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Las inundaciones agravan los problemas de las granjas y los trabajadores de California

A main speads his arms while standing in a muddy field.
Juan Carlos, de 38 años, propietario de American Berry Farm en Ventura, junto a un campo de fresas de 20 acres que se inundó recientemente cuando el cercano río Santa Clara se desbordó en medio de fuertes lluvias.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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El sol brillaba de nuevo hace poco cuando Fidencio Velásquez visitó lo que solían ser 90 acres de campos de fresas de primera calidad en el condado de Ventura.

Señaló un contenedor de almacenamiento de 40 pies que la crecida del río Santa Clara había barrido de una granja vecina y depositado ante él. Los tractores volcados y los contenedores de fertilizante estaban esparcidos como juguetes, mientras que los canales profundos entre las hileras de cultivo estaban llenos de lodo. Una cosechadora estaba destruida. Tuberías metálicas, mangueras y basura ensuciaban los alrededores de la granja.

“Es una pérdida total”, dijo.

Velásquez, supervisor de Santa Clara Farms, en Ventura, calcula que los gastos de limpieza y sustitución de los cultivos, la maquinaria y los equipos dañados podrían ascender a más de 900.000 dólares. Mientras tanto, 150 de sus empleados se quedarían sin trabajo durante semanas.

Strawberries are covered in mud
Fresas cubiertas de lodo en Santa Clara Farms, en Ventura. A lo largo de California, las granjas que han luchado para hacer frente a años de sequía severa ahora enfrentan los daños de una serie de ríos atmosféricos mortales.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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A lo largo de California, las granjas que han luchado para hacer frente a años de sequía severa ahora enfrentan los daños de una serie de ríos atmosféricos mortales que han devastado las operaciones. En muchos casos, las pérdidas las están sufriendo sobre todo los miles de trabajadores agrícolas que de repente se han encontrado sin empleo o trabajando menos horas en condiciones peligrosas, a la vez que tienen que hacer frente a los daños sufridos en sus propias casas y vehículos.

Las inundaciones son sólo la última de una serie de crisis medioambientales que han afectado a los trabajadores agrícolas en los últimos años, como trabajar en condiciones de calor extremo, inhalar el humo nocivo de los incendios forestales o perder el trabajo debido a la sequía. El año pasado se perdieron unos 12.000 empleos agrícolas al reducirse la superficie agrícola de regadío de California en 752.000 acres, casi un 10%.

“Las tormentas extremas, las inundaciones, los incendios forestales, las olas de calor y la sequía son catástrofes en cascada que afectan a los trabajadores agrícolas”, afirma Michael Méndez, profesor adjunto de planificación y política medioambiental de la Universidad de California en Irvine. “Esto es sólo una parte de la historia más amplia de los impactos desproporcionados que esta población está experimentando”.

Méndez dijo que los trabajadores agrícolas son especialmente vulnerables a los fenómenos climáticos extremos porque tienen bajos ingresos; la mayoría son inmigrantes sin estatus legal, lo que los hace inelegibles para los beneficios de desempleo y seguro de salud; y porque los gobiernos estatales y locales no han hecho lo suficiente para proteger a una fuerza de trabajo vital.

No han proporcionado suficientes recursos, planificación ante catástrofes, preparación, servicios de traducción para estas comunidades antes de que se produzca una catástrofe”, afirmó. Por eso, cuando se producen las catástrofes, “los problemas se amplifican porque a menudo los recursos no se destinan a estas comunidades, o se les niegan”.

A man and a young girl walk by a muddy field.
Raúl Ortiz, de 52 años, propietario de Color View Floral, y su sobrina Cordelia Ortiz, de 9 años, caminan junto a lo que queda de las dos hectáreas y media de flores que cultiva en una granja de Ventura. Los campos se inundaron durante una reciente serie de tormentas fluviales atmosféricas.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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Para los trabajadores agrícolas de Ventura como Octavio Díaz, enero es tradicionalmente una época del año en la que el trabajo en los campos de fresas comienza a repuntar. No es el caso este año

“Llovía casi todos los días y no se podía trabajar, así que perdimos horas”, dijo el trabajador de 37 años. “Y ahora mismo no hay muchos sitios donde podamos trabajar: la mayoría de las fresas se arruinaron”.

Desde diciembre, Díaz y su mujer han perdido unos 3.000 dólares en ingresos por la reducción de trabajo. En lugar de las habituales semanas laborales de cinco días y 35 horas recogiendo fruta, tienen suerte si consiguen siquiera uno. Sus viajes mensuales a las distribuciones de alimentos han aumentado de una o dos veces a cuatro o cinco, dijo.

