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La victoria de los Dodgers en la Serie Mundial le da a L.A. una noche alegre en un año de tanta miseria

Los fanáticos de los Dodgers tomaron las calles y brindaron a Los Ángeles un abundante espectáculo de fuegos artificiales cuando el equipo ganó su primera Serie Mundial desde 1988

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En una ciudad que se tambalea por la devastación médica y económica de la pandemia de COVID-19, obligada a restringir su célebre estilo de vida despreocupado e incluso despojada del ritual sagrado de un verano en el Chávez Ravine, la victoria de los Dodgers en la Serie Mundial se sintió como una vacuna, si bien temporal, por las muchas miserias de 2020.

Los fanáticos de los Dodgers tomaron las calles y brindaron a Los Ángeles un buen espectáculo de fuegos artificiales cuando el equipo ganó su primera Serie Mundial desde 1988.

Corrección:

4:52 p.m. oct. 28, 2020Una versión anterior de este artículo informaba que la edad de Ismael Servin era de 21 años. Tiene 29 años.

En Sunset Boulevard, cuesta abajo desde el Dodger Stadium, los conductores formaron un desfile improvisado, tocando la bocina y vitoreando. La policía de Los Ángeles ordenó a la gente que abandonara el área e intentaba sacar a cientos de personas de la calle. Aunque la celebración fue en gran parte pacífica, se arrojaron algunos objetos a la policía y los agentes dispararon balas de goma.

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Dodger fan Jeff Gomez reacts with other fans as Dodgers Mookie Betts scores the go-ahead run in the 6th inning
Jeff Gómez celebra con otros fanáticos de los Dodgers cuando Mookie Betts anota la carrera de la ventaja en la sexta entrada del Juego 6 de la Serie Mundial, que estaban viendo en el estacionamiento del Club Bahía cerca del Dodger Stadium el martes por la noche.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

Los fanáticos lanzaron fuegos artificiales a lo largo de las calles principales del centro de Los Ángeles mientras la gente convergía en el centro de la ciudad en automóvil, a pie, en bicicleta, incluso, en patineta. La policía también estaba tratando de controlar a las multitudes allí.

En medio de informes de personas que irrumpieron en tiendas y robaron, la policía declaró una reunión ilegal en el centro de Los Ángeles poco antes de la 1 a.m. del miércoles, cerrando varias cuadras desde la Calle 8 hasta Pico Boulevard y la calle Figueroa hasta Broadway.

Grandes multitudes también se reunieron en Whittier Boulevard, expresando su alegría por lo que ha sido un año tan difícil. Los agentes del sheriff del condado de Los Ángeles se movían por el área tratando de despejar las calles. Cientos de avenidas estaban llenas de gente en Pacoima, con autos haciendo círculos en las intersecciones.

Fans watch a car doing burnouts as they celebrate
Fans watch a car doing burnouts as they celebrate the Dodgers’ World Series victory.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

César Maldonado, de 44 años, vive en Echo Park desde 1982. Observó cómo los autos se quemaban, la gente se subía a los postes y le recordó cuando tenía 12 años y los Dodgers ganaron la Serie Mundial por última vez. Ese año, él y sus amigos fueron al centro de Los Ángeles para celebrar. Fue mucho más ruidoso.

“No había COVID”, dijo. “Era mucha más gente la que estaba afuera. Fue muy divertido”.

No pudo contener su entusiasmo por la victoria, sosteniendo su teléfono para mostrarle a su amigo lo que estaba sucediendo por FaceTime mientras la gente se agolpaba en la calle gritando: “Vamos, Dodgers”.

“No puedo creer que hayan ganado”, dijo.

Con solo 4 años cuando los Dodgers ganaron por última vez un campeonato, Fernando Hernández Jr. se quedó afuera de la casa de su madre en Boyle Heights en un delirio de felicidad, agarrando una botella medio vacía de champán.

“¡Campeones de la pandemia, baby!”, gritó por encima de los bocinazos de los autos que pasaban por la calle Soto. “We Are the Champions” de Queen sonaba por un altavoz.

Hernández, un coordinador de servicios de oficina de un bufete de abogados, se maravilló de la capacidad de los Dodgers para acabar con la temporada, a pesar de una pandemia que desorganizó la liga.

“No hay ningún asterisco para este campeonato, hermano”, dijo. “Eso fue puro béisbol valiente”.

Dodgers fans light off fireworks behind a car doing donuts at Sunset and Figueroa after the World Series win
Los fanáticos de los Dodgers encienden fuegos artificiales detrás de un auto que se quema en la intersección de Sunset y Figueroa.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)

“Esto es lo mejor que nos hemos sentido en mucho tiempo”, dijo Ismael Servin, de 21 años, de pie en la esquina de Hubbard Street y Belsen Avenue en el Este de Los Ángeles, con humo saliendo de los neumáticos de una camioneta que acelera el motor en la intersección. “En 2020, necesitábamos esto”.

Los funcionarios instaron a los fanáticos de los Dodgers a evitar las multitudes y practicar el distanciamiento social al celebrar. Las autoridades de salud del condado de Los Ángeles han culpado a las reuniones relacionadas con la temporada de los Lakers y los Dodgers de propagar el COVID-19 y evitar que el Condado reabra más rápidamente.

