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En la huelga de maestros de LA, las familias han aprendido a manifestarse y ahorrar

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La familia Vargas había perfeccionado y coreografiado un baile para que tanto los padres como sus tres hijos pudieran apoyar la huelga de maestros el miércoles.

Ese día, entre las 6:30 y las 9 de la mañana, los padres Arnoldo y Maricela Vargas protestaron frente a Banning High School, donde Arnoldo es profesor de arte y capitán de la línea de protesta, liderando a otros huelguistas. Luego manejaron a su casa que se encuentra a cinco minutos de distancia.

Para entonces, Ameyalli, su hija mayor, había alimentado a los padres diabéticos de Maricela, se había asegurado de que tomaran el medicamento correcto y evitó su intento de que consumieran tocino.

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En casa, Maricela, que solía enseñar también en Banning, retomó el cuidado de sus padres, y vio como Xareni, de 5 años, ganaba a su abuelo una ronda de cinco cartas en la mesa de la cocina, después de jugar “goldfish” (Go Fish) con la abuela.

Mientras tanto, Ameyalli, de 17 años, y Nelhuayotl, de 12, se subieron al auto para asistir a un mitin sindical en una de las oficinas regionales del LAUSD en Gardena. Nelhuayotl sacó su tuba y se unió a estudiantes y maestros de todo el distrito en un concierto improvisado en medio de la multitud, en donde cantaron “The Kids Are Alright” y bailaron bajo la lluvia.

Para la familia Vargas, como para muchos otras, la huelga de maestros es un asunto familiar.

Los hijos de los Vargas crecieron en medio del arte, el activismo y la creencia de sus padres en la importancia de la comunidad. No tenían ninguna duda de que necesitaban estar involucrados.

Los tres asisten a las escuelas del LAUSD y Ameyalli es una estudiante de último año en Banning, que también era el ‘alma mater’ de su padre.

Incluso la niña de 5 años apareció en la línea de protesta el primer día, con la lluvia cayendo sobre el pequeño cartel que había pintado ella misma: solo con una palabra en blanco y negro sobre un rectángulo rojo que decía “huelga”.

Pero la huelga también ha significado un sacrificio. La familia vive del cheque mensual de $5,700 que gana Arnoldo. Después de protestar, será menor la cantidad en febrero.

“Podríamos no pagar algunas cuentas”, reconoció Maricela.

Las cosas más importantes estarán cubiertas, pero será difícil pagar la hipoteca, alimentar a tres hijos y cuidar temporalmente a los padres de Maricela con ese presupuesto. Están planeando cortar su servicio de televisión por cable. Ya rara vez comen fuera.

No es raro ver parejas en la línea de protesta, uno o ambos son miembros del sindicato de maestros de UTLA.

En los hogares que dependen totalmente de los cheques proporcionados por el LAUSD, la incertidumbre sobre cuánto tiempo podría durar la huelga ha causado estrés. Las familias se están terminando sus ahorros, y esperan un arreglo rápido.

Antes de la huelga, Arnoldo le dijo a su jardinero que no regresara por dos meses. Le paga alrededor de $ 60 por mes, “pero eso es un tanque de gasolina”, dijo Arnoldo.

También es difícil saber exactamente cuánto se reducirá la cantidad de los cheques. Sarah Johnson, una maestra de inglés de octavo grado en la Hale Charter Academy de Woodland Hills, una escuela dirigida por el distrito, ha tratado de hacer los cálculos.

“Cada vez que trato de averiguar cuánto será, es imposible”, dijo, debido a los impuestos y las contribuciones de pensiones y la incertidumbre de la fecha de finalización.

“He estado tratando de resolverlo para poder anticipar el dolor”, dijo la maestra de 20 años de antiguedad.

Sarah y su esposo, Matt Johnson, se conocieron en UCLA y ambos dan clases en Hale.

Comenzó a guardar un dinero extra justo después del Día de Acción de Gracias, cuando una huelga parecía inminente.

Comida, gas, facturas, esas serán cubiertas. Pero “cualquier cosa que represente la palabra ‘querer’, no va a suceder”, dijo. ¿La nueva sudadera que su hija de 13 años quería? No este mes.

Ellos pueden cubrir los gastos de dos semanas sin problemas, afirmó. No han pensado más allá de eso, pero es probable que tengan que consumir aún más sus ahorros.

Los negociadores de la unión y el distrito escolar se reunieron todo el fin de semana. Los Johnson dijeron a principios de semana que esperan que encuentren la manera de llegar a un acuerdo.

“Nadie quiere gastar el dinero de sus ahorros debido a que otras personas no pueden llegar a un acuerdo”, dijo Sarah.

Daksha y Chetan Singh también son una pareja de maestros de Hale Middle School, y dependen de lo que Chetan llama un “estilo de vida de dos cheques” que provienen del LAUSD.

Un cheque se usa para pagar las cuentas, los ahorros y la hipoteca de su hogar en West Hills. El otro cubre los gastos diarios como comestibles y la escuela preescolar para su hija de 3 años.

También tienen un hijo de 7 años de edad que asiste a una escuela cercana en Las Vírgenes, porque los padres de Chetan pueden hacerse cargo de él antes y después de la escuela, un gran ahorro.

Acaba de terminar una temporada muy costosa para ellos en donde compraron regalos para su familia numerosa y es posible que tengan que recurrir a sus ahorros si la huelga continúa.

Sin saber qué tan grande será el golpe financiero que tomarán, nunca hubo dudas para ellos, ni para la familia Vargas ni para los Johnsons, de apoyar una huelga.

“No importa lo que diga la gente ... definitivamente no estamos buscando cruzar ninguna línea”, dijo Chetan, quien enseña matemáticas y ciencias. Para él y Daksha, quien enseña inglés, el tema del tamaño de la clase es el más importante.

Si enseñas a una clase de 40 estudiantes, es difícil prestar atención a cada uno, y hay tanto trabajo por calificar que las horas pueden extenderse hasta la noche, dicen.

Aunque muchos maestros dicen que los salarios no son la principal razón para apoyar este movimiento, las presiones de la huelga ponen de relieve sus esfuerzos para sobrevivir en Los Ángeles.

Maricela enseñó en Banning durante seis años. Ella dejó de dar clases después de tomar un nuevo trabajo en otra escuela al darse cuenta que estaba embarazada.

Hicieron los cálculos y decidieron que con tres niños sería menos costoso si uno de los padres se quedara en casa. Nelhuayotl estaba sufriendo de ‘bullying’, y Maricela quería tener el tiempo para ayudarlo a superar esto y enseñarle el amor para asistir a la escuela tanto como lo tenía ella.

Arnoldo es el asesor del anuario de Banning y trabaja un período adicional para ganar más dinero. También es el asesor principal de la clase y pasa horas extra cada semana para ayudar a la clase a organizar el baile de graduación y otros eventos, sin pago extra.
“Haces muchas cosas por amor, y es difícil decir no a los niños”, dijo Arnoldo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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