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Dos destacados demócratas latinos se enfrentan por una inusual vacante en el Congreso de California

Pictures of Robert Garcia, the mayor of Long Beach, and Cristina Garcia, an assemblywoman from Bell Gardens.
El alcalde de Long Beach, Robert García, y la asambleísta Cristina García, ambos demócratas, compiten para representar el nuevo Distrito 42 del Congreso de California, que abarca las comunidades del sureste de Los Ángeles y partes de Long Beach.
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Dos destacados líderes electos demócratas latinos están luchando para convertirse en nuevos miembros del Congreso. La carrera para representar una franja del sur de California que se extiende desde las ciudades del sureste de Los Ángeles hasta Long Beach será una de las batallas intrapartidistas más disputadas del estado, y el ganador obtendrá una posición que podría convertirse en un trampolín hacia un cargo más alto.

El alcalde de Long Beach, Robert García, y la asambleísta estatal Cristina García se postulan para representar al nuevo Distrito 42 del Congreso, de mayoría latina, que fue creado en diciembre por la comisión de redistribución de distritos del estado, mientras California pierde un escaño en el Congreso por primera vez en su historia.

“Es justo decir que ésta es una de las contiendas de demócrata contra demócrata más prominentes” en la boleta electoral, señaló Robb Korinke, un estratega de ese partido que vive en Long Beach, pero que no está alineado con ninguno de los candidatos (Korinke fue nombrado por Robert García para la Comisión de Tecnología e Innovación de la ciudad en 2015).

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El nuevo distrito combinó partes de las áreas actualmente representadas por Alan Lowenthal y Lucille Roybal-Allard para mostrar la pérdida de población en el condado de Los Ángeles sin eliminar un distrito donde los latinos podían elegir a un candidato.

El distrito de Roybal-Allard, que incluía gran parte del sur de Los Ángeles, el lado este y el sureste del condado, era el más latino de la nación. Lowenthal cubría los condados de Los Ángeles y Orange. Ambos anunciaron su retiro en diciembre, creando un raro puesto vacante para representar a California en la Cámara de Representantes de EE.UU. Robert García y Cristina García revelaron sus intenciones de competir por el escaño poco después.

Cristina García y Robert García tienen 44 años, son hijos de inmigrantes y captaron el foco de atención nacional por su trabajo. Compiten por ser los más progresistas en el distrito fuertemente liberal y se enfrentarán en las elecciones primarias del 7 de junio donde los dos principales candidatos, independientemente del partido, avanzarán hacia los comicios generales de noviembre. Ningún republicano destacado se ha presentado; la fecha límite es en marzo.

La casa de Robert García está en el vecindario Belmont Heights, de Long Beach, una colección de viviendas estilo Craftsmans y cabañas de playa a poca distancia de Colorado Lagoon y de los restaurantes y boutiques del distrito de entretenimiento 2nd Street de la ciudad.

A unas 14 millas al norte, Cristina García vive en Bell Gardens, no lejos de donde creció, en un bloque de casas modestas de clase trabajadora con rejas de seguridad en las ventanas y un gallo en el patio trasero que despierta al vecindario.

Las comunidades en las que viven reflejan los componentes desiguales del distrito: a lo largo de la costa, los residentes adinerados se concentran en temas como el cambio climático y los créditos fiscales para la energía solar; en cambio, en el interior, los trabajadores de bajos ingresos se preocupan de que sus hijos sufran cifras más altas de asma debido a su proximidad con industrias que contaminan. Otras partes del distrito incluyen a Downey y Bellflower, las casas de Lakewood posteriores a la Segunda Guerra Mundial y el aeropuerto art decó de Long Beach, el campus de Cal State y el puerto.

Más de la mitad de los residentes del nuevo distrito son ciudadanos latinos en edad de votar, pero los especialistas en redistribución de distritos advierten que la participación, particularmente durante los comicios no presidenciales, podría perjudicar a ese electorado. Aunque los latinos viven en toda la zona, están más concentrados en las ciudades del sureste de Los Ángeles.

“El núcleo de la base de electores no está en el área que es más latina y donde se encuentran las protecciones de la Ley de Votación”, afirmó el estratega demócrata Paul Mitchell, refiriéndose a la histórica legislación federal que prohíbe la inhabilitación de las comunidades minoritarias.

Los votantes con más probabilidades de participar son los que viven en Long Beach, Lakewood y Signal Hill en la parte sur del distrito, lo cual Mitchell y otros estrategas que no están alineados con ningún candidato en la contienda dicen que beneficia a Robert García.

El alcalde latino de Long Beach, abiertamente homosexual y nacido en Perú, es ampliamente considerado como el favorito. Ha sido respaldado por el gobernador Gavin Newsom, el senador estadounidense Alex Padilla, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, Lowenthal y varios sindicatos. En las dos semanas posteriores al anuncio de su campaña, el 17 de diciembre, recaudó más de 323.000 dólares.

Además, al menos dos comités de gastos independientes que pueden aceptar donaciones ilimitadas están apoyando su oferta: uno financiado por intereses comerciales y de desarrollo, y el otro por activistas y trabajadores LGBTQ.

García recibió atención nacional por su manejo de la pandemia mientras lloraba la pérdida de sus padres por el COVID-19. The New York Times consideró a Long Beach “un modelo de vacunación”; las escuelas reabrieron antes que en gran parte de California porque la ciudad, que tiene su propio departamento de salud, priorizó la inmunización temprana de los maestros. “He demostrado que, como alcalde, puedo liderar una organización grande y compleja y que se puede hacer de una manera que tenga tanto sentido común como progresista”, afirmó García, quien estuvo entre un puñado de funcionarios locales a los que se les dio un espacio en el horario de máxima audiencia para hablar en la Convención Nacional Demócrata de 2020.