“Reuniones en grandes multitudes para ver partidos en el interior, la gente sin cubrirse la cara y gritando mucho, eso no es sensato”, dijo recientemente la directora de salud pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer.

La policía de Los Ángeles también espera evitar que se repitan los problemas que ocurrieron en el centro de la ciudad después de la victoria de los Lakers. Las celebraciones se volvieron ruidosas y más de 70 personas fueron arrestadas. La policía había cerrado la entrada principal del Dodger Stadium y Whittier Boulevard en el Este de Los Ángeles.

El jefe de policía de Los Ángeles, Michel Moore, instó a la gente el martes a celebrar la victoria de los Dodgers en casa.

“Están más seguros en casa. Este virus COVID-19 es real”, manifestó. “No habrá tolerancia para la violencia. No hay lugar en Los Ángeles para que la gente cometa actos vandálicos”.

Después de las 11 p.m., el LAPD instó al público a irse a casa.

“Estamos viendo multitudes grandes, a veces rebeldes, que se apoderan de las intersecciones en varias partes de la ciudad. Instamos a todos los angelinos a quedarse en casa si es posible. Si debe salir, tenga cuidado. Si se encuentra con una gran multitud, no intente mezclarse”, indicó el departamento en Twitter.

No hubo informes inmediatos de detenciones. Se vio algo de vandalismo en el centro de Los Ángeles y Echo Park.

Mientras se realizaban los lanzamientos finales a 1.400 millas de distancia, los fanáticos que se instalaron en el estacionamiento del Dodger Stadium salieron de sus autos en anticipación al júbilo.

Sacaron banderas, pancartas, saltaron arriba y abajo y luego celebraron con gritos y lágrimas, en algunos casos, cuando los Dodgers ganaron su primera Serie Mundial en 32 años.

La gente de los autos cercanos se abrazó, otros corrieron chocando las palmas con la multitud de fanáticos; la mayoría portaba mascarilla, pero otros se cubrieron la cara para gritar.

Finalmente, la policía de Los Ángeles con equipo antidisturbios despejó la intersección de Vin Scully y Sunset. “Las únicas personas que queremos ver en azul son los Dodgers”, dijo una mujer.

Las fiestas a lo largo de Whittier Boulevard en el Este de Los Ángeles también fueron interrumpidas por la policía, que pidió a los fanáticos que se dispersaran.

Cada año, Óscar Márquez guarda su dinero ante la posibilidad de que los Dodgers lleguen a la Serie Mundial. “Pennies, nickels, dimes (monedas de diez, cinco, un centavo)- cualquier cosa”.

Todo lo guarda dentro de un gran frasco de plástico, solo para ser desembolsado en un boleto para ver a su equipo competir por un campeonato en el Dodger Stadium. La última vez que los Dodgers lo ganaron todo, Márquez tenía 12 años y era estudiante de Euclid Avenue Elementary en Boyle Heights.

Durante las próximas tres décadas, vería cada temporada terminar con diversos grados de decepción. Este año, Márquez reunió $500 en su frasco. Pero con una pandemia que cambió la serie a un sitio neutral, no había que comprar entradas para el estadio de su ciudad natal. En cambio, puso su fondo de la Serie Mundial en una apuesta.

Está en la fila para cobrar alrededor de $1.500, dijo, de pie en la esquina de Whittier Boulevard y Lorena Street, rodeado de fanáticos gritando por encima del chirrido de un Camaro naranja que hacia círculos en la intersección.

Las restricciones de salud pueden haber empujado a algunos juerguistas al aire libre que, en tiempos normales, podrían haber celebrado en un bar, pero Johnny Aguilar, un nativo de Boyle Heights, insistió en que “ya sea que haya una pandemia o no, estaríamos aquí. Nos encontraríamos aquí mismo en esta esquina. Esta es una familia”.

Felipe Herrera, quien también creció en Boyle Heights, describió el vecindario como “die hard” (Difícil de matar).

“East L.A. sangra azul”, dijo Herrera. Y tras temporada tras temporada de “intentar, intentar, intentar”, añadió, “finalmente lo conseguimos”.

Con la mascarilla puesta, Víctor Argueta vestía una camiseta negra especial de los Dodgers que compró recientemente en EBay por $40.

El número 8 en el frente y 24 en la espalda. El nombre en la parte de atrás era Bryant. Este año estuvo marcado por la pérdida del jugador de 30 años. Primero Kobe Bryant, quien era su jugador favorito cuando crecía en Echo Park. Luego su madre, que tenía cáncer pero murió en agosto por coronavirus.

“Ella estaba venciendo el cáncer y se encontraba mejor, pero luego fue al hospital”, dijo luchando por contener las lágrimas. “No pude volver a verla”.

Cuando Mookie Betts conectó su jonrón para extender la ventaja de los Dodgers en la octava entrada, Argueta salió de su casa y se dirigió hacia Vin Scully Way. Mientras se ajustaba la mascarilla en la cara, se vio el nuevo tatuaje en honor a su madre, una inmigrante de México que trabajaba en el juzgado de Beverly Hills y amaba su ciudad adoptiva.

“A mi mamá le hubiera encantado ver esto”, dijo el pintor de casas. “Amaba tanto a los Lakers y los Dodgers”.

For the original story in English, please click here.

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