe with COVID-19 vaccine
June Paulo Allida llena una jeringa con la vacuna contra el COVID-19 en una clínica de skid row, el 4 de agosto.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

La tendencia ilustra cómo un grupo con menos probabilidades de haber sido vacunado en el condado más poblado del país está desempeñando un papel destacado en la transmisión continuada de la variante altamente contagiosa del Delta.

Share

Los adolescentes no vacunados mostraron más probabilidades de dar positivo por coronavirus que los adultos no inmunizados en el condado de Los Ángeles, informaron las autoridades.

La tendencia ilustra cómo el grupo con menos vacunación en el condado más poblado del país está desempeñando un papel enorme en la transmisión continua de la variante Delta, altamente contagiosa.

“Las tasas de casos más altas se produjeron entre los adolescentes no vacunados, que tienen ocho veces más probabilidades que sus pares vacunados de dar positivo en la prueba del COVID y son importantes impulsores de la transmisión en nuestras comunidades”, señaló la directora de salud pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, en una sesión informativa reciente.

Anuncio

Anteriormente, los funcionarios de salud habían notado que eran los adultos más jóvenes quienes mostraban más probabilidades de contraer el coronavirus. Pero estas aumentaron a medida que se reanudan las reuniones sociales y actividades extracurriculares para adolescentes. Los jóvenes no vacunados del condado de Los Ángeles de 12 a 17 años tienen una tasa mensual de casos un 32% peor que la de los residentes menores de 50 años y no inmunizados, según los datos recopilados entre el 16 de septiembre y el 15 de octubre pasados.

No es coincidencia que sean los jóvenes del condado de Los Ángeles los que tienen menos probabilidades de estar vacunados. Si bien el 80% de los residentes elegibles para la vacunación se aplicaron al menos una inyección, solo el 70% de la franja entre 12 y 15 años lo ha hecho, al igual que el 76% de la porción etaria de 16 a 17. En comparación, el 98% de los los residentes de 65 a 79 años cuenta con al menos una inyección.

Aunque todos los residentes en edad de preparatoria son elegibles para la vacuna desde mayo, la proporción relativamente alta de adolescentes no inoculados está contribuyendo a los brotes informados en las escuelas del condado de Los Ángeles. De casi 1.000 casos de coronavirus relacionados con brotes en escuelas de nivel K-12 desde agosto, alrededor de la mitad se vincularon con deportes juveniles, y todos menos uno de los 21 brotes vinculados con tales actividades se produjeron entre estudiantes de preparatoria. “Los brotes entre equipos deportivos juveniles y de preparatoria resultan en mucha más transmisión”, enfatizó Ferrer.

Las tasas relativamente altas de casos de coronavirus entre los adolescentes son solo una razón más para vacunarlos a ellos y a otros niños cuando sean elegibles, consideró el Dr. George Rutherford, epidemiólogo y experto en enfermedades infecciosas de la UC San Francisco. Las tasas de transmisión del coronavirus en gran parte de California siguen siendo “sustanciales” o “altas”, las dos peores categorías en la escala -de cuatro niveles- de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC). “Las posibilidades de infectarse son reales”, agregó Rutherford, quien también es un pediatra certificado por la junta. “Y eso se debe a que no todo el mundo está vacunado”.

Esto es cierto incluso en los condados con tasas de inmunización más alta de California. En el Área de la Bahía de San Francisco, más del 20% de las personas de todas las edades no están completamente vacunadas; en los condados de L.A. y Orange, más del 30% no lo están, y “eso es suficiente para mantener la transmisión”, señaló el médico. “Esta no es una enfermedad que uno puede permitirse tener una vez, en la niñez o en la edad adulta. Simplemente no es bueno tenerla, y punto”, remarcó Rutherford. “Mientras esta epidemia siga en su apogeo, debe proteger a sus hijos lo mejor que se pueda. Y la vacunación es una forma muy importante de hacerlo”.

Según los CDC, 791 personas menores de 18 años han muerto por COVID-19 en todo el país y más de 5.4 millones dieron positivo por el coronavirus. La Academia Estadounidense de Pediatría dice que al menos 24.000 niños fueron hospitalizados por COVID-19 desde el inicio de la pandemia en 24 estados y la ciudad de Nueva York, que publican datos sobre pacientes internados por grupo de edad.

Hay un efecto secundario significativo después de la vacunación que los funcionarios monitorean con atención: miocarditis, una inflamación del corazón.

