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Cheney y Murkowski, tan parecidas, caminos tan divergentes

La senadora Lisa Murkowski en la inauguración de los cuarteles generales de su campaña
La senadora Lisa Murkowski en la inauguración de los cuarteles generales de su campaña en busca de la reelección el 11 de agosto del 2022 en Juneau (Alaska).
(Becky Bohrer / Associated Press)
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Pertenecen a las familias republicanas más prominentes de sus estados. Son de las republicanas que más criticaron a Donald Trump desde adentro y tras la insurrección del 6 de enero apoyaron su juicio político.

A pesar de todas las similitudes, sin embargo, las carreras políticas de la senadora Lisa Murkowski y la representante Liz Cheney tomarán seguramente rumbos muy distintos en las primarias del martes.

Murkowski tiene buenas perspectivas en la suya y ya está pensando en las elecciones generales de fin de año, mientras que Cheney difícilmente pueda retener su banca en la cámara baja ante el desafío de Harriet Hageman, un candidato apoyado por Trump, y se enfoca en un futuro que podría incluir una postulación a la presidencia.

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Las características de sus estados inciden en las posibilidades de ambas de retener sus bancas. Wyoming es un bastión de Trump y le dio su victoria más grande en las elecciones del 2020, mientras que Alaska tiende a favorecer a los candidatos capaces de adoptar posturas independientes.

Murkowski goza de una ventaja adicional por la forma en que se llevarán a cabo las elecciones en Alaska este año.

El sistema en el que el ganador se lleva todo, como el que tiene Cheney, ha sido reemplazado por un proceso aprobado por los votantes en el que se agrupa a todos los candidatos juntos. Los cuatro más votados, sin importar su partido, avanzan a las elecciones generales, en las que se emplea un sistema de voto por preferencia. De este modo, Murkowski no tiene que presentarse a una primaria republicana, en la que hubiera tenido “un cero por ciento de posibilidades de ganar”, según el encuestador de Alaska Ivan Moore. “Insisto, cero por ciento”.

Murkowski tiene 18 rivales en su primaria, incluida Kelly Tshibaka, a quien apoya Trump. La candidata oficial del Partido Demócrata, en tanto, es Pat Chesbro, una profesora jubilada.

Murkowski confía en sobrevivir a la elección porque el sistema usado requiere formar alianzas.

“Ese es mi fuerte, es lo que hago”, comentó.

Trump ha criticado duramente a Murkowski. En un acto con Tshibaka y Sarah Palin, a quien apoyó para la única banca de Alaska en la Cámara de Representantes, el ex presidente dijo que Murkowski era “lo peor. La número uno entre los malos”.

Murkowski, por su parte, afirmó que Trump no incide en su campaña, aunque admitió que enfrenta un duro reto.

Efectivamente, su tarea no será fácil. El Partido Republicano de Alaska la amonestó por varias razones, incluidas su voto a favor del juicio político de Trump, sus críticas al ex mandatario y por apoyar la nominación de Deb Haaland para secretaria del interior.

Chuck Kopp, ex legislador estatal republicano, dice que el viejo sistema era extremadamente partidista y que el nuevo es mucho mejor. Agregó que, si bien no siempre apoyó a Murkowski, ella “ha sido muy valiente a la hora de hacer lo que más le conviene al país”.

“Ha demostrado que el culto a la personalidad no es una creencia conservadora, que las teorías conspirativas no son conservadoras y que tratar la política como una religión tampoco es de conservadores”, expresó Kopp, quien sospecha que Murkowski tiene mucho más apoyo de lo que piensa el partido.

Murkowski ocupa desde 1981 una banca que previamente perteneció a su padre, Frank Murkowski, quien la dejó al ser elegido gobernador.

El representante estatal Zack Fields dijo que Murkowski “ha demostrado que cree en la democracia y que trabajará con otros para conseguir lo que más beneficia a la ciudadanía. Eso es peligroso hoy en día”.

Fields afirmó que la toma del Congreso del 6 de enero del 2021 fue “algo horrible”, pero “más aterrador es el hecho de que tantos funcionarios elegidos y altos dirigentes lo perdonan, lo justifican y envalentonan a quienes hicieron peligrar la democracia”.

Cheney, hija del ex vicepresidente republicano Dick Cheney y vicepresidenta de la comisión de la cámara baja que investiga la insurrección, no deja de criticar a Trump a pesar de que ello le puede costar caro en vista de la ascendencia que todavía tiene en su partido.

“La mentira de que las elecciones del 2020 fueron robadas es insidiosa”, expresó el jueves pasado. “Se aprovecha de gente que quiere a su país. Es una puerta que abrió Trump para manipular a la gente y hacerla abandonar sus principios, sacrificar sus libertades, justificar la violencia, ignorar las reglas de los tribunales y el imperio de la ley”.

Agregó que “ese es el legado de Donald Trump, pero no puede ser el futuro de nuestro país”.

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