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Columna: Mató al hombre que traficaba con ella. ¿La perdonará California algún día?

Sara Kruzan is seeking a pardon from Gov. Gavin Newsom.
Sara Kruzan fue condenada a cadena perpetua a los 16 años por matar al hombre que abusó de ella y traficó con ella. Está solicitando el indulto del gobernador Gavin Newsom.
(Sara Kruzan)
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Sara Kruzan se asegura de que su hija Summer Reign-Justice nunca quiera un helado, porque fue un antojo como ése lo que llevó a Kruzan al asesinato y a la prisión.

Pero también quiere asegurarse de que Summer tenga algo más sustancial para proteger su futuro: un indultopara su madre por parte del gobernador Gavin Newsom, para que pueda crecer sabiendo que nosotros, los californianos perdonamos los crímenes de su madre y reconocemos la indiferencia y el racismo de nuestra parte, que permitieron que Kruzan fuera tratada por su color de piel como una niña desechable.

Es un misterio para mí que ella no haya recibido ese perdón.

Kruzan que en ese entonces tenía 11 años y había sido maltratada, caminaba hacia su casa en un área conocida como Rubidoux, en el condado de Riverside, cuando un hombre se detuvo a su lado en un Mustang rojo y se ofreció a comprarle un helado de menta y chocolate que se le antojaba. Ella nunca había visto un coche así, y la idea de subirse en el auto en un caluroso día de verano era irresistible. En cualquier caso, era mejor que volver a casa y que su madre la abofeteara.

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Cuando Kruzan tenía 13 años, George Gilbert “G.G.” Howard, el hombre de 31 años del Mustang, ya era su proxeneta, y la obligó a tener relaciones sexuales con 11 hombres en su primera noche en las calles de Hollywood y en el condado de Orange. Durante los años siguientes, la hirió, la vendió y la dejó sintiéndose incapaz de habitar su propio cuerpo y sin poder escapar de él.

Pensando que había encontrado el amor verdadero con un hombre llamado Johnny, y temiendo a su tío un exconvicto, aceptó ayudarles a robar a Howard.

Pero todo salió mal, y Kruzan acabó disparando y matando a Howard en la suite de un motel barato, donde Howard había estado a punto de agredirla sexualmente con un doloroso instrumento de masaje que había utilizado en ella muchas veces antes. Estaba tan asustada y conmocionada después de disparar el arma que huyó descalza, dejando su bolso.

En pocas semanas, la policía la detuvo. Juzgada como adulta, fue condenada a cadena perpetua sin libertad condicional en 1995, por un crimen que cometió cuando tenía 16 años. El tribunal se negó a admitir cualquier prueba de sus abusos -en aquella época aún no existían defensas como el síndrome de la mujer maltratada-.

Y no fue hasta 2017 que California dejó de arrestar a niños por prostitución. Antes de ese cambio de ley, California solía considerar a los niños víctimas de la trata como trabajadores sexuales voluntarios, especialmente a las niñas negras y morenas que constituyen un alto porcentaje de las que se ven obligadas a salir a la calle.

Durante décadas, este estado, y este país, ha ignorado los sufrimientos de las niñas víctimas de abusos y de la trata. Así que Kruzan fue considerada simplemente como si fuera una prostituta infantil, y una asesina que robó y mató a su traficante.

El primer gesto de clemencia para Kruzan vino de la mano del entonces gobernador Arnold Schwarzenegger en el último domingo de su mandato en 2011, conmutó su condena a 25 años con posibilidad de libertad condicional.

Fue liberada dos años después, en 2013, después de que un juez del condado de Riverside redujera sus cargos a asesinato en segundo grado y recortara su condena a unos 16 años, que ya había cumplido.

Tras pasar casi 19 años en la cárcel y en prisión, Kruzan quedó libre a los 35 años.

Bueno, más o menos libre. Porque esa condena pende sobre su cabeza como la espada de Damocles, dificultando su vida y trayendo siempre, de alguna manera, más inestabilidad y dolor para ella, y para Summer.

Aparece en las formas obvias, como cuando intenta conseguir un apartamento o un trabajo y la verificación de antecedentes se convierte en un gigantesco obstáculo. De todos modos, ha seguido adelante, convirtiéndose en una defensora nacional de la reforma de las leyes que permiten tratar a los niños como adultos y que ignoran el abuso del tráfico de personas a la hora de dictar sentencia. Este mes se publicaron sus memorias, “I Cried to Dream Again”, que detallan con una honestidad abrasadora lo que ha vivido.

