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Una nueva ronda de aranceles de Trump está a punto de impactar al comercio

U.S. flag flies over a container ship in the Port of Long Beach
La bandera de Estados Unidos ondea sobre un barco lleno de contenedores que descarga su mercancía proveniente de Asia en el puerto de Long Beach.
(Mark Ralston/AFP/Getty Images)
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La guerra comercial del presidente Trump con China, hasta ahora principalmente una abstracción para los consumidores estadounidenses, está a punto de llegar a casa.

A partir del domingo, el gobierno de EE.UU comenzará a cobrar aranceles del 15% sobre las importaciones chinas de $112 mil millones, artículos tan variados como relojes inteligentes, televisores, zapatos, pañales, artículos deportivos, carne y productos lácteos. Por primera vez desde que Trump lanzó su guerra comercial, los hogares estadounidenses enfrentan aumentos de precios porque muchas compañías estadounidenses dicen que se verán obligados a transmitir a los clientes los costos más altos que pagarán por las importaciones chinas.

Durante más de un año, las dos economías más grandes del mundo han estado encerradas en un duelo de alto riesgo marcado por los crecientes impuestos de importación de Trump a los productos chinos y los aranceles de represalia implementados por Beijing.

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Las dos partes han mantenido conversaciones periódicas que parecen haber progresado poco a pesar de vislumbres de posibles avances. Mientras tanto, han impuesto aranceles a los productos de los demás en una disputa sobre lo que los analistas dicen que es la táctica depredadora de Beijing en su intento de convertirse en la superpotencia suprema de alta tecnología.

Hasta ahora, los consumidores estadounidenses se han librado de lo peor: la Administración Trump había dejado la mayoría de los artículos para el hogar fuera de su lista de tarifas (valorados en $250 mil millones en productos chinos hasta ahora) y, en cambio, apuntó a productos industriales.

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Eso está a punto de cambiar. Cuando los nuevos aranceles de Trump comiencen el domingo, el 69% de los bienes de consumo que los estadounidenses compran a China enfrentarán sus impuestos a la importación, en comparación con el 29% que se implementa ahora.

Eso no es todo. Según los cálculos, aproximadamente el 15 de diciembre se aplicarán aranceles más altos para otro lote de productos chinos, con un valor de $160 mil millones, para entonces, aproximadamente el 99% de los bienes de consumo hechos en China importados a Estados Unidos, según Chad Bown del Instituto Peterson de Economía Internacional.

En general, la guerra comercial de Trump habrá elevado el arancel promedio a las importaciones chinas a 24.3% de 3.1% en 2017, antes de que comenzaran las hostilidades.

El presidente Trump ha proclamado repetidamente que, cuando se trata de aranceles sobre productos chinos, es esa nación la que debe afrontar las consecuencias.

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“La conclusión es que, por primera vez, es probable que la guerra comercial de Trump aumente directamente los precios de muchos artículos del presupuesto familiar como ropa, zapatos, juguetes y productos electrónicos de consumo”, escribió Bown en un informe.

Durante meses, Trump afirmó falsamente que la propia China pagó los aranceles y que dejaron a los estadounidenses ilesos. De hecho, los importadores estadounidenses solventan los impuestos. Deben tomar una decisión de alto riesgo: si absorber los costos más altos ellos mismos y aceptar ganancias más bajas, o transferir los costes a sus clientes y arriesgarse a perder negocios.

Esto se ha convertido en una decisión cada vez más difícil. Después de años de inflación ultra baja, los consumidores se han vuelto más resistentes a los aumentos de precios, especialmente cuando pueden comparar fácilmente los costos en línea de productos para el hogar y elegir las opciones más económicas. Por esa razón, muchos minoristas pueden optar por no imponer el precio de las tarifas más altas de Trump a sus clientes.

Y los costos más altos que enfrentan los importadores estadounidenses podrían compensarse en cierta medida por la disminución del valor de la moneda de China, que tiene el efecto de hacer que sus productos sean algo menos costosos en Estados Unidos.

Aún así, los precios de ciertos bienes costarán más a los estadounidenses. Trump lo reconoció tácitamente hace unas semanas al anunciar un retraso en sus aranceles más altos sobre las importaciones de $160 mil millones hasta el 15 de diciembre, para evitar que expriman a los compradores navideños.

Sin embargo, incluso antes de los aranceles de diciembre, el 52% de los zapatos y el 87% de los textiles y la ropa importados de China se verían afectados por los impuestos de Trump, según Bown. Y ni siquiera contando el aumento, al 15% que el mandatario anunció para sus nuevas tasas hace una semana, JPMorgan había estimado que sus gravámenes de importación costarían al hogar promedio aproximadamente $1.000 al año.

“La historia de que los artículos de vacaciones [recibieron] un respiro es una noticia falsa”, dijo Stephen Lamar, de la American Apparel and Footwear Assn. En general, los aranceles del 15% de septiembre y diciembre obligarán a los estadounidenses a pagar $4 mil millones adicionales al año por zapatos y botas, según el grupo comercial de calzado.

Los minoristas, comprometidos en una batalla por la supervivencia con Amazon y otros rivales del comercio electrónico, se preparan para lo peor. Macy’s despertó una alarma cuando reportó ganancias en agosto: en mayo, Trump había elevado los aranceles por separado de $250 mil millones en productos chinos al 25% del 10%. En respuesta, Macy’s intentó aumentar los precios de algunos artículos en su lista: equipaje, artículos para el hogar, muebles. Pero según el CEO Jeff Gennette, los clientes simplemente dijeron que no.

Algunos minoristas están tratando de obligar a sus proveedores a asumir los costos más altos para que no tengan que aumentar los precios para los compradores. Target confirmó que advirtió a los proveedores que no aceptará aumentos de costos derivados de las tarifas chinas. Algunos pequeños minoristas son más vulnerables.

“Cualquier aumento de costos nos pone en un lugar difícil”, dijo Jennifer Lee, cuya familia es dueña de la tienda de zapatos Footprint en San Francisco. “Hace que sea difícil para los dueños de negocios porque tendremos que reducir nuestros márgenes, pero también será complicado para nosotros transmitirlo a nuestros compradores”.

Albert Chow, propietario de Great Wall Hardware en San Francisco, dijo que ya ha subido los precios de algunos productos fabricados en China porque una ronda anterior de aranceles llevó a sus proveedores a aumentar los costos del 10% al 20%.

“Trataré de mantener los precios bajos todo el tiempo que pueda”, dijo Chow. “Pero en algún momento, cuando las tarifas sean demasiado altas, finalmente tendremos que aumentar los costos, y luego se lastima al usuario final: el cliente”.

Lo que es frustrante para los minoristas es que los consumidores podrían comportarse de un modo exuberante en estas fiestas decembrinas: para la mayoría de los estadounidenses, sus trabajos son seguros y sus salarios están aumentando. El desempleo está cerca de un mínimo de medio siglo.

Sin embargo, la economía misma parece cada vez más frágil. El crecimiento se está desacelerando a medida que la economía global se debilita. Y el enfoque de la política comercial de Trump: imponer, retrasar y volver a imponer impuestos de importación a través de un tweet, hace que sea casi imposible para las empresas decidir sobre proveedores, sitios de fábrica y nuevos mercados. Por lo tanto, retrasan las inversiones y tensan aún más la economía.

“Nos preocupa que la familia promedio en este país pague $500, $600, incluso $1.000 más anualmente debido al impacto de los aranceles”, dijo Myron Brilliant, jefe de asuntos internacionales de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. “Nos angustia lo que significa para la confianza empresarial, la certeza empresarial y la inversión”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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