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He aquí por qué debería interesarle la teoría de fuga de laboratorio del coronavirus

Six people sit at a table in front of a screen that reads, in part, "WHO-China joint study press conference."
Los miembros de un equipo de estudio de la OMS-China discuten su investigación sobre los orígenes del virus SARS-CoV-2 en una conferencia de prensa el 9 de febrero en Wuhan.
(Ng Han Guan / Associated Press)
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¿Se filtró la pandemia mundial de un camión lleno de jaulas de animales en su camino al mercado? ¿Una cueva donde los aldeanos cavan guano de murciélago? ¿Un frasco mal etiquetado de coronavirus en un laboratorio chino?

Esas teorías se han convertido en un juego de culpas y un campo de batalla geopolítico. Pero para los científicos, encontrar la fuente original del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, es clave para comprender cómo predecir, prevenir y contener las pandemias que pudieran surgir, ya sea por una fuga de algún laboratorio de patógenos o la invasión acelerada de los seres humanos en el mundo natural.

Identificar el origen de un virus es fundamental para organizar una respuesta rápida que pueda salvar vidas y proteger las economías, especialmente en los primeros días de un brote. La evidencia de un desbordamiento natural impulsaría los esfuerzos para limitar la interacción humana con los animales salvajes y establecería un sistema de vigilancia más sólido. Un origen de laboratorio intensificaría las demandas de estándares internacionales estrictos para los tipos de investigación y las condiciones en las que deben realizarse.

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“La pregunta no es a quién culpar, es si quieres que otro virus mate a millones de personas más en la próxima década”, señaló Alina Chan, bióloga molecular del Broad Institute de MIT y Harvard, que ha abogado por una investigación más profunda sobre el origen de la pandemia. “Cuando su casa se incendia, no debería ser controvertido investigar cómo sucedió”.

Two people in masks handle seafood that fills trays atop a table. Two others peruse the goods.
Residentes de Macao, China, compran mariscos en un mercado el 28 de enero de 2020.
(Anthony Kwan / Getty Images)

Mientras arrasamos las selvas tropicales, calentamos el clima y consumimos especies exóticas, corremos el riesgo de cortar un hilo en una red demasiado delgada, desatando la “Enfermedad X” y viendo cómo se mueve ágilmente a través de sus nuevos huéspedes y dentro de nosotros. Eso es lo que sucedió con el Ébola, el SARS y el MERS. Y volverá a suceder.

A pesar de lo disruptivos y letales que fueron, esos brotes no lograron cambiar drásticamente la forma en que reconocemos y combatimos los peligros emergentes. Si se demuestra que una transmisión de animal a humano causó el contagio del coronavirus que mató a 3.5 millones en todo el mundo y le robó a la economía estadounidense unos 16 billones de dólares, los ecologistas pueden finalmente obtener el respaldo financiero y estratégico para trazar un mapa del panorama viral del planeta, anticipar los puntos críticos y capacitar a los equipos para que reconozcan los primeros grupos de enfermedades.

A spotlight in a dark cave shows a person in protective clothing holding the wings of a bat within a net.
Un investigador saca un murciélago de una red de trampas dentro de una cueva en el Parque Nacional Sai Yok en la provincia de Kanchanaburi de Tailandia.
(Sakchai Lalit / Associated Press)

La vinculación de los primeros casos de SARS con civetas de palma llevó a un control de los restaurantes que sirven este manjar; la comprensión de la transmisión del MERS impulsó los esfuerzos para desarrollar una vacuna para los camellos. La amenaza de la gripe aviar para los seres humanos ha cambiado las prácticas de avicultura en todo el mundo. Del mismo modo, si el SARS-CoV-2 se propaga desde un mercado al aire libre o un animal, como sugieren la mayoría de los científicos, afectaría la estrategia futura.

Sin embargo, hasta ahora no hay señales claras de un huésped intermedio. De las 80.000 muestras de animales analizadas en China, ninguna contenía el material genético del virus o anticuerpos contra él.

Pero la evidencia de una fuga accidental de laboratorio tendría implicaciones muy diferentes, particularmente para los casi 60 laboratorios BSL-4 que están planeados u operando en 23 países diferentes. Los laboratorios BSL-4, es decir, de categoría de bioseguridad 4, tienen el nivel más alto de biocontención, ya que los investigadores están trabajando con patógenos peligrosos o fácilmente transmisibles.

Solo alrededor de una cuarta parte de los países que operan, o planean operar, tales laboratorios obtienen una buena puntuación en los criterios de preparación para la bioseguridad, y más de las tres cuartas partes de estos espacios se encuentran en entornos urbanos abarrotados, lo que aumenta la probabilidad de una fuga accidental.

Según Gregory Koblentz, director del programa de posgrado en biodefensa de la Universidad George Mason, no hay supervisión internacional ni normas de seguridad aplicables que rijan los laboratorios BSL-4. Incluso las pautas de bioseguridad más estrictas se centran en lo que sucede dentro de las paredes del laboratorio, no en el protocolo de las misiones de campo para recolectar muestras de lugares peligrosos, incluidas las cuevas de murciélagos, donde los investigadores podrían contraer un virus y, sin saberlo, llevarlo de regreso al laboratorio o a su hogar.

