El cuidado de enfermos en el hogar es posible con entrenamiento gratis y estipendio en California
A los 68 años de edad, Juan Santos dejó de llevar la vida holgada de la persona promedio retirada. Tras la muerte de su esposa, él heredó la tarea de cuidar de su hijastro que sufre de ataques epilépticos y daños cerebrales después de sobrevivir a un ahogamiento a los 18 años.
Sin entrenamiento alguno, en el 2022 Santos brincó a la tarea de despertar todos los días a eso de las seis o siete para atender las necesidades de Jorge, como llevarlo al baño, asearlo y cambiarlo de ropa, darle de comer durante el día y por supuesto, darle su medicamento para tratar la epilepsia.
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La tarea no era fácil, había ocasiones en que Santos se preguntaba si estaba haciendo bien su trabajo porque le costaba comunicarse y hasta vestir a Jorge. Aunque Jorge tiene 55 años, su comportamiento es el de un niño de siete, y tiene dificultades para comunicarse mientras su movimiento es muy limitado.
“Necesitaba un lugar que pudiera ayudarme a mejores mis habilidades para cuidar a mi hijstatro”, dijo Santos.
En todo California, un estimado de 6.7 millones de cuidadores familiares ayudaron a sus padres, cónyuges y amigos en tareas cotidianas para vivir bien en sus hogares y comunidades en el 2020. Estos debían cumplir tanto tareas de enfermería como proporcionar inyecciones, alimentación por sonda y cambio de catéteres, todo ello con poco apoyo y entrenamiento, según un estudio de UCLA Center for Health Policy Research, dado a conocer en noviembre del 2021.
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Santos tuvo que unirse a estas filas sin opción alguna.
“Yo antes miraba cómo mi esposa cuidaba a Jorge, pero nunca es lo mismo ver que hacer”, dijo Santos. “Nunca había practicado enfermería, entonces a uno le puede llegar a dar ansiedad y miedo en equivocarse en el medicamento”, dijo.
Por ahora, California no tiene un requisito estatal específico de capacitación obligatoria para que una persona pueda convertirse en cuidador en el hogar. Con esta crisis de frente, L.A. Care Health Plan, el plan de salud pública más grande del país, que presta servicios de atención médica a más de 2.9 millones de miembros en el condado de Los Ángeles, comenzó en el 2017 a impartir cursos de cuidado en el hogar de forma gratuita.
Desde el pasado agosto Angela Gutierrez se ha dedicado a uno de sus pasatiempos más queridos: restaurar joyería rota que compra por algunos dólares en en los mercados de pulgas más cercanos a su hogar, en el este de Los Ángeles.
“Asumir la responsabilidad de brindar atención a un tiempo completo a un ser querido anciano o discapacitado puede ser una experiencia gratificante, pero también estresante, ya que el cuidador no se toma el tiempo para detenerse y pensar en sí mismos, y en lo abrumador, agotador y aislante que puede ser ese trabajo”, dijo John Baackes, director ejecutivo de L.A. Care Health Plan.
Baackers explicó que la necesidad de tener más servicios de entrenamiento como este es crucial, ya que “en algún momento de su vida, la mayoría de los californianos buscarán atención de familiares, amigos o cuidadores”.
Para 2030, se proyecta que poco más de un millón de personas mayores necesitarán algún tipo de ayuda para su autocuidado, y la demanda de atención en residencias de ancianos comenzará a aumentar después de décadas de declive, según el Instituto de Políticas Públicas de California, una organización sin fines de lucro. Lo preocupantes es que para esa fecha, el estado enfrentará una escasez de hasta 3.2 millones de cuidadores.
La fiesta está en su apogeo, la música está a todo lo que da y la piñata hecha de colorido papel crepe ya está colgada de un gancho mientras dos invitados detienen los extremos de la cuerda que la eleva al aire.
“Es indispensable que las personas que cuidan en el hogar tengan todas las herramientas necesarias para cuidar mejor a sus seres queridos, y esa es la base de este programa, proveerles con lo necesario”, dijo.
