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Un soborno de 100.000 dólares le dio a un adolescente una beca de fútbol de la UCLA sin siquiera practicar el deporte

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En los papeles, el estudiante de preparatoria oriundo de Columbia Británica era un jugador de fútbol prometedor. Tanto es así que UCLA admitió al adolescente el otoño pasado como recluta deportivo, e incluso le otorgó una beca.

El joven, sin embargo, no jugaba fútbol, y su admisión a UCLA fue comprada con un soborno de $100.000 que William “Rick” Singer le pagó a Jorge Salcedo, entonces entrenador en jefe del programa de fútbol masculino de esa casa de altos estudios, según documentos judiciales y fuentes con conocimiento del caso.

El escándalo de admisión a la universidad ha sacudido la confianza del país en la educación superior y ha corroborado el “temor nacional” de que el proceso pueda ser manipulado para favorecer a los ricos, escribieron los fiscales para argumentar por qué un entrenador envuelto en este caso debería ir a la cárcel.

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La transacción se describe en una denuncia formal que acusa a Salcedo de conspiración y asociación delictiva. El documento no nombra al estudiante ni a su familia, pero fuentes familiarizadas con el caso identificaron a la madre como Xiaoning Sui, que vive en el área de Vancouver. The Times no menciona a su hijo porque podría tratarse de un menor de edad.

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Sui no fue acusada de ningún delito. La mujer no respondió a las solicitudes de comentarios. Salcedo se declaró inocente y su abogado declinó hacer aclaraciones.

Singer cooperó con los fiscales después de ser atrapado, en septiembre pasado, y se declaró culpable este año de cuatro delitos graves, admitiendo que había manipulado los exámenes de ingreso a la universidad de los hijos de sus clientes adinerados y los había tergiversado para presentarlos como atletas de primer nivel en deportes que no jugaban competitivamente o que ni siquiera practicaban en absoluto. Su abogado declinó hacer comentarios.

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Sui acordó pagarle a Singer $400.000 por la ayuda en el ingreso de su hijo a UCLA, y concretó un depósito por la suma acordada en octubre de 2018, informó una persona familiarizada con el caso. Se desconoce el monto del depósito y si la mujer finalmente pagó el saldo.

Tampoco está claro si sabía que Singer tenía la intención de sobornar a Salcedo cuando aceptó la tarifa de $400.000. Dos de los clientes de Singer, que abonaron millones para llevar a sus hijas a Yale y Stanford, no han sido acusados y sostuvieron que no sabían nada de los sobornos que Singer pagó para garantizar que las chicas fueran admitidas en esas escuelas de élite.

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Dado el número de padres presuntamente involucrados en la conspiración de Singer, según los expertos, problemas de jurisdicción pueden haber llevado a los fiscales a priorizar a sus clientes que viven en Estados Unidos y diferir la búsqueda de aquellos en el extranjero.

Una portavoz de la oficina del fiscal estadounidense en Massachusetts, que procesa los casos de admisiones universitarias, declinó hacer comentarios.

Singer envió a Salcedo un cheque de $100.000 en octubre de 2018, señala la acusación, y a cambio, este último designó al hijo de uno de sus clientes como recluta de fútbol, “a pesar de que el estudiante no jugaba a nivel competitivo”. El perfil de reclutamiento del hijo de Sui contenía falsos elogios que lo describían como un destacado jugador de fútbol de clubes, afirmó alguien familiarizado con el caso.

La admisión del joven como jugador de fútbol reclutado fue aprobada en noviembre de 2018; el muchacho incluso recibió una beca deportiva que habría cubierto una cuarta parte de su matrícula en UCLA, detalló la fuente.

La UCLA atrae a los mejores atletas al programa de fútbol masculino, y el año pasado la entidad se jactó de haber conseguido la clase de reclutamiento mejor clasificada del país. Cinco de los siete fichajes de UCLA ese año se habían entrenado con varios equipos nacionales estadounidenses; cuatro se ubicaban entre los 20 mejores reclutas de la nación.

