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Comprueban que los Astros le robaron a los Dodgers el título de la Serie Mundial 2017 espiando sus señales

Clayton Kershaw reacciona tras ceder un jonrón de tres carreras a Yuli Gurriel de los Astros durante el Quinto Juego de la Serie Mundial de 2017 en el Minute Maid Park.
(Wally Skalij / Los Angeles Times)

Una investigación de la MLB revela que los Astros utilizaron tecnología para hacer trampa y vencer a los Dodgers

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Durante tres años hemos dudado, pero ahora lo sabemos.

¿Cómo los bateadores de los Astros de Houston castigaron tanto a tres de los mejores lanzadores de los Dodgers en dos juegos clave, en Houston, en la Serie Mundial 2017?

Jim Thompson illustrates MLB's sign-stealing investigations surrounding the Houston Astros and Boston Red Sox.
Jim Thompson ilustra las investigaciones sobre el robo de señales de MLB en torno a los Astros de Houston y los Medias Rojas de Boston.
(Jim Thomspon / For The Times)

¿Cómo destrozaron tan fácilmente a Yu Darvish durante cuatro carreras en la segunda entrada de una victoria de los Astros del Juego 3? ¿Cómo lograron anotar 10 carreras sin esfuerzo contra Clayton Kershaw y Brandon Morrow en el triunfo del Juego 5?

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Haciendo trampa, así es como lo hicieron.

Emplearon tecnología en el estadio Minute Maid Park para espiar las señales de los Dodgers: sus bateadores sabían qué lanzamientos harían y se lanzaban alegremente sobre ellos. Acumularon 18 carreras con 26 hits y seis jonrones, en dos victorias que cambiaron la serie y que ahora han marcado de manera imborrable un asterisco en un evento que fue estropeado para siempre por una verdad repugnante.

Los Dodgers fueron sacados del campeonato de la Serie Mundial 2017.

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Esto no es simplemente una frustración, ni una historia revisionista. Esto es ahora y para siempre después de que una investigación de la Liga Mayor del Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés) reveló el lunes que los Astros usaron tecnología para hacer trampa durante su temporada del campeonato.

La MLB suspendió tanto al gerente general de los Astros, Jeff Luhnow como al manager, A. J. Hinch, por un año. Ambos fueron despedidos rápidamente por el dueño del equipo, Jim Crane. También multó a la organización con $5 millones de dólares y la suspendió por dos temporadas para seleccionar jugadores de primera y segunda ronda. Sin embargo, aún no abordó el verdadero daño. A los Dodgers les robaron un campeonato que habría puesto fin a una sequía de 29 años. ¿Qué hará la MLB al respecto?

Los Dodgers no podrán reclamar el título. Ese daño ya está hecho; ese desfile ya se ha perdido. Pero los Astros deberían verse obligados a devolver el Trofeo del Comisionado al comisionado Rob Manfred en este momento, liberar el título y dejar eternamente ese espacio en los registros tan vacío como la integridad de la organización.

Los Dodgers no ganaron en el campo, pero la historia siempre debe tener en cuenta que no fueron vencidos.

Claramente, nadie sabe qué habría pasado si los Astros no hubieran hecho trampa. Y, sí, el récord mostrará que los Dodgers finalmente perdieron la Serie Mundial en un derrumbe del Juego 7 en el Dodger Stadium, que no implicó la trampa tecnológica confirmada de los Astros.

Pero, a juzgar por las rarezas de esos tres juegos intermedios en Houston -algo iba extrañamente mal para Darvish, Kershaw y Morrow- nunca debería haber ocurrido un Juego 7. Si los Astros no hubieran hecho trampa en Houston, los Dodgers habrían ganado la serie en seis.

El informe del comisionado, de nueve páginas de extensión, detalla cómo los Astros captaban los signos de los receptores durante la temporada 2017 mediante un circuito de televisión, y los transmitían a los bateadores golpeando un bote de basura. Ello confirma una declaración anterior de Mike Fiers, ex lanzador de los Astros, al Athletic.

