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Residente de Compton con 27 años de indocumentada recibe regalo del Día de Acción de Gracias.

Delia sostiene a lo que llama dos tesoros en sus manos, la foto de su tarjeta de residencia y la foto de su hija Andrea.
Delia sostiene a lo que llama dos tesoros en sus manos, la foto de su tarjeta de residencia y la foto de su hija Andrea.
(Selene Rivera)
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Tras vivir 27 años como indocumentada, Delia Corona recibió este pasado jueves la residencia permanente con vías a la ciudadanía, justo en las celebraciones del Día de acción de Gracias.

El regalo de poder trabajar con un seguro legal, poder salir del país y dejarle de temer a las redadas llega justo en una fecha muy importante dijo la señora, quien recibió la tarjeta verde gracias a su hija Andrea, nacida en Estados Unidos.

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Originaria la Ciudad de México, Delia llegó a los Estados Unidos en 1995. Para ese entonces, los padres de Delia ya se encontraban viviendo en Estados Unidos, y ella solo venía a de vacaciones.

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No obstante, la joven de 22 decidió quedarse un tiempo a trabajar en una fábrica de pintura para maquinaria, luego una agencia de electrónicos para cables de autos y después una bodega haciendo órdenes para accesorios de mascotas, en Norwalk hasta que hizo su vida en este país.

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“Siempre cuando entraba a trabajar a un lugar nuevo estudiaba el lugar. Yo veía que lugares de las fábricas eran mejores para esconderme, los mas rápidos para escabullirme, los más oscuros, los que tenían más cajas o estaban muy difíciles de entrar para huir de la migra”, dijo Delia, de 52.

La señora estaba también pendiente de cualquier ruido que no fuera familiar a los trabajadores usuales, y cualquier persona ajena a los negocios para los que trabajaba.

“Tenía mi plan para huir porque pensaba en que, si dejaba a mis hijos solos en este país, eso destrozaría mi vida”, sostuvo la residente de Compton.

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Tras un segundo embarazo hace 18 años, Delia dejó de trabajar para no cargar pesado y se dedicó a cuidar niños, pero el no tener documentos legales la limito a ir a la escuela o buscar un empleo mejor remunerado.

Para esto, Andrea, la primera hija de Delia, había crecido escuchando a sus padres hablar de lo difícil que era sostener un trabajo como indocumentados, y lo peligros que conlleva en Estados Unidos.

A sí que cuando cumplió los 21, edad cuando los hijos ciudadanos pueden pedir la ciudadanía de sus padres, la maestra de niños especiales sometió los documentos a las autoridades de inmigración sin imaginar que la tarjeta verde le llegaría en estas fechas.

En febrero del 2022, el abogado Sergio Siderman se puso a cargo del resolver el caso de Delia, y el papeleo pudo avanzar rápidamente, también gracias a una petición 245-I por parte de su padre en los tiempos de la Amnistía de Reagan, Delia pudo regularizar su estatus migratorio sin salir del país y sin entrevista con USCIS.

“Estoy inmensamente agradecida. Sobre todo, en esta fecha de Acción de Gracias. Terminó mi pesadilla de ser atrapada en una redada como ha ocurrido con muchos inmigrantes trabajadores”, afirma Delia envuelta en emociones de alegría.

El abogado Siderman explica la petición de un familiar cercano como hijo o conyugue, es la manera más rápida y segura para obtener la residencia permanente.

El caso de Delia su proceso duró apenas 9 meses, lo que da muchas esperanzas a las personas que tienen un caso abierto con inmigración.

El experto en leyes migratorias indicó que en un proceso migratorio es vital que las personas tengan cumplan con los requisitos solicitados por USCIS por ejemplo no tener record criminal, pagar impuestos, ser personas productivas y trabajadoras.

Delia está casada con José y además de Andrea, tiene a a su hijo Sebastián de 17 años. Por ahora, el señor José también espera su residencia.

El mensaje de Delia para la comunidad en estas fechas es no perder la fe.

“Yo le digo a la gente en mi situación que tengan paciencia y fe, que acaten a las leyes de este país, y exploren las mejores vías para poder obtener la residencia”, dijo.

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