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Estaba lista para su debut cinematográfico en ‘Anna’, hasta que el film quedó envuelto en el limbo de #MeToo

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Sasha Luss entró en la sala de proyección privada con un cóctel en la mano, lista para verse a sí misma en la pantalla, en su primera película importante. Era una tranquila tarde de jueves -además de su cumpleaños- cuando arribó a Soho House. Tenía ya 27 años y había pasado la mañana celebrando en el Wizarding World of Harry Potter.

Pero a pesar de que el film protagonizado por Luss, “Anna”, un thriller de acción sobre una ex modelo convertida en asesina, será estrenado por Summit Entertainment, de Lionsgate, este 21 de junio, el estudio no organizó la proyección. En lugar de ellos, fue un representante de la actriz quien planeó la reunión íntima, de aproximadamente 10 personas, incluidos un par de sus amigos cercanos y el propio Luc Besson, quien escribió y dirigió el film.

Besson, más conocido por sus películas de acción de culto, como “The Professional” y “The Fifth Element”, mantiene un bajo perfil público desde el año pasado, cuando nueve mujeres lo acusaron de mala conducta sexual o conducta inapropiada, en la publicación francesa Mediapart.

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Una de ellas, la actriz belga holandesa Sand Van Roy, de 28 años, fue a la policía francesa en mayo de 2018 y acusó a Besson de violarla.

Un abogado del realizador afirmó públicamente que el director niega “cualquier tipo de comportamiento reprensible”. En febrero, luego de una investigación policial de varios meses sobre las denuncias de Van Roy, la oficina del fiscal de París informó que Besson no enfrentaría ningún cargo, por falta de pruebas.

Lionsgate había adquirido los derechos para Estados Unidos del estreno de “Anna” en octubre de 2017, antes de que las acusaciones contra su director se hicieran públicas. Mientras se investigaban las afirmaciones de Van Roy, el lanzamiento de la película quedó en suspenso. Luego, en abril, sólo dos meses después de que la requisa terminara, el estudio finalmente puso fecha a la película.

Lionsgate, conocido por las franquicias “The Hunger Games” y “John Wick”, no es el primer estudio que posee una película envuelta en la ola #MeToo de Hollywood.

Amazon Studios rompió lazos con Woody Allen en medio de la renovada atención a una afirmación original de 1992, respecto de su presunto abuso sexual a su hija adoptiva Dylan Farrow. En febrero, Allen demandó a la compañía por al menos $68 millones por incumplimiento de contrato, alegando que Amazon no había honrado sus acuerdos con el film como resultado de una acusación “sin fundamento”.

Twentieth Century Fox, por otro lado, contrató a Bryan Singer para dirigir “Bohemian Rhapsody” en 2016, incluso después de que el cineasta fuera acusado públicamente de abuso sexual, cargos que él ha negado por mucho tiempo. Posteriormente, el realizador fue despedido de la producción, aunque fue reconocido como director del film en los créditos, y la película biográfica de Queen se convirtió en un éxito de taquilla mundial.

Lionsgate no le ha dado la espalda a “Anna”, pero tampoco la promueve por completo. Se espera que la película se estrene en 2.200 salas de cine de todo el país, pero el estudio está haciendo una publicidad mínima, optando por no realizar proyecciones para críticos de la pantalla grande, revistas de prensa ni un estreno con alfombra roja. No obstante, los avances del film han aparecido en televisión y en los cines antes de proyectar otras películas, incluida la última entrega de la saga “John Wick”.

A pesar de una excelente fecha de lanzamiento, en verano, se espera que el largometraje sea aplastado por la competencia, incluida la muy esperada secuela de Pixar Animation Studios, “Toy Story 4”, y la nueva versión de “Child’s Play”, de Orion Pictures.

Según quienes han visto las encuestas de audiencia antes del estreno, “Anna” -cuya realización costó aproximadamente $30 millones-, probablemente se estrenará con alrededor de $5 millones de recaudación en taquilla. Ese sería un número sorprendentemente bajo para un film a proyectarse en tantas salas, y lo convertiría en uno de los grandes estrenos con peor desempeño del año.

