Joe Cortez: Durante ‘Chávez vs De la Hoya’, mi hija sufrió un accidente que la dejó parapléjica
Su sueño como boxeador era el de dominar en el cuadrilátero, ser campeón mundial, además de obtener el reconocimiento como uno de los mejores en el deporte de los puños y ¿por qué no? también pertenecer al Salón de la Fama del Boxeo.
Joe Cortez alcanzó todos esos sueños, pero no precisamente por ser uno de los que vestía los guantes, sino por ser el tercer acompañante en el entarimado.
Cortez controló las acciones en el ring, levantó 176 brazos de campeones mundiales, es reconocido como revolucionario en materia del arbitraje en el boxeo y su nombre fue inmortalizado en 2011.
Su carrera como referí duró 35 años en las que oficializó combates históricos de peleadores como Mike Tyson, George Foreman, Lennox Lewis, Roberto ‘Manos de Piedra’ Durán, Julio César Chávez, Óscar de la Hoya, Floyd Mayweather Jr., Saúl Álvarez, entre otros.
Su compromiso con su trabajo era grande y le tocó incluso hacerlo cuando las tragedias afectaban del lado familiar.
“Acababa de finalizar la pelea de Óscar de la Hoya contra Julio César Chávez una semana anterior y estaba alistándome para otra gran pelea en Las Vegas”, recordó el exreferí a HOY Deportes. “Me llamaron y el doctor quería hablar conmigo sobre mi hija, la mayor de 29 años... Me dijo ‘Joe, tu hija y tu esposa estuvieron envueltas en un accidente de auto y ambas han quedado paralizadas’”.
Cortez revivió el escalofriante instante como el que le dejó la carrera marcada por la impotencia de estar al lado de su familia en ese momento.
“Mi hija, Cindy, terminó parapléjica y está en una silla de ruedas”, dijo. “Mi esposa resultó estar bien pero mi hija hasta ahora lo está, he tenido que vivir con todo esto en toda mi vida. Cada pelea que hago se la dedico a mi hija. Ella es la verdadera campeona, siempre me dice ‘papi, yo estoy bien, no te preocupes por mi’. Son las cosas que me hicieron más fuerte y una mejor persona por ella ser la campeona que es”.
Esa no fue la única situación que vivió pues en una oportunidad, temprano en su carrera, estaba a minutos de subir al cuadrilátero para un evento televisivo nacional. Un guardia de seguridad del recinto se le acercó para decirle que había recibido una llamada de urgencia. Cortez no pudo saber qué sucedía pues ya estaba en la tarima y tenía que cumplir con su labor en una función en Atlantic City.
“Habían llamado de mi casa para dejarme saber que algo le había pasado a mi hija, la más joven, Cristine, de cuatro años”, recordó. “Tan pronto terminó todo corrí a buscar un teléfono y llamar ‘collect’. Mi hija había sido mordida por mi pastor alemán y fue llevada a un hospital. Ella salió bien de eso pero la angustia de no saber qué sucedía y tener que esperar todo ese tiempo para saber fue desesperante”.
La tragedia también hizo presencia en el cuadrilátero y le tocó tomar decisiones firmes que no fueron vistas en ese mismo momento como la correcta pero que finalmente el tiempo le dio la razón.
En 1994, tuvo ante sí uno de los capítulos más tenebrosos de su carrera. Wangila Nanpuyi, un campeón olímpico de Kenia, murió 36 horas después de una pelea oficializada por Cortez.
“Durante el décimo asalto, David Gonzáles empujó a Wangila y no lo di como caída, pero tan pronto reinició la pelea, las cosas fueron diferentes. Gonzáles le dio una combinación de golpes y fue cuando decidí parar la pelea”.
La esquina de Wangila le reclamó a Cortez por haber detenido el combate y los aficionados lo abuchearon sin parar.
“Yo le vi los ojos al peleador después de los golpazos que estaba recibiendo... yo sabía que había hecho lo correcto y solo 15 minutos después de haber terminado la pelea, salieron del vestidor avisando que el peleador estaba teniendo ataques en la cabeza y tuvieron que llevarlo al hospital. Fui esa noche al hospital para checar al peleador y el doctor me dijo que no se veía bien, estaba en coma, dos días después falleció. Mi entrenamiento me ayudó a identificar que las cosas no estaban bien”.
