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Aumentan ataques a los guardias en el centro de detención de menores en LA

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La violencia a veces estalla sin poder alertarlo dentro de los pasillos y campamentos de detención juvenil del Condado de Los Ángeles. Eso fue lo que ocurrió hace dos años en una noche de febrero cuando Edgar Arrondo, entonces un guardia de alto nivel en un centro en Sylmar, acompañó a un adolescente detenido a una evaluación de salud mental.

Un miembro de una pandilla rival agredió al adolescente, ignorando las advertencias verbales de Arrondo. Los jóvenes se enfrentaron y se produjo una pelea.

Sin respaldo, Arrondo intentó detenerla, sin usar aerosol de pimienta, porque el menor podría haber estado tomando medicina psicotrópica. Recibió golpes muy fuertes. Cuando un tercer joven se unió al incidente, la cabeza de Arrondo se estrelló contra una pared y luego contra el piso, por lo que fue trasladado a la sala de emergencias con una conmoción cerebral.

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El incidente le ocasionó la jubilación adelantada a su trabajo en Barry J. Nidorf Juvenil Hall.

“Me encantaba ir ahí y trabajar con los jóvenes”, dijo Arrondo, quien comenzó con el Departamento de Libertad Condicional del condado en 1990. “Pero no vale la pena ningún trabajo que te quite la facultad de poder laborar -y quedar tan lesionado”.

Dichos informes se han vuelto cada vez más comunes entre los aproximadamente 1.800 oficiales de detención que trabajan en la operación de libertad condicional juvenil más grande de la nación. Como el uso del aerosol de pimienta se ha disparado en los últimos años, lo que provocó recientes reclamos para solicitar una reforma, también lo han hecho los asaltos de jóvenes al personal, según muestran los registros recientemente publicados.

En general, la tasa de agresiones a guardias se duplicó entre 2015 y 2018, aunque se redujo ligeramente en el último año, según un análisis de los datos publicados por el Departamento de Libertad Condicional bajo la Ley de Registros Públicos de California. Tanto en salas como en campamentos, la tasa de agresión por cada 100 jóvenes aumentó en más del 120%.

Los resultados validan las preocupaciones frecuentemente planteadas por los oficiales de detención y sus líderes sindicales, quienes dicen que las situaciones tensas y violentas con los jóvenes se han vuelto más comunes: esta es una de las razones, dicen, del aumento en el uso de gas pimienta que ha provocado el escrutinio de los líderes del condado.

El aumento de agresiones al personal, que los funcionarios del Departamento de Libertad Condicional no han reconocido públicamente con estadísticas hasta ahora, se produjo en numerosos centros de detención que albergan a aproximadamente 900 jóvenes que se enfrentan a procedimientos judiciales o cumplen condena después de la sentencia.

Este aumento ocurrió, incluso, cuando la población promedio de jóvenes detenidos disminuyó significativamente y el número de oficiales de detención se mantuvo relativamente constante, según los registros.

Esta tendencia fue impulsada por el gran aumento de población dentro de las salas juveniles, instalaciones previas a la adjudicación que ahora alberga a jóvenes que han sido recientemente arrestados. Las tres instalaciones densamente pobladas del condado se asemejan a las cárceles y pueden ser lugares muy volátiles, donde los miembros de pandillas rivales se encuentran la mayor parte de las veces en espacios reducidos.

Entre 2015 y 2018, la cantidad total de agresiones a oficiales en salas juveniles aumentó de 98 a 296. Teniendo en cuenta la disminución de la población de detenidos, esto se traduce en un aumento del 254%.

La tasa de agresiones dentro de las unidades de vivienda a largo plazo del departamento, conocidas como campamentos juveniles, subió 59% de 2015 a 2018, según los registros del condado. Los ocho campamentos, que albergan a jóvenes que cumplen condenas de tres a nueve meses, tienen un entorno similar a un cuartel con programas de educación, tratamiento y rehabilitación.

La razón del aumento en la violencia contra los oficiales de detención, por el momento, no es muy clara. Pero la tendencia corresponde con un aumento similar entre los incidentes donde los guardias rociaron a los jóvenes con gas pimienta, lo cual se supone que es una solución de último recurso para detener los problemas.

La semana pasada, la Junta de Supervisores votó a favor de la eliminación gradual del aerosol de pimienta, lo que provocó opiniones aireadas por parte de varios oficiales sobre las condiciones dentro de las instalaciones, donde el acceso a personas externas está estrictamente controlado. Los oficiales aseguraron que necesitaban el aerosol, aún cuando los grupos de defensa dicen que es inhumano en el sometimiento de los jóvenes rebeldes detenidos.