Lionsgate, con sede en Santa Mónica, declinó hacer comentarios para este artículo. A través de su abogado, Besson también declinó participar. Lo mismo ocurrió con las estrellas de “Anna”, más allá de Luss. Los representantes de Luke Evans y Helen Mirren informaron a The Times que sus clientes no podían hablar sobre la película, debido a sus horarios de filmación en el extranjero. Cillian Murphy, otro actor del film, simplemente no estuvo disponible para una entrevista, respondió su publicista.

Por todo ello, el representante de Luss comenzó este mes a hablar con los medios directamente sobre la nueva estrella, que se encuentra en casi todos los fotogramas de la película. Su actuación es amplia: en una escena, ella derriba despiadadamente a sus objetivos con fragmentos de vajilla rota, sin siquiera sudar. En otra, yace inerte en una mesa, sometiéndose a los impulsos sexuales de su novio, mientras parece muerta a la vista.

La película debía ser una gran oportunidad para alguien cuyo único trabajo de actuación anterior había sido una pequeña participación en un fracaso de gran presupuesto de Besson, “Valerian and the City of a Thousand Planets”, de 2017. El cineasta tiene un historial en detectar estrellas para cine en modelos: Milla Jovovich se convirtió en una figura de Hollywood después de que Besson la eligiera para “The Fifth Element”, de 1997 (ambos estuvieron casados brevemente) y trabajó con Rie Rasmussen y Cara Delevingne.

Luss, quien creció en Moscú y ahora vive en Nueva York, ya había trabajado con casas como Dior y Valentino cuando conoció a Besson. Antes de que el cineasta se dispusiera a hacer “Valerian”, revisó retratos de modelos para el film y quedó impactado por la imagen de Luss. Ambos se encontraron en París, y después de una audición de cuatro horas, le dijo que quería darle un pequeño papel en la película.

En el set en Nueva Zelanda, Luss lamentó que se estaba cansando de modelar. Nadie jamás había escuchado sus opiniones, y la profesión se estaba saturando con influencers de Instagram. El director y la modelo se hicieron amigos, dijo, y cuando terminó el rodaje, Besson siguió llamándola por teléfono frecuentemente: “¿Sigues con tus clases de actuación? ¿Cómo va el modelaje? ¿Todavía quieres seguir actuando?”.

El realizador la instó a estudiar actuación con una instructora de celebridades, Susan Batson, así como cursos de acento para aprender a modular su entonación rusa. Y, a petición de Luss, le envió guiones para que ella pudiera entender cómo se crea uno.

Luego, en un viaje a Los Ángeles durante una reunión, él le presentó el guión de “Anna”. “Lo leí frente a él, y le dije: ‘Nunca he oído hablar de esto’”, recordó Luss. “Y él respondió: ‘Claro, porque es nuevo. ¿Quieres encarnar a Anna?’. Por un segundo ni siquiera podía imaginarlo. Creo que mi mandíbula cayó al suelo”.

Mientras Luss comenzó un entrenamiento intensivo de lucha de seis horas al día en preparación para la película, otra actriz también se sorprendió al enterarse de que Besson la había elegido para el film: Sand Van Roy. Van Roy, quien más tarde presentó su acusación ante la policía francesa, hizo un pequeño papel en el largometraje, junto con Evans, aunque sus escenas no aparecen en el corte final.

Cuando Luss se enteró de las acusaciones de Van Roy, en mayo pasado, se sintió perturbada. A pesar de que sentía que la incriminación “no podía ser real”, le pidió a Besson que le asegurara su inocencia. “Me sentí mal, porque nunca pudimos imaginar que eso le pasaría a Luc”, afirmó la actriz, sentada en una azotea de Beverly Hills, el día después de la proyección de “Anna”. “Lo conozco desde hace cinco años, y él siempre fue un caballero. Es extremadamente triste”.