Ha habido casos raros de la afección después de la inmunización, especialmente entre varones de 12 a 17 años. Un ensayo clínico que involucró a unos pocos miles de niños de 5 a 11 años no encontró informes de miocarditis entre quienes se aplicaron la vacuna Pfizer, pero debido a que el ensayo fue relativamente pequeño, se necesitará más monitoreo para determinar si la condición terminará emergiendo a medida que la vacuna se distribuya de manera más amplia.

Los datos disponibles muestran que contraer miocarditis por la vacuna es mucho menos probable que contraerla por COVID-19, destacó Rutherford.

Rutherford también citó datos que muestran que entre los menores de 16 años que tuvieron contacto con hospitales desde marzo de 2020 hasta enero de 2021, quienes padecían COVID-19 tenían 36.8 veces más probabilidades de sufrir miocarditis que quienes no.

Según los CDC, hasta el 20 de octubre las agencias federales habían confirmado 963 reportes de miocarditis entre personas vacunadas de 30 años o menores, más comúnmente entre quienes recibieron la vacuna Pfizer o Moderna, particularmente en hombres. Esos números bajos indican que la condición posvacunación es poco común, y otros datos sugieren que, incluso si ocurre, parece ser mucho más benigna que otras formas de miocarditis, explicó Rutherford, y desaparece rápidamente con reposo. La duración media de la hospitalización es de seis días para casos de COVID-19 y de un día para la miocarditis relacionada con la vacuna, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA).

“La miocarditis asociada a la vacuna es menos grave y los pacientes se recuperan rápidamente, sin intervención. Entonces, sí, creo que el cálculo está muy, muy a favor de la vacunación, y lo recomiendo encarecidamente”, expresó el médico.

De seis escenarios considerados por la FDA que sopesaron posibles beneficios y riesgos de la vacuna para las niños de 5 a 11 años, cinco mostraron claramente que las vacunas resultan en el beneficio de que más niños eviten la hospitalización por COVID-19 de los que podrían contraer miocarditis posvacunación.

El éxito de la vacunación depende de los sistemas de salud y de las cadenas de suministro en las naciones menos atendidas del mundo.

Sep. 26, 2021

El único escenario que fue discutible involucró una proyección de que las hospitalizaciones por COVID-19 caerían a niveles muy bajos, solo el 10% de lo que se informó a mediados de septiembre. En esa consideración, el modelo encontró que las vacunas causarían más casos de miocarditis relacionada con la vacuna que evitarían el ser internado por COVID-19.

Sin embargo, incluso así, cuando se toma en cuenta cómo la hospitalización por COVID-19 en niños causa una enfermedad mucho más grave que la miocarditis relacionada con la vacuna, “los beneficios generales de la inmunización pueden superar los riesgos”, le dijo Hong Yang, asesor principal de riesgos-beneficios para la FDA, a un comité asesor de la agencia.

Rutherford indicó que las suposiciones en ese escenario, de que las hospitalizaciones caerían a un nivel muy bajo, tienen pocas posibilidades de materializarse en un futuro cercano. “Me parece algo ridículo”, manifestó.

Para los escenarios que considera más plausibles, “el riesgo de miocarditis por una infección adquirida naturalmente es mayor que el riesgo poco común de la vacuna”.

Los niños que se infectan con coronavirus también tienen un riesgo poco frecuente de desarrollar una afección grave que generalmente requiera hospitalización. De los menores que son internados por el síndrome inflamatorio multisistémico infantil, o MIS-C, una afección poco común relacionada con el COVID, los datos preliminares sugieren que entre el 8% y el 9% son diagnosticados de miocarditis.

A nivel nacional, hubo 5.217 informes de MIS-C, 46 de los cuales resultaron en decesos. En California, se reportaron 677 casos de MIS-C, seis de los cuales derivaron en muertes. Entre el 60% y el 70% de los pacientes con MIS-C requieren cuidados intensivos.

Algunos expertos se mostraron esperanzados de que la dosis más baja para los niños pequeños, a quienes se les administrará un tercio de la vacuna que reciben los mayores de 12 años, reduzca la posibilidad de efectos secundarios como la miocarditis posvacunación.

La FDA y los CDC afirman que es posible combinar las vacunas COVID-19 y las vacunas de refuerzo, y en algunos casos es preferible hacerlo.

