Sebastián Fundora deja la cara de Erickson Lubin irreconocible y lo envía al hospital

La esquina de Lubin (24-2, 17 KOs) pidió que se detuviera el combate al final del noveno round, cuando su peleador se encontraba en el corto descanso. Los entrenadores agitaron sus toallas para avisarle al réferi que habían visto suficiente castigo.

El espigado Fundora (19-0-1, 13 KOs) dejó irreconocible a Lubin, quien mostró una cara muy hinchada y vio a su rival capturar el cetro interino del CMB.

Según reportes, Lubin fue llevado al UMC Trauma Center de Las Vegas para tratar sus heridas.

‘La Torre Infernal’ derribó por primera vez a su rival en el segundo asalto, pero Lubin se repuso de inmediato y contraatacó en el tercer episodio, incluso haciendo sangrar al oriundo de West Palm Beach, Florida.

La pelea, obviamente, no fue totalmente dominada por Fundora, quien sufrió su primera caída de su carrera en un impresionante séptimo round, en el que Lubin empezaba a mostrar daños en su cara.

Lubin logró conectar un par de ganchos que hicieron tocar la lona al peleador de 6’ 6” de altura. Fundora aceptó que Lubin le hizo daño.

“Me arrodille intencionalmente para tomar un respiro y para evitar que me golpeara de nuevo, mientras me recuperaba”, dijo Fundora. “Si no lo hacía, él me hubiera golpeado de nuevo y eso no hubiese sido inteligente de mi parte, no me hubiera recuperado de buena manera”.

Fundora había logrado lastimar a ‘The Hammer’ durante el transcurso de la pelea, por lo que se mantuvo paciente y trabajando la cara de su peligroso rival.

La inflamación fue más evidente en el noveno asalto.

“Tomaron la decisión correcta al detener la pelea poque su cara se veía de otra forma. Se transformó y sangraba mucho”, señaló Fundora. “Es un peleador difícil, que siempre estuvo a de frente en la pelea, pero no había necesidad de lastimarse más”.

Fundora sintió haber presenciado la pelea más difícil de su carrera, pero al mismo tiempo sintió que ha sido de las mejores que ha hecho.

“Creo que esta fue probablemente la mejor actuación de mi vida… Fue una pelea de ida y vuelta”, señaló el peleador. “Realmente trajo su martillo, pero yo traje mi taladro. El uppercut estaba aterrizando como ningún otro, ese es mi golpe de suerte… zurdo, derecho, no importa, una vez que encuentro eso, siento que el trabajo está hecho”.