Cuando les llaman para trabajar, los campos pueden ser peligrosos. Díaz se lesionó la pierna derecha hace un mes intentando sacarla de un barro profundo y pegajoso. Aún le duele, dice, pero acepta el poco trabajo que hay disponible.

“Seguí trabajando después de lesionarme la pierna porque nos mantenemos trabajando en las granjas”, dijo Díaz, que tiene seis hijos. “No tenemos otras fuentes de ingresos. Tienes que trabajar para poder mantener a tu familia”.

Snowcapped mountains are the backdrop for destroyed strawberry fields
Las montañas nevadas son el telón de fondo de los campos de fresas destruidos en Santa Clara Farms, en Ventura.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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En Ventura y en toda California, los trabajadores agrícolas han estado lidiando con casas inundadas, coches dañados y horas de trabajo reducidas o perdidas desde que una serie de tormentas fluviales atmosféricas azotaron el estado. Muchos han estado dependiendo más de las donaciones de alimentos para compensar las pérdidas financieras, y los que están trabajando a veces lo hacen en campos inundados o llenos de lodo.

“Muchos de los trabajadores agrícolas se encuentran en un callejón sin salida”, dijo Antonio De Loera-Brust, director de comunicaciones del sindicato United Farm Workers. “O trabajas en condiciones inseguras o te quedas sin trabajo”.

En las últimas semanas, UFW ha tuiteado vídeos que muestran los efectos de las tormentas de invierno en todo el estado. En el condado de Madera, los huertos de almendras estaban saturados por la lluvia que los hizo intransitables para los trabajadores agrícolas y los tractores. En el condado de Monterey, los campos de hortalizas inundados impidieron a un trabajador utilizar un tractor.

En Lamont, cerca de Bakersfield, cientos de trabajadores agrícolas hicieron cola la semana pasada para una distribución de alimentos. El sindicato dijo que atendieron a 450 familias - 100 más de lo habitual - y muchos dijeron que no habían trabajado durante semanas debido a la lluvia.

En el Valle Central, Norma Román, de 42 años, trabajó la semana pasada sólo tres días de los cinco habituales podando mandarinos y almendros. La semana anterior, “no trabajamos ni un día”.

Damaged farm equipment lays covered with debris.
Equipo agrícola dañado yace cubierto de escombros en un campo de cultivo de Ventura que se inundó durante las recientes tormentas.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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Cuando trabajan, ella y su marido ganan unos 110 dólares diarios cada uno. Con sus ingresos pagan más de 1.300 dólares mensuales de alquiler, recibos de servicios públicos y el servicio de Internet de su hijo de 11 años, que lo necesita para sus tareas escolares.

“El impacto para mí es que no estoy ganando”, dijo Roman. “Tienes que pagar la renta y nadie te va a esperar. Lo poco que hemos trabajado, hemos tenido que ahorrar todo lo que hemos podido”.

Rocío Molina, que trabaja en el condado de Kern, dijo que ha encontrado empleo sólo de forma intermitente en las últimas semanas. Un lunes reciente, llegó para podar uvas a las 7 de la mañana, pero la mandaron a casa dos horas después porque empezó a llover. Al día siguiente no pudo trabajar por las consecuencias de una tormenta. Esa semana sólo trabajó tres días completos.

“Es un impacto financiero”, dijo Molina, de 48 años. “Si no hay trabajo, no hay dinero para los recibos, la renta, la comida. El dinero no es suficiente... lo más importante es pagar la renta para que no nos saquen”.

Se considera afortunada: otros trabajadores agrícolas que conoce sólo trabajaron un día la semana pasada porque se inundó un campo de pistachos. Molina dijo que planea acudir a los bancos de comida de la UFW para ayudar a compensar la pérdida de ingresos.

An egret takes flight over muddy water.
En una granja de Ventura, las patas de una garceta están cubiertas de lodo causado por las inundaciones provocadas por todas las lluvias recientes.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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“No habíamos visto un impacto como este recientemente”, dijo Molina. “Hacía mucho tiempo que no llovía tanto”.

La industria agrícola todavía está evaluando el monto de los daños de las tormentas recientes y advierte que la próxima temporada agrícola podría retrasare.

En el condado de Monterey, las autoridades calculan pérdidas agrícolas de al menos 50 millones de dólares. Entre 25.000 y 35.000 acres de tierras de cultivo se vieron “gravemente afectadas” por las inundaciones, dijo el portavoz del condado Nicholas Pasculli. También se perdieron cultivos, equipos, sistemas de riego y bombas de pozo.