Luss señaló el hecho de que las películas de Besson a menudo presentan a las mujeres como poderosas heroínas, y remarcó que si realmente fuera un “imbécil”, no habría trabajado con tantas figuras influyentes de la industria en los últimos 20 años. “Creo que debemos entender que ha habido una larga investigación sobre ese caso”, continuó. “[Las autoridades] realmente trataron de averiguar si era cierto o no, y el caso fue desestimado”.

Van Roy, sin embargo, insiste. En marzo presentó una querella con una demanda civil, lo cual significa que ahora se asignará un caso al juez de investigación independiente. “No se le debería permitir [a Besson] trabajar en esta industria”, dijo.

Lionsgate podría haber enfrentado desafíos legales si hubiera abandonado la película en medio de las acusaciones, según los expertos. Eso dependería de los detalles del acuerdo de distribución entre el sello y la productora de Besson, EuropaCorp, consideró Elsa Ramo, una abogada experta en entretenimiento, con sede en Beverly Hills, que no está involucrada en el asunto. Lionsgate pudo, de hecho, haber cancelado el lanzamiento, pero tal movimiento podría haber sido más riesgoso que seguir adelante con él. “Depende de cómo se enmarcó el contrato en primer lugar, pero es algo con lo que los productores, directores y distribuidores están luchando”, destacó Ramo.

“Anna” es sólo el más reciente problema de Lionsgate, que ha luchado por producir consistentes éxitos comerciales en los últimos años. Su último lanzamiento, “John Wick: Chapter 3 - Parabellum”, fue una de las pocas bendiciones importantes para el estudio, ya que incluso films realizados a partir de propiedad intelectual previamente conocida, como “Hellboy” y “Robin Hood”, han fracasado.

En tanto, EuropaCorp, de Besson, atraviesa un particular mal momento. Su tremendamente ambiciosa apuesta de ciencia ficción, “Valerian”, recaudó sólo $225.9 millones en todo el mundo, un resultado pésimo para un film que costó aproximadamente $180 millones y decenas más para comercializar (los ingresos de taquilla se dividen entre los estudios y los propietarios de salas).

En mayo, la compañía suspendió la negociación de sus acciones en Francia y buscó la protección judicial de los acreedores, enfrentando una carga de deuda sustancial. EuropaCorp afirmó en documentos judiciales que sus problemas financieros se debieron a una serie de fracasos y una estrategia fallida adoptada en 2014 para tratar de distribuir sus películas de forma independiente en EE.UU.

El estudio de Besson, que debe más de $200 millones a JPMorgan Chase y la firma de capital de riesgo Vine Investment Advisors, ha buscado una manera de recuperar y reestructurar su pesada carga de deuda.

Pero ahora, EuropaCorp podría estar cerca de encontrar un salvavidas financiero. A finales del mes pasado, la compañía informó que está “en discusiones” con la empresa cinematográfica francesa y propietaria de cines Pathé, que está interesada en adquirir una participación significativa en la firma. “La sociedad confirma estar en conversaciones con sus acreedores y con el grupo Pathé, como parte de la reestructuración de su deuda y el fortalecimiento de su capacidad financiera a través del aumento de capital”, detalló EuropaCorp en un comunicado de prensa.

Los representantes de EuropaCorp no respondieron a las solicitudes de comentarios.

¿Y Luss? Mientras los estudios luchan contra los vientos financieros en contra y el dilema de cómo manejar con sensibilidad la situación del #MeToo de Besson, es su futuro como una joven y prometedora actriz el que está en la balanza, y su aparición estelar llega con menos fanfarria de lo que podría. Aún así, sigue confiando en que el cineasta podrá salir de los titulares negativos y comenzar de nuevo.

“Creo que deberíamos centrarnos en lo buen director que es, en las grandes películas que ha hecho y en la gran “Anna”, en lugar de pensar en las acusaciones”, consideró. “Porque hay personas que realmente han hecho cosas terribles”.

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