Oct. 26, 2021

La Dra. Regina Chinsio-Kwong, funcionaria adjunta de salud del condado de Orange, coincidió en que la miocarditis posterior a la vacunación, cuando ocurre, generalmente produce síntomas menores, que duran solo un par de días y pueden tratarse con Motrin.

Chinsio-Kwong teme mucho más las consecuencias para la salud a largo plazo si los pequeños no vacunados contraen COVID-19. “Mi preocupación es que habría un impacto más severo en su corazón y su sistema cardiovascular, que tendría consecuencias a más largo plazo”, explicó.

Son ese tipo de preocupaciones las que la llevaron a inmunizar a uno de sus hijos tan pronto como fue elegible para la vacuna Pfizer, y por lo que está ansiosa de hacerlo con su segundo hijo, de menor edad. “Lo último que quiero es que cualquiera de ellos tenga COVID”, remarcó Chinsio-Kwong. “Cuando escuchas a los pediatras sobre el síndrome inflamatorio multisistémico que puede ocurrir meses después de la exposición al COVID, me da mucho miedo. Queremos siempre todo lo mejor para nuestros niños”.

Según Chinsio-Kwong, existe la preocupación de que algunos menores que han sobrevivido al COVID-19 tengan tasas más altas de depresión o ansiedad, dificultad para concentrarse en la escuela o dolores de cabeza a largo plazo. “Obviamente, hay muchas otras consecuencias que pueden ocurrir más allá de la propia infección por COVID. Y realmente no sabemos cuánto tiempo afectará a ese pequeño, si llega hasta la edad adulta”, destacó.

La enfermedad que dura un mes o más después de una infección por coronavirus, conocida como COVID prolongado, puede ocurrir en niños. Un estudio publicado recientemente en la revista Lancet Child and Adolescent Health remarcó que entre más de 1.700 menores británicos de cinco a 17 años con COVID sintomático, el 4.4% tuvo síntomas que persistieron durante 28 días o más y el 1.8% que permanecieron durante al menos 56 días. Los síntomas habituales del COVID prolongados incluyen dolor de cabeza y fatiga.

Los residentes negros y latinos que no están vacunados tienen la tasa más alta de COVID-19 en el condado de Los Ángeles. Los blancos no inoculados tienen las tasas de mortalidad más altas.

Oct. 12, 2021

Las vacunas reducen la probabilidad no solo de contraer COVID-19, sino también de sufrir COVID prolongado, afirmó recientemente el Dr. Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de EE.UU. Fauci citó un estudio publicado en la revista Lancet Infectious Diseases, según el cual las personas completamente vacunadas tienen la mitad de probabilidades de reportar síntomas prolongados de la enfermedad que aquellos que no se han inmunizado.

Según el Dr. Robert Wachter, presidente del Departamento de Medicina de UC San Francisco, permitir que una población de niños permanezca sin vacunar solo aumenta la probabilidad de propagación del coronavirus en curso. No podemos contar con la desaparición del COVID-19 en el corto plazo, señala el experto, y es probable que entremos en un estado de niveles de infección relativamente estables y bastante altos. “Simplemente, hay demasiadas personas que no se han vacunado, muchas regiones donde las precauciones han sido descartadas, y además se pierde la inmunidad tanto de la inoculación como de la infección natural; todo esto hace que dar por sentada la desaparición del COVID sea una tontería”, escribió Wachter en un correo electrónico. “Esto estará entre nosotros, por lo cual la justificación para la vacunación infantil sigue siendo sólida”.

Shane Crotty, profesor del Instituto de Inmunología de La Jolla, dijo en un tuit que si tuviera hijos de cinco a 11 años, les daría la vacuna Pfizer tan pronto como fueran elegibles. También remarcó que la miocarditis asociada con la vacunación es transitoria y leve, que la mayoría de los pacientes hospitalizados permanecen en observación y no requieren de tratamiento. “Entonces, no es muy preocupante, en comparación con la miocarditis por infección viral, que puede tener graves consecuencias a largo plazo”, agregó.

Mientras tanto, la Dra. Seira Kurian, funcionaria regional de salud interina del Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, señaló que es importante que los niños que superaron una infección por coronavirus se vacunen. “Según lo que sabemos hasta ahora, la inmunidad que recibimos de la infección natural puede no ser tan estable como la inmunidad que recibimos de la vacuna”, remarcó. “La inmunidad de la vacunación brinda una protección mucho más sólida y consistente que la inmunidad natural por sí sola”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio