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‘La objetividad es muy aburrida’: Una entrevista con el cronista deportivo Álvaro “El Brujo” Moráles

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“Si quieres cometer alguna locura, tienes que cobrar por ello, si no, vas a ser encerrado”, escribió el escritor y cronista estadounidense Hunter S. Thompson (1937-2005). Seguramente, el narrador deportivo Álvaro Moráles se hubiera metido en muchos problemas, sino hubiera leído antes esta frase. Sí, es un irreverente, pero como le aconsejó el padre de la antigua filosofía ‘Gonzo’, Álvaro cobra por serlo.

Esa es la diferencia entre un ganador y un perdedor.

Está posicionado justamente en el Mainstream. Esa es su casa. Ha escrito para ‘Golazo Internacional’ (1997), trabajado como editor, reportero y columnista en ‘La Afición’ (2000) y fue narrador de publieventos deportivos (2004) y en ‘W Radio’ hasta 2018.

En la actualidad, se desempeña como narrador y conductor en ‘ESPN’, el grupo mediático deportivo con sede en Estados Unidos.

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Nathan Jurgenson, un sociólogo empleado por Snap Inc. mira en lo más profundo de sí mismo en su libro “The Social Photo” (La foto social): sobre fotografía y medios sociales”.

Ago. 11, 2019

Es cínico, incisivo, calculador y todo un showman magnánimo —a veces amado, otras veces odiado— de las transmisiones en vivo. Álvaro Moráles es la más alta criva del periodismo deportivo contemporáneo. Un verdadero cronista Gonzo, uno que usa su arte y conocimientos como martillo para destruir a la gente “correcta”, los cuales por lo regular, siempre son enemigos de la lucidez, y quienes usualmente merecen ser destrozados porque están equivocados. Álvaro Moráles sabe, como Hunter S. Thompson, que no hay tal cosa como el Periodismo Objetivo; la frase misma es una pomposa contradicción de términos.

Desempolva tu libreta de apuntes, porque a continuación se presenta una entrevista que, por la legitimidad de sus respuestas, es una portentosa clase de Periodismo per se.

Julián Woodside se ha dedicado a la investigación de fenómenos musicales y sonoros, a través de su relación con los procesos creativos, mediáticos y de construcción de memoria colectiva y de identidad.

Jul. 25, 2019

¿De dónde proviene el gusto por los periódicos? Háblame de tus primeros encuentros con el tabloide.

Mi gusto por los periódicos viene desde niño y de las revistas. Compraba, coleccionaba. En mi casa se compraba ‘La Jornada’; me agradaba leerlos, me gustaba ‘La Jornada Niños’. La sección deportiva de La Jornada era muy pequeña. Más adolescente fui comprando el ‘Ovaciones’, el ‘Esto’, ‘La Afición’, me gustaba hojearlos, leerlos; la verdad es que era la única fuente de aprendizaje, porque la televisión era una vez a la semana, que era cuando pasaban los partidos.

Cuéntame sobre la obra de tu madre, una reconocida literata y académica de tiempo completo.

Mi mamá estudió contaduría, después antropología, psicología e hizo una maestría en Género Indígena para el ‘Colmex’ (Colegio de México), estudió para la ‘ENA’ (Escuela Nacional de Administración); su obra como académica es seguramente toda su investigación y trabajos que debió entregar a esas instituciones.

Se dice que la madre te da la letra y te da la vida, ¿de qué manera influyó en tu trabajo como columnista y guionista.

En 2017, Julio Patán y Alejandro Rosas, ambos escritores, historiadores, columnistas y bohemios (entre otras cosas), publicaron el exitoso libro México bizarro (Editorial Planeta), un compendio de 90 historias delirantes, estrambóticas, absurdas, bizarras, que tomaron de la realidad histórica mexicana desde territorios como la política, la nota roja, la farándula, el deporte y la cultura.

Jul. 20, 2019

En ese sentido, yo creo que quien me dio la letra, más que algún familiar, fue el periódico La Afición. Tenía 19 años. No sabía ni redactar bien, el periodismo es un oficio de imitar a otros. El maestro Jorge Ventura me recomendó que leyera la revista ‘El Gráfico’ y que imitara lo que hiciera esa revista. Sí me gustaba lo que hacía en ese momento El Gráfico, pero me gustó más cuando otro compañero me dio otro consejo, me dijo que mejor imitara a los gringos, para escribir, que eran mucho mejores; entonces leí ‘Ape Sports’, que teníamos el servicio de la agencia y de ‘Sports Ilustraded’. Me gusta mucho más la literatura deportiva gringa.

¿Cómo fue tu ingreso al periódico ‘La Afición’?

Estaba yo en el Centro de Capacitación Raúl del Campo Jr. para cronistas deportivos, y a Jorge “Che” Ventura lo nombran como director; él había trabajado muchos años para La Afición, después estuvo en Ovaciones, pero vuelve a La Afición y ve mi capacidad de sacrificio, el temple que tengo para trabajar en la prensa escrita, que no es para cualquiera. Se abrió una plaza para la sección de Béisbol, como a mí me apasiona mucho me quedaba perfecto, me dijo que estaba esa oportunidad, que no me iban a pagar pero que era una oportunidad. Entré y a los tres meses me comenzaron a pagar. Traducía cables, capturaba textos. Rápido empecé a escribir, como te comentaba con anterioridad. Después las responsabilidades crecieron, lo hice tan bien que comencé a editar, me daban más secciones y otros deportes.

¿Cómo fue la búsqueda y el encuentro con tu voz propia, con tu estilo fonético como comentarista?

Esta voz la tengo desde los 14 años, así que lo único que vas adiestrando es la respiración, el diafragma. Por ejemplo, cuando suelo gritar un Gol, me apalanco el grito de Gol en alguna frase que termine en la letra E, por ejemplo: “el remateeeeee…” y luego ya echo el Gol; me cuesta más trabajo empezarlo desde alguna otra sílaba o consonante, necesito de la letra E para apalancar el grito de Gol. Cuando estoy narrando Fútbol trato de ser muy dinámico, muy activo; cuando estoy narrando Béisbol… —me gustan mucho los narradores gringos—, me complace la voz de John Miller, Collin Cowheard, la verdad es que trato de hacerlo mucho más bajo, dinámico pero con una voz más baja, aminoro más la intensidad de la voz. En los programas sí soy más escandaloso, te apasionas cuando estás debatiendo.

Se suele mucho impostar en esto, ¿no?

No conozco a nadie que la imposte y que haya durado en la industria. Por ejemplo, cuando yo trabajaba en el parque del ‘Seguro Social’ y el ‘Foro Sol’ como la “voz” de ‘Los Tigres’, estuve un año ahí, renuncié; me surgieron otras oportunidades. Me acuerdo que después llegó un chavo, no me acuerdo del nombre, no sé quién era, pero lo recuerdo porque era de una generación menor del ‘Centro de Capacitación en Radio y Televisión Raúl del Campo’ y él impostaba la voz —porque yo ya había oído sus dos tonos de voz— y es muy difícil impostar la voz todo el tiempo, porque te cansas. Cuando quieres imitar a alguien que imposta la voz, acabas con la garganta destrozada.

Nadie que la imposte termina bien en esto, el chavo la impostaba y fue debut y despedida porque ya no podía seguir hablando; te jodes las cuerdas vocales. Lo que haces es que tomas más aire, pero bueno, todos los tonos de conversación son distintos, cuando estás con tus cuates o cuando hablas por teléfono necesitas aire, para medios audiovisuales también necesitas aire, cambia un poco el tono de la voz; pero impostarla directamente desde las cuerdas vocales, no, yo te diría que es imposible. Sí sé que personas que hacen imitaciones acaban muy mal de la garganta, acaban con operaciones terribles.

¿De dónde proviene el apodo del “Brujo Moráles?

Un día estaba con mi compañero Tony Cherchi narrando un partido de Estados Unidos VS Irlanda, y el partido estaba muy aburrido; porque eso de que digan que el Fútbol es el deporte más emocionante del mundo pues es relativo si no juegan tus selecciones o si no juega tu equipo. El partido estaba malísimo, y jodíamos con una apuesta, total que hubo una falta libre a favor de Irlanda contra Estados Unidos y le digo algo: “presiento el gol” y el gol cayó. Me di cuenta que tenía un presentimiento cada que venían goles, y están recabados ahí en Youtube, en varias de mis redes sociales, cuando predigo que viene un gol; entonces la gente me empezó a decir “Brujo”.

Cuéntanos de tu abuelo, de quien se dice, era ‘sambo’.

Mi abuelo nació en Nicaragua, que es una mezcla de algunos países de Latinoamérica, sí con presencia indígena, ya no tan grande como puede ser en Guatemala, en México o en Perú. Tiene una cercanía con Honduras que en un momento determinado, cuando hubo mucho comercio y piratería inglesa, generó bastante tráfico de esclavos; entonces mi abuelo es producto de todo ese mestizaje.

Mi abuela también, un poco, ellos tienen ciertos rasgos negroides, por así decirlo. Mi abuelo era militar, trabajaba para el gobierno de ese entonces, el gobierno de Somoza, y después cuando estalla la guerra sandinista, él tiene que salir. Mi papá tenía 15 años, emigran a Guatemala y luego cuando estalla la Guerra de Guatemala, mis padres deciden venirse a México. Había una opción de irse a Miami, porque los hermanos y hermanas de mi papá se estaban yendo a Miami, pero los tíos de mi mamá —hermanos de mi abuela, es decir mis tíos abuelos, dos de ellos—, que habían estado metidos en asuntos de política en Guatemala, se habían venido a México desde los años 50, y ya teníamos una red y un tejido familiar en México que nos pudiera recibir bastante bien.

¿Cómo asumes el hecho de que siempre quisiste ser comentarista?

Para mí fue una gran ventaja profesional y de orientación vocacional, el siempre saber a lo que me iba a dedicar, cuando estaba en la universidad me di cuenta de que muchos de mis compañeros no tenían ni idea de lo que querían ser en la vida. Habían elegido Comunicación porque era su tercera opción en la aplicación o porque era algo que no estaba tan complicado de elegir. Asumir que yo siempre quise ser comentarista me dio muchas ventajas competitivas, desde chavito sabía a qué quería dedicarme, entonces no tenía esos problemas de confusión de identidad que tienen la mayoría de los adolescentes a los que les cuesta mucho trabajo encontrar un camino en la vida.

¿Qué tipo de niño fuiste, en verdad preferías comentar las “partiditas” a jugar con tus amigos en algún equipo de fútbol?

Yo siempre jugué fútbol, béisbol, basquetbol, balónmano, de todo. Me encantaba jugar, pero cuando estaba lloviendo, la dinámica de ese fin de semana era ir a jugar videojuegos al departamento de algún amigo, yo narraba y disfrutaban que lo hiciera. Eso suena a cliché, pero la verdad es que es lo que les pasa a muchos compañeros que conozco, hacer las narraciones de los jueguitos en videojuegos, y que ellos pidan que uno siga. Pero no, a mí me fascinaba jugar, la verdad; ya pierdes las condiciones cuando superas los 20 años, dejas de jugar y te dedicas a esto de manera profesional.

¿Es políticamente correcto irle al ‘América’?

No. No es políticamente correcto irle al ‘América’. El América, al pertenecer a una empresa como Televisa, pues tiene ciertas connotaciones negativas, entonces… no, no es políticamente correcto; pero yo tampoco soy un tipo políticamente correcto (risas).

¿Cómo ocurrió lo de la voz del Estadio de los Tigres, y qué representó para ti?

Lo de la voz de Los Tigres, bueno, del Centro de Capacitación Raúl del Campo, que es una escuela que tiene fama dentro del nicho de quienes quieren ser comentaristas deportivos, cuenta con muy buenos contactos y relaciones, te prepara bien, te da las herramientas técnicas, sobre todo, para operar en los Medios de Comunicación. Yo no había terminado el curso del Centro de Capacitación y ya estaba en La Afición, pero a los meses Tigres también estaba buscando un casting porque el señor Kerleguen, Don Roberto Kerlegand estaba ya harto de trabajar para Diablos y Tigres porque era muy difícil laborar ahí, llevaba 25 años haciéndolo para los dos equipos, existía mucha rivalidad entre ellos; era además el anotador oficial, entonces dijo: “yo ya no quiero ser la voz, sólo me dedicaré a ser el anotador oficial y punto”.

Cada equipo empezó a buscar sus voces oficiales y Tigres fue a la escuela, hizo un casting y me quedé yo. Pasó una cosa curiosa, muchos compañeros menospreciaban eso, decían “yo no me quiero dedicar a esto”, y yo a todo lo que hago le hecho ganas y en ese tiempo pues mucho más. Para mí era ganar y punto, decía “esto me sirve como trampolín unos años, agarro más experiencia y luego salto a otra cosa”. Para mi sorpresa ese mismo año la radio que transmitía los juegos de béisbol —el productor— me ve en la cabina del estadio y me dice “también te quiero para los juegos de gira, a mí me sirves también”, y me dio la oportunidad.

¿Qué medio te otorga más libertades: la televisión, la radio o la prensa escrita?

Más libertades en cuanto al oficio mismo creo que es complicado, por ejemplo, la televisión es esclava de los tiempos, entonces no te da tanta libertad en cuanto a horarios, y ahí medio nos la hemos ingeniado; en la radio es lo mismo “los tiempos”; prensa escrita pues… el espacio. Así que las libertades técnicas y operativas en los tres lados son rígidas, pero las tres son padrísimas la verdad. La prensa escrita pone a prueba tu intelecto, tu creatividad; la radio pone a prueba tu imaginación, tu léxico y la televisión pone a prueba tu personalidad, si tienes una personalidad gris no sirves para la televisión.

¿Por qué se habla tan peyorativamente del periodismo deportivo en México?

Se habla peyorativamente del periodismo deportivo en México, sobre todo, en la prensa escrita. Cuando tenías que convivir con la gente de la política y la economía, realmente nos veían como los peores en la escala social del periodismo, pero es mucho más difícil.

Varios de mis amigos fueron a política porque les aumentaban el sueldo y todos me decían que era pan comido, ¡pan comido!, porque a los políticos les gusta hablar más que a los deportistas, entonces no representaba casi ninguna dificultad obtener alguna exclusiva con un político que con un deportista; quizá el nicho del periodismo económico y finanzas sí tendrá alguna otra especialización, pero cuando era el paso de mandar a los de política a deportes, las daban… No podían, porque no tenían conocimiento al respecto. Ahora, no todos en la prensa escrita deportiva tienen grandes conocimientos sobre el deporte, también esa es una mentira, hay falta de preparación en el periodismo deportivo mexicano.

¿En general, cuál es tu lectura del periodismo contemporáneo?

Mi lectura del periodismo mexicano es que tiene un reto muy grande, de entretener, ser atractivo; de nada te sirve escribir el mejor texto si nadie te va a leer. La competencia es brutal, el periodismo actual con otras ofertas de entretenimiento; al final, lo que el periodismo actual, los medios actuales quieren, las películas, la industria de la música, es el tiempo de la gente; tienes que convencerlos de que inviertan tiempo en eso, y en el periodismo actual a veces no lo entienden, piensan que la gente es tonta si no los lee. No, te tiene que leer, tienes que buscar la oferta. Mucha gente en el periodismo no entiende que esto también es una unidad de negocios. Los periodistas freelance tienen que moverse, actuar para estar obteniendo recursos; les dará quizá más libertades de tiempo y esas cosas, pero tiene que estar en movimiento.

¿Avanzamos hacia un nuevo periodismo deportivo?

Sí, yo creo que avanzamos hacia un nuevo periodismo deportivo. Yo he sido parte fundamental en eso, lo veo con otros programas de televisión, en otras empresas, cómo empiezan a hacer cosas que hago yo, que no hacían antes: argumentar, analizar, quitarte tantos vicios, tantos clichés, tantos sistemas de creencia. Sí, va a ser lento, ¡qué bueno que sea lento!, que no haya tantos como yo.

“Yo no entiendo muy bien este culto a la objetividad en el periodismo. Ahora, sólo la mentira, lisa y llanamente, no es subjetiva; diría Hunter S. Thompson, padre del “Periodismo Gonzo”. ¿Cómo es que comienzas a ejercer este tipo de prensa?

Bueno, me gusta mucho lo que hace Thompson porque, por ejemplo, rompe con muchos esquemas donde la figura del periodista tenía que ser tácita, oculta, y él no, él es partícipe y protagonista de las historias. Un día me dijeron a mí “no se te olvide —como que me estaban regañando porque había echado mucho desmadre en una transmisión— que la estrella es el partido, no tú” y les dije “sí, la diferencia es que este es un partido de dos de los peores equipos de Holanda que me dieron a las 5 de la mañana, entonces yo tengo que ser la estrella”, si fuera un ‘Real Madrid’ o un ‘Barcelona’ el partido por sí mismo se ve, prácticamente no hay broncas, pero en otros casos uno tiene que tomar un afán protagónico y en esas cosas me identifico bastante con Thompson, me gusta mucho cómo va contando sus sensaciones subjetivas cuando está con los ‘Hell Angels’ o cuando va al Derby de Kentucky, que narra el cómo se ponen borrachos, lo que piensa, está bien, es una perspectiva subjetiva y cada quién asumirá si cree en esto o aquello y punto. Creo que aparte la objetividad a veces es muy aburrida.

