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Los ‘patrones oscuros’, culpables de muchas malas decisiones de los usuarios de internet

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Incluso si nunca ha escuchado la frase “patrones oscuros”, casi con seguridad está familiarizado con ellos. Son las formas astutas en que las compañías en línea lo engañan para que acepte cosas que normalmente nunca aceptaría.

Un ejemplo clásico: aparece un mensaje preguntando si desea registrarse para algún programa o servicio, y la casilla ya está marcada. Si no la desactiva -es decir, si no hace nada- está inscrito.

Un proyecto de ley bipartidista que se acaba de presentar en el Congreso prohibiría que los sitios web y las plataformas en línea (¡Hola, Facebook!) empleen tácticas tan deliberadamente engañosas, y permitiría a la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) tomar medidas enérgicas contra las páginas que intentan engañar a la gente.

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La Ley Reductora de Experiencias Engañosas para Usuarios en Línea (apodada ‘Ley DETOUR’, por sus siglas en inglés) es una creación de los senadores Mark Warner (D-Virginia) y Deb Fischer (R-Nebraska). Ambos esperan que la legislación se incluya como parte de las amplias normas de privacidad que considera actualmente el Comité de Comercio del Senado.

Warner y Fischer serán anfitriones de un seminario, en el Capitolio el martes, para expertos en tecnología y privacidad, sobre las diversas formas en que los consumidores pueden ser engañados en línea. “Durante años, las plataformas de medios sociales apelaron a todo tipo de trucos y herramientas para convencer a los usuarios de que entreguen sus datos personales sin entender realmente cuál es exactamente el peso de ello”, afirmó Warner.

Según el senador, los desarrolladores de sitios web no son tontos. Estudian de cerca la psicología del comportamiento para comprender cómo los usuarios de internet pueden ser engañados fácilmente. “Nuestro proyecto de ley es bastante simple”, indicó Warner. “Sólo queremos que los consumidores puedan tomar decisiones más informadas sobre cómo y cuándo compartir su información personal”.

Por separado, Fisher afirmó que se necesita una transparencia mucho mayor en torno al clic de un botón de “Aceptar”. “Estas interfaces de usuario manipuladoras limitan intencionalmente la comprensión y socavan la elección del consumidor”, consideró. “Cualquier política de privacidad que implique el consentimiento se ve debilitada por la presencia de patrones oscuros”.

Este tipo de engaño es una de las cosas sobre las que la mayoría de los usuarios de internet son conscientes, pero a las cuales probablemente no le prestan tanta atención. Muchos de nosotros simplemente damos por sentado que los sitios web intentan acceder a nuestra información personal.

Pero este asedio perpetuo a nuestra privacidad no tiene que ser la configuración predeterminada. No hay razón para que los consumidores simplemente acepten que sólo porque las empresas en línea están desesperadas por los datos, no se pueda hacer nada al respecto.

El hecho de que haya un término técnico para estas prácticas -“patrones oscuros”- nos dice que se están empleando métodos cada vez más sofisticados.

Un estudio europeo del año pasado descubrió que Facebook y Google en particular se habían convertido en especialistas en llevar a las personas a tomar decisiones que no les interesaban.

“La combinación de los valores predeterminados de privacidad intrusiva y el uso de patrones oscuros empujan a los usuarios de Facebook y Google, y en menor medida de Windows 10, hacia las opciones menos amigables con la privacidad, a un grado que consideramos poco ético”, expresaron los autores del informe.

También descubrieron que las compañías utilizaban palabras engañosas, opciones de “tómalo o déjalo” y selecciones de privacidad ocultas para obligar a los usuarios a revelar todo lo posible sobre ellos mismos.

“Cuando los servicios digitales emplean patrones oscuros para empujar a los usuarios a compartir más datos personales, el incentivo financiero prevalece sobre el respeto del derecho de los usuarios a elegir”, concluyeron los investigadores.

En respuesta al estudio, ocho grupos de defensa del consumidor de Estados Unidos, incluido el Consumer Watchdog de Santa Mónica, solicitaron a la FTC que investigue el uso de patrones oscuros por parte de las compañías de internet.

“Todo el ecosistema en línea, al menos el comercial, manipula a los usuarios para que hagan lo que las compañías quieren”, expresó Carmen Balber, directora ejecutiva de Consumer Watchdog. “Cada sitio de internet, en algún nivel, lleva a las personas a donde las empresas quieren que vayan”, continuó. “Pero una cosa es tratar de generar clics en un anuncio de calzado; la gente espera eso. Lo que no esperan es que un sitio los engañe intencionalmente”.

Balber observó que las autoridades federales, décadas atrás, tomaron medidas drásticas contra la publicidad subliminal en la televisión: la plantación de mensajes que podían causar una buena impresión en los consumidores, aunque aparecían demasiado rápido como para ser notados conscientemente. Sin embargo, las autoridades aún deben reconocer el efecto similar que poseen los patrones oscuros. “Es hora de que los usuarios en línea estén protegidos de los diseños intencionalmente engañosos de las compañías de internet”, remarcó. “Las pautas para el diseño de la privacidad están bastante atrasadas”.

La Ley DETOUR proporcionaría tales reglas.

Sería ilegal “diseñar, modificar o manipular una interfaz de usuario con el propósito o efecto sustancial de ocultar, subvertir o menoscabar la autonomía, la toma de decisiones o la elección para obtener el consentimiento o los datos del usuario”.

El proyecto de ley introduciría más transparencia a la experiencia en línea al exigir que los sitios divulguen “cualquier forma de investigación conductual o psicológica” y “cualquier experimento” que empleen para manipular el comportamiento del usuario.

También crearía una junta de revisión independiente para supervisar “cualquier investigación conductual o psicológica, con cualquier propósito, realizada sobre los usuarios”.

Lenguaje como ese parecería inverosímil si esto no estuviera sucediendo realmente, como lo ilustra el estudio europeo. El documento señala que muchas de las técnicas que ahora se emplean en línea se basan en “los campos de la economía del comportamiento y la psicología”.

En sólo un ejemplo, el estudio mostró cómo Facebook llevó a los usuarios a aceptar las configuraciones de privacidad deseadas por la empresa al hacer que el botón “aceptar” se convirtiera en un atractivo azul brillante, mientras que la opción de cambiar esas configuraciones era de un gris opaco.

“La opción que el proveedor de servicios quiere que los usuarios elijan se hizo deliberadamente más llamativa”, remarcaron los investigadores. Además, “los usuarios que tenían prisa por usar Facebook se inclinaban a simplemente hacer clic en el botón azul y terminar con el proceso, lo cual resulta en la máxima cantidad de recolección y uso de datos”.

Los patrones oscuros también pueden tomar la forma de anuncios disfrazados de enlaces de navegación, costos ocultos que no aparecen hasta el último paso de una transacción o pruebas gratuitas que se convierten en pagos recurrentes y muy difíciles de cancelar.

Algunos podrían decir que estas tácticas son demasiado simplistas para representar una amenaza para los consumidores expertos en tecnología. Pero lo mismo podría decirse de ocultar imágenes sexuales en anuncios de revistas y pósters de películas.

Las empresas lo hacen porque saben, gracias a años de investigación silenciosa, que funciona.

Los patrones oscuros son reales. Y seguirán siendo utilizados para influir en nuestro comportamiento en línea.

A menos que hagamos algo al respecto.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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