Tod Tamberg, portavoz de UCLA, señaló que la ley y la política de la universidad le impiden discutir las situaciones de los solicitantes individuales. Pero si un estudiante tergiversa información en una solicitud, UCLA puede tomar medidas “que posiblemente incluirían la revocación de su admisión y expulsión de la institución”, destacó en un comunicado.

La práctica de la casa de estudios de admitir deportistas con credenciales atléticas cuestionables -o sin ninguna en absoluto-, fue objeto de escrutinio en los últimos meses. Una pareja del Área de la Bahía admitió haber pagado a Singer $250.000 para el ingreso de su hija como una supuesta jugadora de fútbol. La chica no practicaba el deporte, pero fue incluida en la lista de un equipo que terminó segundo de la temporada 2017, en la cual se coronó Stanford como campeón nacional.

Cuatro años antes, una solicitante fue admitida después de que sus padres se comprometieron a donar $100.000 al programa deportivo de la universidad, un acuerdo analizado en un informe confidencial escrito por el jefe de la oficina de cumplimiento de UCLA, que revisó The Times.

La acusación que describe el supuesto acuerdo de Singer en 2018 con Salcedo señala que Ali Khosroshahin, un ex entrenador de fútbol de USC, recibió $25.000 por organizar el soborno. Singer había sido detenido y estaba cooperando con las autoridades cuando dio los supuestos pagos a Salcedo y Khosroshahin.

Salcedo renunció en marzo al puesto de entrenador en jefe que había ocupado durante 15 temporadas en UCLA, su alma mater. Khosroshahin se declaró culpable de una conspiración de asociación delictiva y está cooperando con los fiscales federales en Massachusetts, quienes expusieron la estafa de Singer.

De los 34 padres acusados de fraude y lavado de dinero por el fiscal estadounidense en Massachusetts, 15 se declararon culpables. El resto impugnó las acusaciones del gobierno.

El supuesto acuerdo de Singer con Sui subraya cómo su plan se extendió más allá de los 34 padres que enfrentan cargos. Algunos de sus clientes más lucrativos, incluidas dos familias que colectivamente aportaron $7.7 millones, no han sido acusados.

Los ex fiscales expusieron que una variedad de factores (problemas de jurisdicción, personal, la fuerza de la evidencia contra un objetivo en particular) puede derivar en la presentación de cargos para algunos pero no para otros, incluso cuando su conducta parece similar.

Para Henry Hockeimer Jr., quien manejó casos de fraude y corrupción pública en la oficina del fiscal de EE.UU en la ciudad de Oklahoma, la residencia canadiense de Sui requeriría que los fiscales “atraviesen toda una variedad de lagunas legales”, incluida la aprobación de la sede del Departamento de Justicia para la extradición. Canadá acepta la extradición o el arresto provisional de un residente sólo si el delito alegado en Estados Unidos también lo es en Canadá, explicó Hockeimer, quien ahora lidera la unidad de delitos de guante blanco en el bufete de abogados Ballard Spahr de Filadelfia. “Ciertamente lleva más tiempo que enjuiciar a alguien en Estados Unidos”, advirtió.

Aunque más padres que las casi tres docenas de arrestados en marzo fueron implicados en la conspiración de Singer, todavía no se materializó una avalancha de nuevas acusaciones. Desde que el caso se reveló al público, el 12 de marzo pasado, sólo un individuo más, Jeffrey Bizzack, de Solana Beach, fue acusado.

Los fiscales llegaron a un acuerdo con Bizzack, el antiguo socio comercial de la superestrella del surf Kelly Slater, para que se declare culpable antes de anunciar, en junio pasado, que había sido acusado de conspiración de fraude.

Dado el tamaño del caso, 51 acusados -aproximadamente la mitad de los cuales se han declarado inocentes- que han reunido a legiones de abogados, las decisiones de los cargos pueden reducirse al personal con que cuentan, afirmó Michael Magner, un ex fiscal federal que ahora trabaja para el bufete de abogados Jones Walker en Nueva Orleans.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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