
El regiomontano abre su casa para la docuserie Full Speed 2, donde habla de su familia, su esposa Julia Piquet y el largo camino que lo llevó a NASCAR
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Daniel Suárez abrió las puertas de su hogar y, por primera vez en su carrera, se dejó ver tal como es: más allá del piloto, más allá del casco. El regiomontano, primer mexicano en ganar una carrera de la NASCAR Cup Series, es una de las figuras centrales en la segunda temporada de Full Speed, la docuserie de Netflix que explora el mundo de la NASCAR desde adentro.
En uno de los episodios más personales de la serie, estrenada el 7 de mayo, Suárez comparte su historia, sus raíces y los sacrificios que lo llevaron hasta lo más alto del automovilismo estadounidense.
“Me di cuenta de lo importante que es que la gente me conozca como persona y no solo como piloto”, explica en entrevista con LA Times en Español. Aprovechó esta plataforma, dice, para mostrar de dónde viene, cómo aprendió inglés y todo lo que tuvo que dejar atrás para llegar hasta aquí.
Uno de los momentos más emotivos del capítulo es la visita de su padre, Alejandro Suárez, al garaje de su hijo que posee en el Norte de Carolina, donde vive Daniel junto a su esposa Julia Piquet.
Es la primera vez que ve, en persona, la colección de autos que alguna vez solo existió en sus sueños. Para Daniel, ese instante lo dijo todo, si olvida de dónde viene, también perdería de vista hacia dónde va. Recuerda que su madre siempre apoyó sus decisiones, y que su padre apostó todo por su carrera, incluso cuando parecía una locura. Hoy, muchos de esos autos fueron reparados en el taller familiar que lo vio crecer.
“Si yo hubiera tenido lo que el 99% de otras personas tienen como padres, nunca hubiera llegado aquí porque es un loco porque apostó todo por mí. Él lo hizo y funcionó y yo sabía que era un sueño de él de tener un garage con muchos carros y ahora lo tiene, le gusta, tiene su taller, su bodega de carros… proyectos desarmados, no es como el mío y que él pudiera venir a ver el garage en persona y ver todos los carros, fue algo que soñó hace muchos años, que soñé hace muchos años. La mayoría de esos carros, él los ha arreglado en nuestro taller”.
Suárez creció entre herramientas, motores y las lecciones que le transmitieron tanto su padre como su abuelo, a quien considera fue un hombre inteligente y “calculador” para los negocios. Mientras uno le enseñó el amor por los autos, el otro le dejó una visión precisa y adecuada para combinarlas y ser quién es hoy por hoy.
“Mi abuelo paterno, fue la persona que me enseñó a cómo manejar, fue una persona muy inteligente, una persona buenísima en los negocios, una persona muy calculadora, pero él no estaba metido en los carros, él estaba metido en la fotografía”, recordó Daniel. “Él le enseñó muchas cosas a mi papá, de cómo hacer negocios y todo, sin embargo, mi papá fue el que me inició en todo el mundo de los carros, me inculcó todo el mundo de las carreras, de arreglar carros y demás”.
La conexión con su padre va más allá de la mecánica. Hay un legado emocional que corre profundo entre ambos. Daniel recuerda con orgullo cuando su padre le dijo: “Estoy viviendo mi sueño en ti”. Sabe que, sin ese apoyo incondicional durante los primeros 15 años de su carrera, no estaría donde está.
Hoy, con 32 años, Daniel también encuentra equilibrio en su vida personal. Habla con especial afecto de su esposa, Julia Piquet, hija del tricampeón de Fórmula 1 Nelson Piquet. Destaca su gran corazón, su competitividad y, sobre todo, el hecho de que entiende el mundo de las carreras.
“Dios me ha dado mucho más de lo que esperaba. Tengo una familia unida y la mejor mujer del mundo a mi lado”, asegura. Para él, lo más importante es que Julia será una gran madre cuando llegue el momento.
En lo deportivo, la temporada actual ha sido complicada. Suárez marcha fuera del Top 20 en el campeonato, y su equipo, Trackhouse Racing, ha enfrentado varios desafíos técnicos.
La escudería, que es copropiedad del empresario Justin Marks y el artista Pitbull, ha reconocido que el desempeño de sus autos está por debajo de lo esperado.
“No estamos contentos con los resultados, pero tampoco nos rendimos”, afirma. Asegura que tanto él como todo el equipo están trabajando sin descanso para recuperar el ritmo y volver a ser competitivos.
A pesar de los altibajos, mantiene una visión positiva.
“El tiempo pasa muy rápido, por eso disfruto cada momento”, dice.
Han pasado casi 10 años desde que ganó el campeonato de Xfinity Series, pero cree que lo mejor de su carrera todavía está por venir. Se siente con juventud, fuerza y experiencia para seguir representando a México y a la comunidad latina con orgullo. “Es un gran privilegio poder representar a todos los latinos y a todos los medios en español”, subraya.
En el horizonte se asoma un evento histórico: la NASCAR correrá por primera vez en el Autódromo Hermanos Rodríguez, en Ciudad de México, este mes de junio. Suárez será una de las grandes figuras del evento.
“Va a ser uno de los fines de semana más increíbles de mi vida”.
Él espera disfrutar cada instante, rodeado de amigos, familiares y fans, y, por supuesto, luchar por la victoria.
“La Ciudad de México va a tener un sabor especial. Lo único que quiero es disfrutarlo... y ganar la carrerita esa”.
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