García fue acusado de estar demasiado en deuda con los donantes poderosos y criticado por registrarse como republicano en 2002, menos de una década después de la Proposición 187, la medida electoral respaldada por ese partido, que buscaba negar servicios financiados por los contribuyentes a quienes se encuentran ilegalmente en el país.

Asimismo, fue coordinador juvenil de California para la campaña presidencial de George W. Bush en 2000 y fundó Long Beach Young Republicans en 2005. García minimiza su participación en ambos, aunque los cortometrajes de prensa de la época lo citan con orgullo desempeñando un papel destacado en la organización. También señala que estaba en la preparatoria durante la Proposición 187 y que no estaba involucrado en política en ese momento.

Igualmente, remarcó que siguió el ejemplo de su familia al apoyar al Partido Republicano debido a su cariño por el presidente Reagan, cuya política de inmigración abrió el camino para su ciudadanía.

Se registró como votante que se negaba a dar su preferencia en 2007, dos años antes de ganar un escaño en el Concejo Municipal; y como demócrata en 2010, cuatro años antes de postularse con éxito para alcalde, según la base de datos del condado de Los Ángeles.

“La gente tiene derecho a crecer y cambiar”, y los exrepublicanos no deberían ser tratados como “demócratas de segunda clase”, remarcó García, señalando su negativa a aceptar el dinero del PAC corporativo y su apoyo a la atención médica de pagador único. “Lo que importa es tu historial”.

Su rival, Cristina García, afirma que sus antecedentes le preocupan. “Todos necesitan postularse como progresistas en estos días. Pero, ¿es eso lo que ha demostrado nuestro registro?”, preguntó. “¿Qué tan comprometido está con todo este corredor, no solo con Long Beach?”.

García organizó la oposición a la Proposición 187 mientras estaba en la preparatoria. Después de la universidad, se convirtió en maestra de matemáticas y se mudó. Luego, su madre tuvo un ataque al corazón, y ella regresó a casa.

Se involucró en la política local, perdió una elección para el Concejo Municipal de su ciudad natal y se convirtió en una activista abierta en el escándalo de corrupción ocurrido en la vecina ciudad de Bell. Eso ayudó a impulsarla a la victoria en 2012 en una contienda por la Asamblea, por sobre un destacado demócrata que había invertido mucho más que ella.

Durante su estadía en Sacramento, García se centró en la justicia ambiental, especialmente en la limpieza del suelo tóxico contaminado con plomo cerca de la planta de reciclaje de baterías cerrada de Exide Technologies, en Vernon.

Fue apodada la ‘Reina de los tampones’ o la ‘Princesa del periodo’, títulos que adoptó, debido a sus iniciativas para la salud femenina, como asegurarse de que haya productos menstruales de forma gratuita en las escuelas públicas de California.

Las motivaciones que la llevaron a postularse para la Legislatura son las mismas para el Congreso, comentó. “Esta región ha sido ignorada durante toda mi vida. Ésta es una comunidad de primera línea”, dijo, y agregó que los funcionarios electos hablan mucho del concepto de equidad. “Pero, ¿cómo nos aseguramos de actuar al respecto?”.

Como líder del caucus de mujeres de la Asamblea, García fue una abierta defensora de las víctimas cuando el movimiento #MeToo sacudió la Cámara estatal en 2017 y 2018. Apareció en un collage de fotos de congéneres líderes de la revista Time como parte de su sección “Persona del Año”, debido a su trabajo para responsabilizar a los legisladores por comportamiento sexual inapropiado.

Luego fue acusada de una conducta similar. Dos investigaciones de la Asamblea encontraron que, aunque había violado la política de acoso sexual de la Cámara y se “familiarizó demasiado” con un miembro del personal mientras estaba intoxicada, su comportamiento no había sido sexual.

García, aunque aceptó la culpa de algunas acusaciones, señaló que las denuncias más graves de manoseo no tenían fundamento. En otras controversias, admitió haber llamado “homosexual” al expresidente de la Asamblea, John Pérez, aunque afirmó que no lo hizo de forma insultante (Pérez ha respaldado a Robert García).

Asimismo, fue acusada por otros demócratas de hacer una declaración despectiva sobre los estadounidenses de origen asiático durante un debate sobre la acción afirmativa. Cristina García afirmó que su comentario -según se informó: “Esto me hace sentir ganas de golpear a la próxima persona asiática que vea en la cara”- fue sacado de contexto, y precisó que intentaba explicar cómo la discusión estaba creando divisiones innecesarias y “no saludables” entre los grupos étnicos.

El actual presidente de la Asamblea, Anthony Rendon, cuya casa en Lakewood está en el distrito, reprendió a García durante sus controversias. Pero ha respaldado su candidatura al Congreso, al igual que la secretaria de Estado, Shirley Weber, la tesorera Fiona Ma, varios legisladores estatales y funcionarios electos locales de las comunidades del sureste de Los Ángeles.

Ella no comenzó a recaudar fondos hasta después del primero de año, por lo cual, las finanzas de su campaña no se conocerán hasta la primavera. “No es la primera vez que me superan en recaudación de fondos, y hemos tenido éxito”, comentó, en relación a su carrera para la Asamblea de 2012, en la que se quedó sin dinero dos semanas antes de las elecciones. Los voluntarios entregaron personalmente decenas de miles de volantes.

“No necesitamos la misma cantidad de dólares”, dijo. “Requerimos los suficientes”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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