Ese escenario sugiere que las teorías de que el SARS-CoV-2 provino de una interfaz con la naturaleza o de una fuga de laboratorio no son mutuamente excluyentes.

Closeup of a bat with tiny, sharp teeth and a long swab in its mouth.
Un investigador frota el hocico de un murciélago en el Parque Nacional Sai Yok en la provincia de Kanchanaburi de Tailandia.
(Sakchai Lalit / Associated Press)

El Instituto de Virología de Wuhan, en el centro del debate, es el hogar de algunos de los principales virólogos del mundo, considerados entre los pioneros en la prevención de pandemias. Pero en 2018, el Departamento de Estado de Estados Unidos expresó su preocupación por la seguridad en el instituto. Un año después, los trabajadores de laboratorio fueron hospitalizados con síntomas similares al COVID-19. La hipótesis de una fuga de laboratorio no sugiere intenciones siniestras o incluso incompetencia, pero subraya que los accidentes ocurren.

Incluso algunos científicos que favorecen la teoría de los orígenes naturales abogan por una investigación más completa porque creen que sentaría un precedente para un mejor escrutinio de docenas de otros laboratorios en Estados Unidos, Rusia y demás lugares. Rechazar esto enviaría una señal peligrosa: no se garantiza que haya responsabilidad.

Four men in uniforms and masks stand on a roadway outside a building with a sign "Wuhan Institute of Virology."
El personal de seguridad se reúne cerca de la entrada del Instituto de Virología de Wuhan durante una visita del equipo de la Organización Mundial de la Salud el 3 de febrero de 2021.
(Ng Han Guan / Associated Press)

Entre los que presionan para que se realicen más investigaciones se encuentra Ralph Baric, un investigador de coronavirus de la Universidad de Carolina del Norte, quien ha colaborado con el instituto en el pasado para crear un coronavirus artificial que infectó células humanas. Si prueba que un virus, incluso uno inalterado, se escapó del laboratorio, podría llevar a los críticos a argumentar que los riesgos de los experimentos superan los beneficios.

El rastro hasta el origen del virus se ha visto ensombrecido por la geopolítica derivada de la renuencia de China a la transparencia. El registro histórico ha quedado comprometido desde el principio. Durante 18 meses, el gobierno chino ha silenciado a los críticos dentro de sus fronteras, ocultando datos científicos vitales y aprovechando la diplomacia de las vacunas en un intento por controlar la narrativa. Pero la versión de Pekín de los hechos podría verse aún más cuestionada después de que el presidente Biden ordenó recientemente a las agencias de inteligencia estadounidenses que investigaran el brote.

La reputación de la Organización Mundial de la Salud también está en juego, después de una investigación en la que su equipo, la mitad de ellos delegados chinos, pasó solo tres horas de una misión de un mes en el laboratorio. Solo cuatro páginas del informe de 313 páginas de la OMS hablaban de la posibilidad de una fuga de laboratorio, lo que clasifica tal escenario por debajo de la sugerencia de que la pandemia comenzó con alimentos congelados.

A group of people with suitcases stand in front of two people in head-to-toe protective gear.
Un trabajador con equipo de protección dirige a los miembros del equipo de investigación de la OMS a su llegada al aeropuerto de Wuhan, en la provincia de Hubei, en el centro de China, el 14 de enero.
(Ng Han Guan / Associated Press)

Estados Unidos tampoco es inmune a las repercusiones de los hallazgos. Las organizaciones estadounidenses sin fines de lucro, como EcoHealth Alliance, han otorgado subvenciones financiadas por los contribuyentes al Instituto de Virología de Wuhan para la investigación del coronavirus, y los microbiólogos de EE.UU han colaborado con ellos durante mucho tiempo. Si la pandemia mundial finalmente se remonta al instituto, Estados Unidos podría compartir la culpa.

Las pandemias son raras. Para evitar la próxima, los epidemiólogos solo tendrán alrededor de media docena de puntos de datos históricos para trabajar. Comprender la vía del SARS-CoV-2 es crucial para priorizar las medidas de prevención en el futuro.

Al principio, la hipótesis de la fuga de laboratorio se combinó con una mezcla de otras teorías, incluida una fuga de armas biológicas o incluso una pandemia intencional. Los comentarios del ex presidente Trump al respecto, junto con una oleada de racismo antiasiático, desviaron el debate de la ciencia y lo llevaron a conjeturas y política.

Pero hasta la fecha, los datos disponibles públicamente no han revelado la génesis del virus.

Por perturbador que sea, el SARS-CoV-2, con su baja tasa de mortalidad en comparación con otros virus letales y la tendencia a perdonar a los niños pequeños, no fue el peor de los casos. La próxima pandemia podría ser diferente y el posible culpable está ahí fuera: en un ecosistema de selva tropical, un mercado o un congelador de laboratorio. Se perdieron meses vitales después del brote de coronavirus y es posible que nunca sepamos todos los detalles. Pero la salud pública deja en claro que deberíamos querer saberlo.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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