¿Cuál es la discusión favorita en tu carrera: con Faitelson, recordándole el golpe que le dio Cuauhtémoc Blanco; con Zague, cuando te llamó “incendiario” o con José Ramón Fernández, con respecto a la celebración del aniversario 101 del América?

No te puedo decir que tengo una discusión favorita, creo que todas esas que has dicho son muy buenas, porque además disfruto mucho cuando despedazo con argumentos o con cuestionamientos a algún colega o compañero que se siente mucho, o se creen vacas sagradas o intocables o divos, si los evidencias, le tienen mucho miedo a la humillación pública, pero si no te preparas te damos duro.

En muchas —con táctica y estrategia— por momentos también me he hecho la víctima, para hacerlos caer mentalmente en otros estados vulnerables, eso me pasó precisamente con Paco, con Rafa y con Mario, los tienes que poner en su lugar cuando te dicen “a mí me parece esto porque es mi gusto”, pues no estás ahí por tu gusto, estás ahí por tu análisis racional.

No tienen cultura de la dialéctica, pero ellos podrían decir: “probablemente tengas los números, los argumentos para ser el mejor pero en mí experiencia, para mí este fue el mejor jugador porque yo me enfrenté a él” pero como no lo saben decir, se les va de las manos.

¿Cuál es el concepto personal de periodismo de Álvaro Moráles?

Mi concepto de periodismo… Mira, yo no me considero periodista porque muchos de los que se consideran periodistas me decepcionan. Para mí un periodista es un investigador por naturaleza, quien en su vida haya sacado un reportaje no merece llamarse periodista.

Yo tengo reportajes de investigación dignos, que yo considero. Tengo uno de cuando Negrete era el director de deportes de la UNAM, saqué un reportaje en el que finalmente salió de ahí por malos usos de las instalaciones de la Universidad; tengo perfiles, me gusta más perfilar de manera escrita, me gusta un perfil que hice de Alex Rodríguez hace ya varios años, lo hice para la revista ‘ESPN’, pero hay quienes no perfilan, no hacen un reportaje, no sacan una exclusiva sin que eso condicione su opinión.

Lo que digo yo es que si esos son los periodistas, si esos se jactan de ser periodistas pues conmigo no van, entonces a mí no me llamen periodista, de verdad. Para mí hay una cuestión muy importante, para mí tienes que tener compromiso a la hora de opinar, de forma dicotómica, de manera blanca o negra, puedes matizar ciertas cosas, yo no digo que no pero tienes que comprometerte; para mí es terrible cuando yo veo en los medios de comunicación que le preguntan a algún colega “oye, qué pasará de esto”, “no, no lo sé, habrá qué esperar… tiempo al tiempo”, eso me lo puede decir cualquier persona, ¿no?

Si están ahí es porque tiene que tomar una postura, una opinión, tienes qué comprometerte a la hora de opinar, tener fuentes, argumentos, datos, hechos, números, estadística, hay mucha gente que en su ignorancia confunde datos y números con la estadística, pero la estadística es otra cosa, podrán ir relacionadas algunas cosas pero no todas.

Convérsame acerca de tu “Libro Negro”

En mi Libro Negro un día empecé a hacer un manual de lo que yo debería o no debería hacer, un cúmulo de experiencias. Tiene que haber una metodología para realizar las cosas. Escribir te da estructura. Yo cree hace años un plan estratégico de lo que quería hacer, uno como lo hacen las empresas, con visión, objetivo y metas, así lo hice y me ha funcionado, porque tiene que ver con el método, las libertades que me tomo como periodista; hay rigidez en el método y en la estructura y eso te da el éxito.

(Risas) Pues que me enorgullece, enaltece y adula mi vanidad. (Risas) Estaba viendo que no procede por cuestiones de iniciativa privada y porque es muy poca gente.

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