Anuncio

Columna: ¿Todavía tiene preguntas sobre las vacunas contra el COVID-19? Este enfermero tiene respuestas

Boaz Hepner is a nurse at Providence Saint John's Health Center.
Fotografía. Boaz Hepner, enfermero del Providence Saint John’s Health Center, se ha encargado de educar a sus amigos, compañeros de trabajo, pacientes y la comunidad sobre las vacunas, a medida que aumentan los casos positivos de COVID-19.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)

El enfermero de Los Ángeles Boaz Hepner asesora a colegas, pacientes y vecinos sobre los riesgos y beneficios de las vacunas.

Share

Supongamos que no tiene certeza de que sea seguro para sus hijos vacunarse contra el COVID-19 o para usted, subir a un avión.

Él puede ayudarlo a tomar una decisión informada.

Supongamos que conoce a alguien que tuvo un efecto secundario aterrador, por lo que todavía no está listo para ser inoculado.

Él puede decirle los pros y contras sobre riesgos y beneficios.

Supongamos que se pregunta si necesita un refuerzo, dado que la variante Ómicron parece ser menos letal que otras.

Anuncio

Él es el indicado.

Boaz Hepner, un enfermero certificado, no se propuso ser un centro de intercambio de información individual sobre el coronavirus y las vacunas desarrolladas para combatirlo. Pero a medida que su aprendizaje fue mayor, compartió más y su audiencia creció. Ahora ha asesorado a vecinos, familiares, amigos y colegas en Providence Saint John’s Health Center en Santa Mónica.

“Cuando comenzó la pandemia, trabajaba en el hospital con pacientes de COVID y todos estaban asustados”, comentó Hepner, quien decidió aprovechar su acceso a expertos y su papel como colaborador del Jewish Journal.

Lakshmy Menon, especialista en prevención de contagios en Saint John’s y ex científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), se convirtió en una de las fuentes de referencia de Hepner en las primeras etapas de la pandemia. Fue el tema de un artículo que escribió para el Jewish Journal en marzo de 2020.

“Realmente ha llenado un vacío”, señaló Menon, quien me comentó que varios profesionales en cualquier hospital pueden responder preguntas sobre COVID-19 y las vacunas, pero no necesariamente son fácilmente accesibles para todos. “Fue una gran bendición para Boaz interesarse y reunir todo el conocimiento y educar a sus compañeros. Por la fuerza de su personalidad, sus colegas confían en él y los pacientes también”.

Otra colega a quien Hepner llenó de preguntas fue la doctora Ellie Goldstein, especialista en enfermedades infecciosas en Saint John’s.

“Es un muy buen enfermero y se hizo cargo de esta tarea adicional para tratar de elevar el nivel de conciencia y comprensión”, comentó Goldstein. El objetivo de Hepner, agregó, es “combatir la desinformación que pueda tener la gente. Realmente, creo que su fuerza es abordar las preguntas de las personas y sus miedos”.

A nadie que conozca a Hepner le sorprende lo comprometido que está con su última misión, y cuando me enteré de su trabajo como educador sobre las vacunas, yo tampoco. Escribí sobre él en 2010, cuando se enfrentó al Ayuntamiento y organizó a su comunidad en una batalla implacable de un año para conseguir más botes de basura en su vecindario de Pico-Robertson.

“¡Dios mío, es el héroe de la ciudad!”, exclamó un comerciante cuando entré en una tienda con Hepner después de que los botes de basura estuvieran en su lugar. “¿Sabes que las calles están más limpias gracias a él?”.

Hepner ha asumido ahora una causa más importante y no es exagerado decir que mucha gente está mejor informada gracias a él. Señala que adopta un enfoque apolítico con los pacientes, lectores, amigos y colegas que le hacen preguntas. Según su recuento, la mayoría de las personas que dudan de los antígenos, a quienes asesoró, decidieron recibir una inyección después de escucharlo, incluido el personal médico.

Hanna Yemanebirhan, enfermera colega de Hepner, me dijo que sobrevivió a las primeras grandes oleadas de pacientes con COVID-19 sin enfermarse y que no veía la necesidad de vacunarse. Ella cambió de opinión después de hablar con Hepner.

“Realmente me hizo pensar más en eso”, subrayó Yemanebirhan, quien me comentó que nadie más se había tomado tanto tiempo para ayudarla a analizar los beneficios y riesgos del antígeno. “Confío en Boaz. Es una persona muy abierta y cariñosa”.

