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Una de las chicas torturadas por sus padres en Perris, era frágil y víctima de intimidaciones en la primaria

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La mayor de los 13 hermanos de California quienes, según informaron las autoridades, vivieron encerrados por sus propios padres, era frágil, maloliente y a menudo víctima de acoso durante sus años como estudiante de primaria en Texas, aseguró uno de sus excompañeros de clase en una desgarradora publicación en Facebook.

La mujer, ahora de 29 años, fue rescatada el 14 de enero pasado junto con sus hermanos hambrientos, en su casa en Perris. Vecinos y parientes aseveraron que desconocían el tratamiento dado a los chicos, hasta que las autoridades arrestaron a los padres y revelaron lo que encontraron dentro de la propiedad.

Taha Muntajibuddin asistió desde jardín de infantes hasta tercer grado con ella, en Fort Worth, Texas. Después de enterarse del caso, compartió en Facebook su “abrumador sentimiento de culpa y vergüenza” sobre cómo se la trataba”.

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Muntajibuddin, médico residente en pediatría en Houston, que confirmó su publicación a la agencia Associated Press, la describió como “una niña frágil; tenía el pelo liso como alfileres y a menudo llevaba el mismo atuendo morado”.

También escribió que era desalentador saber que la pequeña, a quien molestaban en la escuela por oler mal, “literalmente debía sentarse en sus propios desperdicios porque estaba encadenada a su cama”.

“Es muy aleccionador saber que la persona que se sentaba frente a ti en la mesa del almuerzo se iba a su casa, a convivir con la miseria y la suciedad, mientras tú ibas a tu hogar, con comida caliente y un cuento antes de dormir”, escribió.

El mensaje generó una fuerte reacción, y algunos condenaron a Muntajibuddin por su comportamiento cuando era niño. Otros, en cambio, lo elogiaron por abordarlo.

Muntajibuddin afirmó en una entrevista el martes que estaba sorprendido por la reacción. “Simplemente fue una lección honesta: acéptenla o no”, remarcó.

The Times y The Associated Press no mencionan los nombres de los hermanos debido a la gravedad de las acusaciones de abuso, que aún están bajo investigación.

El portavoz del distrito escolar independiente de Crowley, Anthony Kirchner, confirmó que Muntajibuddin y la víctima asistieron a la misma escuela.

Kirchner no pudo confirmar cuándo la mujer fue inscripta o cuándo dejó la escuela, o si asistió también alguno de sus hermanos menores, porque los distritos deben guardar los registros de los alumnos de primaria únicamente por cinco años.

Otra compañera de clase, Stephanie Hernández, aseguró a AP en un mensaje por Facebook que la niña era callada y que siempre usaba jeans manchados de polvo, que eran demasiado pequeños para ella. También confirmó que a menudo era intimidada. “Recuerdo que alguien la arrojó como una muñeca de trapo”, declaró Hernández, enfermera registrada en Mansfield, Texas.

Agentes del sheriff arrestaron a David Turpin, de 57 años, y Louise Turpin, de 49, después de que su hija de 17 años saliera por una ventana y llamara al 911. Las autoridades encontraron a los hermanos, de entre dos y 29 años, en la propiedad sucia de la familia; tres de ellos estaban encadenados a las camas y todos -menos el niño más pequeño- desnutridos.

La pareja se declaró inocente de torturas y otros cargos.

La Riverside University Health System Foundation, que está recaudando dinero para los hermanos, hasta el momento recibió 1,500 donaciones por un total de $120,000, afirmó la portavoz Kim Trone. Personas de todo el mundo también han enviado juguetes, mantas y ropa, remarcó.

Alrededor de 20 personas, incluidas enfermeras y psicólogos, se ofrecieron a recibir en sus hogares a los siete hermanos adultos y seis menores de edad, y mantenerlos juntos, indicó Mary Parks, vocera del Departamento de Servicios Sociales Públicos del Condado de Riverside.

“Gente de todo el país ofrece criarlos y adoptarlos”, aseguró.

Todos los hermanos fueron llevados a hospitales, pero Parks se negó a hablar sobre sus condiciones. La agencia generalmente busca ubicar a los niños con un pariente y mantener a los hermanos juntos, precisó.

Muntajibuddin tiene la esperanza de que su antigua compañero de clase pueda recuperarse y vivir una vida mejor.

El hombre destacó que a pesar de haber sido intimidada por sus compañeros, “era una de las personas más agradables que tuve oportunidad de conocer. Tenía un optimismo caprichoso que no se podía amortiguar, no se podía apagar, sin importar lo que le arrojaran”.

También aseguró que aprendió de esa experiencia, y espera que los demás también lo hagan. “La lección contundente aquí es simple, algo que nos enseñaron desde el principio”, escribió Muntajibuddin. “Sé una buena persona”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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