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Años después de recibir un trasplante de rostro, su cuerpo lo rechaza y deberá someterse a un nuevo procedimiento

Carmen Blandin Tarleton in 2008
Carmen Blandin Tarleton es entrevistada en su casa, en Thetford, Vermont, en 2008. La mujer recibió un trasplante de rostro en 2013.
(Associated Press)
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Una mujer que resultó severamente quemada en un ataque de violencia doméstica en Vermont espera un segundo trasplante de cara luego de que los médicos descubrieran recientemente daños en los tejidos, que probablemente provocarían la pérdida del rostro donado.

Carmen Blandin Tarleton, de 51 años, sufrió quemaduras en más del 80% de su cuerpo en 2007, cuando su esposo -de quien estaba separada- le roció lejía, después de golpearla con un bate de béisbol. Hace seis años, la mujer recibió un trasplante de cara en el Brigham and Women’s Hospital, de Boston, donde actualmente está siendo evaluada para un posible segundo procedimiento.

Para este niño amante del fútbol que juega siempre al borde de la muerte debido a una extraña enfermedad cutánea hereditaria, los doctores han logrado una hazaña de ingeniería genética y resistencia quirúrgica.

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Tarleton, quien ahora vive en Manchester, New Hampshire, declaró al Boston Globe que no se arrepiente del trasplante porque mejoró dramáticamente su vida. Desde entonces aprendió a tocar el piano y el banjo, escribió sus memorias y habló con muchos grupos sobre su vida. Además perdió 20 libras y comenzó a caminar cinco millas por semana.

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“Tenía una calidad de vida tan pobre antes de mi trasplante de rostro. ¿Desearía que hubiera durado 10 o 20 años? Por supuesto”, afirmó.

El 2018 marcó un número récord de trasplantes de órganos.

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Más de 40 pacientes en todo el mundo han recibido ese tipo de trasplantes, incluidos 15 en Estados Unidos. Ninguno de los pacientes estadounidenses perdió el rostro del donante, pero el año pasado, un hombre francés cuyo sistema inmunitario generó un rechazo ocho años después de su primer procedimiento, se sometió a un segundo.

Los médicos de Tarleton señalaron que la mayoría de los órganos trasplantados tienen una vida limitada. Pero su situación es un recordatorio de que, a pesar de los éxitos en el campo, el trasplante de cara es experimental y se trata aún de una ciencia joven, con muchas preguntas sin respuestas sobre beneficios versus riesgos a largo plazo.

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“Hay muchas incógnitas y cosas nuevas que estamos descubriendo”, afirmó el Dr. Bohdan Pomahac, director de trasplante de cirugía plástica en Brigham and Women’s, y uno de los cirujanos de Tarleton. Aún así, afirmó, “Verdaderamente no es realista esperar que los rostros duren toda la vida (del paciente)”.

El Dr. Brian Gastman, cirujano de la Clínica Cleveland, que realizó el primer trasplante de cara en Estados Unidos, hace 11 años, aseveró que más pacientes están comenzando a experimentar un rechazo crónico. “Creemos que probablemente todos necesitarán un [nuevo] trasplante” en algún momento, consideró.

Desde su intervención, en febrero de 2013, Tarleton sufrió repetidos rechazos cuando su nueva cara se hinchó y se puso roja. Esos episodios fueron tratados con éxito, pero el mes pasado, los médicos descubrieron que algunos vasos sanguíneos de su rostro se habían estrechado y cerrado, causando la muerte del tejido facial. Si el daño progresa lentamente, Tarleton podría pasar a la lista de espera de donaciones. En el peor de los casos, el tejido moriría rápidamente y los médicos tendrían que extraerlo y reconstruir su rostro original. “Todos sabemos que estamos en terreno desconocido”, expresó ella. “Espero no tener que pasar por una falla catastrófica”.

Según los médicos, tomará al menos un mes evaluar a Tarleton y tomar una decisión sobre un segundo trasplante. Además del revés con su rostro, una córnea sintética trasplantada en su ojo izquierdo falló recientemente, dejándola casi ciega. “Estas no son cosas que salen mal a menudo, pero cuando sucede, tienes que lidiar con eso”, consideró. “Volveré a donde estaba. Cómo, no lo sé. Pero lo superaré”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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