Recuerdos más gratos
Entre los recuerdos más agradables, está el de haber sido el referí de una de los eventos boxísticos más grandes de la historia.
“Fue una sensación increíble el caminar ahí en el estadio Azteca y ver a tu derecha e izquierda lleno con tanta gente, 132,000 personas y solo pensaba ‘guau, quién iba a pensar que algún día me tocaría ser referí con tanta gente’. Chávez ganó esa noche contra Greg Haugen”.
Nuevamente una pelea de Chávez fue uno de sus más grandes recuerdos. “Chávez contra Óscar de la Hoya fue como el traspaso de la antorcha. Óscar estaba tomando posesión como la superestrella del boxeo. Acababa de vencer a la gran leyenda”.
Otro de las peleas que recuerda es la del panameño Roberto ‘Manos de Piedra’ Duran contra Iran ‘The Blake’ Barkley, en Atlantic City.
“A sus 35 años pudo capturar el campeonato de peso mediano contra un Iran en su mejor tiempo, dando una demostración increíble de boxeo”, dijo. “Todos daban la carrera del panameño como acabada y este demostró que aún podía”.
Finalmente, Cortez recuerda a la pelea de George Foreman contra Michael Moorer como un “ejemplo de vida”.
“A los 45 años de edad le quita el título a Moorer por la vía del nocaut en el décimo round y se convierte en el campeón de los pesos pesados, fue algo increíble e histórico”, recordó.
“Fui referí en las peleas de Floyd Mayweather en cuatro ocasiones, Manny Pacquiaco, Lennox Lewis y tantos otros que fueron grandes peleas”.
Sus inicios
El retirado referí hizo su crossover de boxeador a referí después de 19 peleas como profesional, de las que perdió una sola vez.
Como boxeador, Cortez había empezado bajo la guía de Gaspar ‘Indio’ Ortega de Tijuana en 1955.
“Se movió, junto a su padre Félix, de Nueva York a Manhattan, cuando él tenía 19 años y yo 12”, recordó Cortez a HOY Deportes. “No hablaban nada de inglés, les interpretaba y los ayudé a moverse en la ciudad usando el sistema de metro. Les mostré cómo llegar al Madison Square Garden”.
El servirle como traductor bilingüe a Ortega y su padre, le sirvió para poco a poco meterse en el mundo del boxeo. Él y su hermano Mike, tuvieron éxito como amateur al ser campeones de los Golden Gloves en diferentes divisiones.
Como profesional, Cortez viajó a México en busca de oportunidades pero estas no se dieron automáticamente.
“Allá me dijeron que iba a tener problemas como puertorriqueño de ser aceptado, entonces me hicieron pasar como alguien de Veracruz y me llamarían Joe ‘El Jarocho’ Cortez”.
Sin embargo, debido a las pocas oportunidades en el boxeo, decidió retirarse y viajar a Puerto Rico en donde trabajaría en hotelería, pero el boxeo le volvería a presentar otra oportunidad de pelear en la isla. Aunque logró ganar esa pelea, decidió que definitivamente se retiraría y seguiría trabajando.
Tras su regreso en 1976 a Nueva York, su amigo y mentor Path Mascia le ayudó a decidir por la carrera de referí hasta convertirse en profesional solo seis meses después. Un año y medio después empezaba a cubrir peleas televisadas nacionalmente.
El trabajo en el cuadrilátero de Cortez, quien es analista con ESPN y tiene un programa radial en Las Vegas y en Facebook con su nombre, le hizo ganar el reconocimiento por mejorar la comunicación con los jueces, oficiales de la pelea e incluso con los aficionados con sus señales.
Su frase: “Soy justo pero firme”, fue la base de su éxito. “Alguien alguna vez me preguntó en una entrevista: ‘Joe ¿qué se necesita para ser un buen referí?’ y le respondí que tenía que ser justo, pero al mismo tiempo firme. Estar en control y que te respeten”.
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