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Messi no jugará en Jerusalén: cómo un partido de fútbol se convirtió en un desastre diplomático

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Estaba planeado como un partido de fútbol “amistoso” en Jerusalén; un calentamiento sin mucho en riesgo para la selección nacional de Argentina, una semana antes de partir hacia la Copa del Mundo. En cambio, se convirtió en un desastre diplomático.

A inicios de junio, manifestantes propalestinos, vestidos con uniformes argentinos manchados con sangre falsa, marcharon en el sitio de entrenamiento del equipo, en Barcelona, España, con carteles contra Israel y exigiendo que Lionel Messi, el capitán y superestrella, así como sus compañeros futbolistas, boicoteen el juego.

“¡Messi, no vayas!”, gritaban.

Después, esta semana, Jibril Rajoub, el jefe de la Asociación Palestina de Fútbol y un alto funcionario del gobierno palestino, lanzó un video donde se lo ve quemando una bandera argentina y alienta a los musulmanes de todo el mundo a destruir las camisetas del famoso equipo.

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La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cedió el martes 5 de junio y canceló el partido, una decisión que llevó a los funcionarios israelíes a declarar que los terroristas habían triunfado.

Claudio Tapia, presidente de la AFA, afirmó en una conferencia de prensa realizada el miércoles en Barcelona, que Messi y otros jugadores habían recibido amenazas por las redes sociales y que la decisión de cancelar el encuentro se tomó en virtud de “la salud, la seguridad personal y la seguridad de toda la delegación”, y no por razones políticas.

“No es nada en contra de la comunidad israelí, no es nada en contra de la comunidad judía”, advirtió. “Espero que todos vean la decisión que tomé como un gesto de paz. El fútbol trasciende la religión, trasciende el género, porque todos juegan al fútbol”, remarcó. “Dejamos abierta la posibilidad de tomar medidas conjuntas en el futuro, en Israel o en otras partes del mundo”.

Sin embargo, cuando se trata de Israel, no hay manera de evitar la política.

La cancelación se produce no solo mientras el Mundial de Fútbol, el evento deportivo más visto en todo el mundo, está a punto de comenzar, sino también a medida que las tensiones entre Israel y Palestina llegan a un punto de ebullición. En las últimas semanas soldados israelíes han matado a más de 100 manifestantes palestinos que protestaban cerca de la frontera, en la Franja de Gaza.

En mayo, Estados Unidos trasladó su embajada desde Tel Aviv a la disputada Ciudad Santa de Jerusalén, luego de la decisión del presidente Trump, en 2017, de reconocer dicho lugar como la capital de Israel.

La medida, que enfureció a los palestinos y a muchos de los aliados árabes y europeos de Washington, revirtió décadas de política estadounidense e internacional, lo cual dejó el estatus futuro de Jerusalén -reclamada por los israelíes y los palestinos como su capital- librado a ser resuelto durante conversaciones de paz.

El partido de fútbol inicialmente iba a disputarse en Haifa, pero el gobierno israelí lo trasladó a Jerusalén. Fue parte de una celebración extendida, este 2018, por el 70º aniversario de la fundación de Israel.

Los boletos se agotaron en una hora.

Pronto, carteles con la cara de Messi aparecieron en la ciudad cisjordana de Hebrón, con leyendas que aludían a Jerusalén como la capital de Palestina. En Gaza, pequeñas protestas exigieron que Argentina retrocediera.

El domingo, Rajoub publicó una carta que envió a Tapia para solicitar la cancelación del juego. “El gobierno israelí convirtió un partido de fútbol en un arma política”, decía.

Además, una nota firmada por 70 jóvenes palestinos fue enviada a Messi para pedirle que no juegue en el estadio Teddy Kollek, de Jerusalén, que según dijeron fue construido “sobre las tumbas de nuestros antepasados”, en un área ocupada por Israel durante la guerra por la independencia, en 1948.

El estadio, con capacidad para 30,000 espectadores, está ubicado dentro de las fronteras de Jerusalén Oeste, lejos de cualquier área ahora reclamada por los palestinos.

La reacción a la decisión de Argentina no se hizo esperar. “¡Gracias #Argentina!”, dijo un tuit de Hamas, el movimiento islamista armado que controla Gaza y que ha librado tres guerras contra Israel en la última década.

Rajoub, el presidente de la asociación de fútbol palestino, señaló que al cancelar el encuentro, “Argentina se negó a ser utilizada como una herramienta política por el gobierno israelí”.

Los palestinos comunes en Gaza afirmaron que veían la decisión como una victoria, en un momento en que su enclave se ha vuelto cada vez más aislado. “Sentimos más amor por Argentina”, afirmó Mohamed Jaser, de 36 años. “Agradecimiento y reconocimiento al equipo argentino y a todos los partidarios de nuestra causa palestina en todo el mundo, por esta victoria moral”.

Para Naji Naji, de 23 años, el tema dominó la conversación el miércoles por la noche, cuando él y otros compañeros musulmanes en un equipo de fútbol para jugadores amputados finalizaron su ayuno de Ramadán. “Todos estábamos felices por esta decisión, porque la resistencia no es solo un arma”, consideró Naji, quien perdió su pierna izquierda durante los disturbios en Gaza, en 2007. “Podemos resistir con la música, la lectura y los deportes”.

En Israel, Miri Regev, la ministra de Cultura, calificó las amenazas contra el equipo argentino como “un incidente terrorista que intimida a los atletas”, y que está en la misma línea del asesinato de 11 atletas y entrenadores israelíes en los Juegos Olímpicos de 1972, a manos de un grupo terrorista palestino.

El presidente israelí, Reuven Rivlin, afirmó en un comunicado su preocupación por la “politización” de la selección argentina. “Es realmente una mañana triste para los fanáticos, incluidos mis nietos, pero hay cuestiones más importantes que Messi”, consideró Rivlin. “En momentos difíciles, hemos hecho todo lo posible para dejar fuera del campo de juego las consideraciones no deportivas; es doloroso que el equipo argentino no haya podido hacerlo esta vez”.

En Los Ángeles, el rabino Abraham Cooper, un decano asociado en el Centro Simon Wiesenthal, advirtió que la cancelación establece un precedente peligroso. “Es trágico que Argentina ceda ante matones que apoyan al terrorismo”, expresó mediante un comunicado, el miércoles. “Ahora han abierto la puerta de par en par para aumentar la intimidación y el chantaje, mientras el mundo de los deportes se prepara para la Copa de Fútbol”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estimó que la decisión argentina podría generar “la posibilidad de que haya presión para cancelar otros eventos en varias áreas”.

El líder llamó por teléfono al presidente argentino, Mauricio Macri, para pedirle que revocara la resolución de la asociación de fútbol, pero fue en vano.

El secretario de comunicaciones de Argentina emitió un comunicado donde precisó que la AFA es un organismo independiente, y que el país apoya la reanudación del diálogo entre Israel y los palestinos para llegar a una solución de dos estados a un largo conflicto.

Con sede en Suiza, la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial y promotor de la Copa del Mundo, no hizo ningún comentario sobre la cancelación.

León Amiras, un abogado israelita argentino, planea solicitar a la FIFA que suspenda a la Asociación Palestina de Fútbol por “quemar y vandalizar la bandera argentina”, un acto que según él, equivale a una amenaza terrorista e infringe los estatutos de la federación.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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