Más cruelmente, tal vez, el informe señala que el ex jugador de los Dodgers Alex Cora, que entonces era entrenador de los Astros, organizó todo cuando “arregló que un técnico de la sala de video instalara un monitor que mostrase la imagen captada por la cámara del campo central inmediatamente al banquillo de los Astros”.

Los jugadores podían ver fácilmente las señales del receptor, decodificarlas y luego transmitir la información golpeando un bote de basura con un bate para indicar qué lanzamiento se acercaba.

Esto podría ayudar a explicar no solo cómo los Astros ganaron ocho de nueve juegos en casa durante esa postemporada, sino también específicamente cómo pudieron haber derrotado a tres lanzadores de los Dodgers.

Darvish entró en su inicio del Juego 3 con una efectividad de 1.59 en dos aperturas de postemporada anteriores con los Dodgers. Sin embargo, el ruido de los botes de basura que aparentemente plagaban el banquillo permitió cuatro carreras en la segunda entrada.

Kershaw había lanzado el mejor gran juego de su carrera en el primer partido de la serie al permitir una carrera en siete entradas, ponchando a 11 y sin anotar ninguna. Sin embargo, en el Juego 5, con la televisión encendida en el banquillo, cedió una ventaja de cuatro carreras y una de tres carreras mientras fue vapuleado por seis carreras en 4 2/3 entradas.

Morrow permitió dos carreras en 12 1/3 entradas anteriores de postemporada, pero de repente en el Juego 5 no pudo salir, permitiendo cuatro carreras en un cuadrangular, sencillo, doble y cuadrangular.

Los Dodgers perdieron dos de tres en Houston, regresaron afligidos a Los Ángeles después de tres juegos a dos en la serie, y nunca recuperaron su magia.

Al robar la serie, los Astros también hurtaron fragmentos de reputación. Las dos derrotas en Houston fomentaron el discurso de que Darvish era un cobarde, que Kershaw no podía lanzar en octubre y que el manager Dave Roberts tenía problemas en los grandes juegos por la sobreutilización de Morrow.

De acuerdo, Darvish arruinó el Juego 7; Kershaw ha continuado sus angustias en octubre y Roberts todavía está bajo fuego. Pero si los Dodgers hubieran ganado esa serie, ¿no habría liberado un poco esa presión de todos? ¿Se habrían considerado los dos fracasos de postemporada con tanto disgusto?

Quizá Darvish seguiría siendo un Dodger, tal vez Kershaw se hubiera sacudido su terrible reputación de octubre, o Roberts tendría una mejor ampliación de contrato y menos abucheos.

El lunes por la noche, los Dodgers emitieron un comunicado. “La MLB les ha pedido a todos los clubes que no comenten sobre el castigo a los Astros de Houston hoy, ya que es inapropiado expresarse sobre la disciplina impuesta a otro club. A los Dodgers también se les pidió que no hablen sobre ningún mal proceder cometido durante la Serie Mundial 2017; no habrá más comentarios en este momento”.

Un ex Dodger intervino de igual manera el lunes. “Si los Dodgers están planeando un desfile de la Serie Mundial 2017, me encantaría unirme”, tuiteó Darvish. “Si eso está en proceso, ¿alguien podría hacerme una camiseta con el nombre del bote de basura?”.

Suena gracioso, pero realmente no lo es. Los Astros engañaron a los Dodgers, hambrientos de títulos, de mucho más que un campeonato. Robaron un legado; hurtaron la historia. Cambiaron la narrativa deportiva de esta ciudad para siempre.

En serio, ¿por qué el Trofeo del Comisionado todavía está en sus oficinas de Houston? ¿Por qué no pueden al menos tener la decencia de devolverlo?

Mejor aún, esa cosa inútil debería ser arrojada a un basurero, que los Dodgers luego podrían golpear con un bate.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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