Aunque la mayoría de los campos agrícolas están inactivos en esta época del año, algunos cultivos recién plantados se inundaron, dijo Norm Groot, director ejecutivo de la Oficina Agrícola del Condado de Monterey. Algunos calendarios de siembra podrían retrasarse debido a los requisitos de análisis de alimentos “para asegurar que no hay patógenos en los campos después de un evento de inundación.” Eso podría ser un proceso de 30 a 60 días, lo que afectaría a las siembras de febrero.

Una temporada de cultivo tradicional en el condado requiere hasta 46.000 trabajadores agrícolas para atender los campos, y otros 2.500 trabajan en instalaciones de procesamiento.

A man peers at the mud-caked interior of a truck.
Juan Carlos, de 38 años, propietario de American Berry Farm en Ventura, observa el interior cubierto de lodo de su camión de trabajo. El vehículo se inundó cuando el cercano río Santa Clara se desbordó.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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De vuelta en el condado de Ventura, los funcionarios dicen que podría tomar semanas para calcular las pérdidas agrícolas.

Hasta el viernes, sólo el 18% de las explotaciones agrícolas habían informado de sus daños, por un total aproximado de 8,4 millones de dólares en pérdidas de cultivos, ganado e infraestructuras, así como en costes de reparación y retirada de escombros, dijo Korinne Bell, subcomisario jefe de agricultura del condado de Ventura. Se espera que esas cifras sean “exponencialmente superiores” en los próximos días y semanas.

“Muchas personas han dicho que realmente no son capaces de evaluar los daños hasta que las aguas se retiren completamente”, dijo Bell. “Debido al lodo, ha sido difícil incluso acceder a algunas de las zonas más afectadas”.

Las tormentas dejaron daños similares en el norte de California.

Belinda Hernández-Arriaga, fundadora y directora ejecutiva de la organización Ayudando Latinos a Soñar, del condado de San Mateo, dijo que muchos trabajadores agrícolas perdieron automóviles y otras pertenencias debido a las inundaciones. Algunos han tenido que alojarse en hoteles después de que sus casas se inundaran, y el número de personas que llegaron a su primer reparto de alimentos desde las tormentas casi se duplicó.

Es una catástrofe que se suma a la inflación y a la pandemia, dijo Hernández-Arriaga.

“Ha sido otro gran golpe para el que nadie estaba preparado. Desde el punto de vista económico y financiero, no es más que otra oleada de daños a lo que ya han sido años de estrés acumulado”, afirmó.

A river flows between two brush-covered banks.
El río Santa Clara visto desde la avenida Victoria en Ventura. El río se desbordó, causando importantes inundaciones en las granjas cercanas y destruyendo cultivos.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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Un trabajador agrícola perdió sus pertenencias tras inundarse su residencia. Acabó en el hospital con problemas cardíacos poco después, dijo Hernández-Arriaga, “porque simplemente provocó mucha ansiedad y estrés que ya estaba sintiendo”.

“Todo esto saca a la luz el trauma físico y emocional que estas catástrofes están teniendo cuando las familias son de bajos ingresos y no tienen los cimientos para poder reconstruir tan fácilmente sus vidas sin ayuda”, dijo.

“Se trata de personas que trabajan muy duro y no paran ni han parado. Incluso durante esta inundación, todavía están tratando de averiguar cómo van a empacar las coles de Bruselas y, al mismo tiempo, se enfrentan a sus propios retos en casa”.

Sandra De León, de 39 años, lleva estresada por el dinero desde que dejó de trabajar en los viñedos del condado de Sonoma en diciembre. Paga todas las facturas como madre soltera de tres hijos, así que tuvo que buscar trabajo limpiando casas para ganar algo de los 3.000 dólares que perdió por no trabajar en los campos.

Tras años de sequía, sabe que California necesitaba la lluvia. Pero tiene un costo para los cientos de miles de trabajadores agrícolas del estado como ella.

“No tengo ninguna ayuda económica en mi familia. Es realmente frustrante y una gran preocupación para mí porque me pregunto: ‘No hay trabajo. ¿Cómo voy a mantener a mi familia?”, dice con la voz entrecortada. “Me entristece. He trabajado para este país durante muchos años. Llevo muchos años trabajando para los propietarios de estos viñedos. No me imagino que se preocupen tanto como nosotros, los trabajadores agrícolas, de si podrán pagar el alquiler.”

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El lunes, por fin la llamaron para ir a trabajar.

“Si se nos considera trabajadores esenciales -porque sin nosotros, las frutas y verduras no llegan a los hogares, a las tiendas de comestibles-, ¿por qué no se las ingenian para ayudarnos cuando ocurren catástrofes como ésta?”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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