“En los últimos tres años, he notado un aumento en la violencia”, dijo Ricardo García, oficial de servicios de detención en el condado, por más de una década. “He sido atacado seis veces en los últimos dos años, incluyendo varios más en los últimos cuatro meses. Hace dos semanas, uno de nuestros jóvenes me mordió la oreja”.

El testimonio de los oficiales estaba destinado a convencer a la junta de que el departamento necesitaba el gas pimienta para mantener las instalaciones seguras.

“Estamos preocupados”, dijo Thomas Holland, otro oficial de detención. “Necesitamos ayuda y el uso del aerosol de pimienta es necesario”.

Los alegatos no funcionaron.

Después de escuchar a los grupos pro justicia juvenil, la junta le pidió a los funcionarios del Departamento de Libertad Condicional que elaboraran un plan para eliminar el aerosol, como lo han hecho muchos otros estados, antes de fin de año, y que desarrollen ideas para nuevas soluciones disciplinarias.

Un informe reciente de la Oficina del Inspector General del condado encontró que algunos oficiales han abusado en el uso del aerosol en los últimos años, usándolo como una opción principal para restablecer el orden. El informe también dijo que a los detenidos que fueron rociados con aerosol no se les permitió descontaminar de manera adecuada o inmediata sus ojos y piel, lo que agravó su malestar.

El uso del aerosol, así como las burlas y amenazas de los guardias, ha contribuido a aumentar las tensiones entre los oficiales y los jóvenes en los centros de detención del condado, según el informe.

Sheila Mitchell, la oficial adjunta de libertad condicional que supervisa la división juvenil del departamento, dijo que se está desarrollando un plan para abandonar el uso del aerosol e hizo un compromiso, a partir de que escuchó los comentarios de los oficiales preocupados por el tema.

“Para poder eliminarlo por completo, tenemos que ser muy estratégicos en nuestro enfoque”, dijo. “Se trata de entrenar y de contar con el personal que necesitamos “.

Mitchell notó que los ataques de los jóvenes hacia el personal, en pasillos y campamentos, disminuyeron más del 9% de 2017 a 2018. Los funcionarios del departamento también notaron que la mayoría de esos incidentes no causaron lesiones, aún cuando, algunos de ellos, tuvieron contacto involuntario con el personal durante las peleas entre detenidos.

Pero para explicar el aumento de la violencia en general, Mitchell dijo que los esfuerzos del departamento por dirigir a más jóvenes de los centros de detención a la supervisión en entornos residenciales, ha dejado una mayor concentración de detenidos con “desafíos difíciles”, que incluyen un historial de trauma y participación en el Sistema de bienestar infantil.

No se dispone fácilmente de estadísticas completas sobre la demografía y las historias criminales de los cientos de jóvenes dentro de las instalaciones del condado. Sin embargo, un estudio realizado en 2015 por la USC y Cal State Los Angeles dijo que aproximadamente un tercio de los detenidos habían sido arrestados por un delito “violento”, y muchos de ellos han tenido arrestos anteriores.

Los incidentes graves que involucran a guardias y jóvenes suelen generar un informe oficial que detalla el evento. Dichos registros, que se pueden colocar en el archivo de un detenido, generalmente son confidenciales. Pero el Times obtuvo uno de esos informes, detallando un incidente en la tarde del 14 de febrero en el Barry J. Nidorf Juvenil Hall.

Un menor agarró una silla negándose a tomar su medicación. Después de que el joven ignoró una advertencia, el oficial se acercó para rociarlo, lo que llevó a una lucha por el bote de aerosol, que cayó al suelo, según el informe, que el departamento se negó a discutir.

En otro informe, un oficial, escribió que el joven sofocó al oficial que había tratado de usar el aerosol. El incidente involucró a varios oficiales usando la fuerza física mientras las tensión se enfriaba.

“Le di mi mano al [joven] y lo ayudé a levantarse. Le informé [al joven] que todo iba a estar bien y que mantendría la calma “, escribió un guardia. “No se utilizó ningún aerosol de pimienta. No se aplicaron esposas”.

El detenido recibió tratamiento médico, pero el reporte de su estado físico no estaba claro. El informe tampoco indicaba si el joven enfrentó consecuencias por poner sus manos en el cuello del oficial, como se alega en el informe.

El incidente es similar al que llevó al ex oficial Arrondo a retirarse de su carrera.

El guardia retirado dijo que la supuesta agresión a la autoridad por parte del joven esa noche, como se describe en el informe del incidente, ejemplifica uno de los mayores desafíos que enfrentan los oficiales de detención. “Eso es totalmente cierto”, dijo, ya que la Junta de Supervisores puso fin a la capacidad de poner a los jóvenes rebeldes en “confinamiento solitario” hace tres años.

“Los menores te dirían: ‘No hay nada que puedas hacerme’”, dijo Arrondo. “Sabían que no había ninguna repercusión negativa por su comportamiento”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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