El Programa de capacitación en integración atención de domiciliaria (IHSS+) corre un total de 10 semanas, en el que a los interesados se les educa y capacita para brindar mejores servicios a las personas mayores de edad y con discapacidades. Este servicio también paga a sus participantes al terminar el programa un estipendio de hasta 300 dólares por una sola vez.
Para calificar, los interesados deben formar parte del programa IHSS (Servicios de apoyo en el hogar). El programa del estado de California brinda asistencia a personas con discapacidades, personas mayores y personas con enfermedades crónicas en el hogar.
Jorge, en este caso el beneficiario elegible, puede contratar a su propia familia, amigos o vecinos para su cuidado en el hogar. A estos cuidadores a menudo se les llama proveedores de IHSS. Para calificar para IHSS, las personas se someten a un proceso de evaluación para determinar su necesidad de servicios de atención domiciliaria. La evaluación considera factores como la condición médica del individuo, las limitaciones funcionales y el nivel de asistencia requerida. A partir de esto, el paciente o consumidor puede escoger a su cuidador.
Santos, quien se convirtió en el proveedor IHSS de Jorge, recibe por ello un estipendio mensual por cuidar a su hijastro. En esta ocasión, también pude recibir el entrenamiento gratis y otro estipendio de 300 dólares por una sola vez, por terminar sus clases a pesar de no saber escribir o leer español.
“La gente me preguntaba cómo logré granduarme. La verdad es que yo le pongo mucha atención al profesor y me concentro en que debo de aprender para ayudar a mi familia”, dijo Santos.
“Además el estipendio de 300 dólares es un aliciente para todas aquellas personas que como yo viven de su retiro y no tienen ninguna otra entrada financiera”, sostuvo.
El doctor Antonio Borras, uno de los especialistas que provee las clases, dijo que el programa virtual de dos horas y media horas por semana, les enseña a los estudiantes habilidades prácticas que incluyen primeros auxiliares, control de infecciones, nutrición, control y seguridad de medicamentos, asistencia en el cuidado personal y reporte forzado de sospecha de abuso, negligencia y explotación del paciente.
“Los cuidadores de IHSS también aprenden a comunicarse mejor con sus consumidores y navegar el sistema de salud para servir mejor las necesidades de sus enfermos o discapacitados”, dijo Barajas.
María Leyva, de 68 años, se graduó del entrenamiento el pasado diciembre. Por ahora Leyva cuida a su esposo César Armando Bonilla, a quien hace cuatro años le dio un ataque al corazón.
“Cuando dieron de alta a mi esposo del hospital, yo tuve que hacerme cargo de asearlo en la cama, darle de comer, estar al pendiente de su medicamento y darle masajes en las piernas y brazos debido a los calambres que tenía”, dijo Leyva, residente del centro de Los Ángeles.
“Me sentí frustrada y con temor de no poder cuidarlo bien porque nisiquiera sabía tomarle los signos vitales”, dijo.
Hace un año y medio, César, de 67 años, volvió a tener otro ataque menor y por ahora aunque él camina, su movilidad se limita al uso de bastón por la falta de equilibrio. Asimismo, sus brazos le tiemblan.
“Después del entrenamiento me siento más preparada, con ganas de cuidar a más personas y llegar a obtener un sueldo más, pues desde que mi esposo enfermó, él y yo tuvimos que dejar de trabajar y ahora solo vivimos del seguro social”, dijo Leyva.
Como requisito para tomar el entrenamiento de L.A. Care, los interesados deben ser cuidadores ya sea de un familiar o una persona fuera del hogar, así como formar parte del programa IHSS. Por su parte, el consumidor o paciente debe formar parte de L.A Care Health Plan.
Desde sus inicios, casi 7,000 personas se han graduado. Las clases se ofrecen en inglés, español, armenio, cantones, mandarín y coreano. Para más información visitar.
Para más información visitar https://www.lacare.org/providers/elevating-safety-net/ihss-home-care-training-program
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