Jason Rosenbaum, un viejo amigo de Hepner, está vacunado, pero estaba preocupado por recibir un refuerzo y llevar a su hija de 5 años para su primera inyección. Ambos dieron positivo por el virus el año pasado, y Rosenbaum tenía dudas sobre si necesitaba un refuerzo, así como si aún había suficientes datos para sugerir que las vacunas son seguras para los niños pequeños.

“Boaz estuvo ahí para mí”, explicó Rosenbaum. “Probablemente lo volví loco con todas mis preguntas y asistí a uno de sus seminarios web. En las cosas que le apasionan a Boaz, él se entrega por completo”.

Rosenbaum mencionó que decidió recibir las inyecciones después de determinar, gracias en parte a la investigación de Hepner, que los riesgos de los efectos secundarios agudos eran mínimos y que los peligros de contraer COVID-19 eran mucho mayores.

“Es mejor seguir su apuesta por la vacuna”, expresó Rosenbaum.

El doctor Ronald A. Nagel, pediatra del Centro Médico Cedars-Sinai, detalló que no necesariamente aprendió nada nuevo de Hepner, quien ha compartido su investigación de manera virtual y en persona, con seminarios que duran hasta dos horas o más. (Una de las presentaciones de Hepner se puede encontrar en YouTube).

“Pero Boaz lo recopiló todo” de una manera tan convincente, indicó Nagel, que se ha basado en la presentación de Hepner para responder a las preguntas de los padres que dudan de los antígenos.

“Utilizo bastante de la información que tenía”, señaló Nagel, particularmente cuando le preguntaron cómo las vacunas que se desarrollaron tan rápidamente pueden ser seguras.

Nagel agregó que Hepner explicó que las vacunas de ARNm desarrolladas por Pfizer y Moderna utilizan la ciencia que ha sido investigada para varios usos desde hace muchos años. Aunque normalmente se necesitan bastantes años para desarrollar antígenos, explicó Nagel, durante la pandemia, las compañías farmacéuticas tuvieron la ventaja del llamado del entonces presidente Trump para actuar con rapidez, con amplios fondos, muchos científicos uniéndose a la causa, miles de participantes dispuestos a los ensayos y sin escasez de virus para probar las inoculaciones.

Todavía no sabemos todo lo que hay que saber sobre el virus o los antígenos, señaló Nagel.

“Pero estoy más nervioso por la enfermedad que por la vacuna”, enfatizó. “Este padecimiento me causa temor”.

Hepner me comentó que su hija de 3 años y medio participa en una prueba de antígenos y que él es el asesor de COVID-19 de su preescolar, donde los estudiantes utilizan cubrebocas y donde los padres, así como el personal, están vacunados. Agregó que ha comido en restaurantes, pero solo al aire libre. Ha ido al cine, pero ha tenido puesta una mascarilla todo el tiempo y no ha subido a un avión.

Boaz Hepner didn’t set out to be a one-man clearinghouse of information on the coronavirus.
Boaz Hepner no se propuso ser un centro de intercambio de información individual sobre el coronavirus y las vacunas desarrolladas para combatirlo. Pero a medida que su aprendizaje fue mayor, compartió más y su audiencia creció.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)

“Lo haría, pero usaría un cubrebocas N95 y no me lo quitaría para comer”, señaló Hepner.

Recientemente, una paciente no vacunada y su esposo le preguntaron por qué deberían molestarse en inocularse si hay tantas infecciones de irrupción, particularmente con la variante Ómicron que ahora está afectando a los hospitales de todo el país. Hepner no sabe si finalmente se la aplicaron.

Pero les respondió que, si bien los primeros indicios son que la variante es menos letal y tiene síntomas menos graves, no siempre es así. Es más contagioso, detalló, lo que significa que una mayor cantidad de personas estarán expuestas a posibles síndromes agudos.

Las vacunas no son 100% efectivas, señaló Hepner. Pero reducen la posibilidad de contraer el virus y, si lo contrae de todos modos, estadísticamente hablando, los efectos son menos graves.

“Tenemos que entender que no se trata solo de prevención”, indicó Hepner. “Se trata de mitigar el riesgo”.

Dos años después de una pandemia agotadora y aterradora, ese es un buen consejo para todos.

steve.lopez@latimes.com

Si quiere leer este artículo en inglés,haga clic aquí.

Anuncio