Pero nada de lo que hace parece suficiente para superar aquella noche en la habitación del hotel, dijo. Es la carga psíquica que pesa sobre ella, un tipo diferente de prisión, un veneno para sus deseos de bienestar.

“Siento que he construido mi vida sobre esta arena movediza, repitiendo patrones, repitiendo traumas”, me dijo. “Definitivamente, no confío en mucha gente”.

Romarilyn Ralston entiende su dolor y su tormento. Al igual que Kruzan, fue condenada por asesinato y cumplió más de dos décadas. Fue liberada en 2011.

En enero, sentada en su despacho de Cal State Fullerton, donde es directora de un programa para ex presidiarios, recibió una llamada que pensó que era una broma. El hombre al teléfono dijo que era Newsom.

Claro, dijo ella. No, en serio, le dijo. Llamaba para informarle de que había firmado su indulto.

Hasta ese momento, no comprendió del todo lo que significaría para ella, dijo.

“Pude ayudar a tanta gente, pero no pude ayudarme a mí misma a superar la carga por el crimen que había cometido, y a la familia [de la víctima] que siento que rompí, hasta el día en que el gobernador llamó”, me dijo recientemente. “Y creo que fue la última pieza que necesitaba para liberarme realmente en mi corazón y en mi alma. No cambió mi vida, no me exonera de lo que he hecho, no borra mis antecedentes, pero hizo algo por mi alma, y creo que Sara también lo necesita.”

Ralston dijo que se sorprendió de lo mucho que significaba el indulto para su familia, aliviándoles también de un peso. Cree que Summer merece la libertad de un indulto tanto como su madre, para que no pasemos el trauma de nuestra insensibilidad a otra generación.

“El mensaje [ahora] es que tu madre es un monstruo. Y ella no es un monstruo, es humana. Y los seres humanos hacemos daño a la gente y cometemos errores y es terrible, pero la belleza de ser humano es que somos capaces de superarlo y transformar nuestras vidas y permitir que nuestro verdadero espíritu humano prospere”, dijo Ralston. “Creo que, sin el indulto, el espíritu humano [de Kruzan] va a sufrir siempre, porque así yo también lo viví”.

He preguntado a la oficina del gobernador sobre Kruzan, pero no quiere hacer comentarios sobre el proceso de clemencia.

El es un político y en una temporada electoral en la que uno de los pocos temas que parece tener alguna tracción contra Newsom o los demócratas es la delincuencia, el indulto de los asesinos probablemente no es algo prioritario en la lista de tareas del gobernador.

El equipo legal pro bono de Kurzan también está pidiendo al fiscal del condado de Riverside, Michael Hestrin, que estudie el caso y posiblemente pida al tribunal que anule la condena. Un portavoz de Hestrin dijo que no podía comentar sobre esa solicitud, porque el Comité de Revisión de Condenas del Fiscal de Distrito lo está considerando. Hestrin también se presenta a la reelección, en un condado que adora a los políticos de mano dura contra el crimen.

Así que la baraja está una vez más en contra de Kruzan, porque el sistema tiene preocupaciones más grandes que el destino de una mujer anteriormente encarcelada y de su hija.

Pero Kruzan está luchando. Si me pidieran que la describiera con una palabra, sería vulnerable. Necesita ayuda, y necesita saber que la vemos como la mujer en la que se ha convertido. No necesita esa ayuda cuando pasen las elecciones o cuando nos convenga. La necesita ahora.

Está tratando de concentrarse en asegurarse de que Summer sepa que “tiene un hogar, que mamá va a estar ahí con ella”, y está tratando de mantener su fe en que el arco del universo moral se inclina, si no hacia la justicia, por lo menos hacia días mejores.

Me pidió que, cuando escribiera su historia, incluyera a Jeremías 29:11, una cita bíblica que la ha mantenido en pie desde los días de la cárcel: “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros -declara el Señor-, son planes de prosperidad y no de maldad, planes de esperanza y de futuro”.

Summer tiene 7 años, y crecerá conociendo todos los duros detalles de la vida de su madre: no hay refugio en Google. Pero un indulto reconfigura esa historia, le da un nuevo final y ofrece un nuevo comienzo: para Kruzan y para California.

Summer Reign-Justice no merece menos.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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