M. Night Shyamalan recupera sus brillos pasados en ‘The Visit’
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Los Ángeles — M. Night Shyamalan alcanzó fama mundial como director de cine luego de hacer “The Sixth Sense” y “Unbreakable”, hasta el punto de que algunos lo compararon con Steven Spielberg; pero los años posteriores de su carrera lo encontraron estrenando títulos que fueron recibidos de modo mucho menos entusiasta, hasta el punto de afectar seriamente su reputación.
De ese modo, después de presentar “Lady in the Water”, “The Happening”, “The Last Airbender” y, sobre todo, “After Earth”, su muy cuestionado proyecto anterior, el oriundo de la India se vio en la incómoda posición de pasar de ser un artista supuestamente consumado a uno cuya relación con cualquier película era vista de antemano con marcado escepticismo.
Pero eso no quiere decir que su carrera estuviera terminada. Hace unos meses, él mismo se encargó de “Wayward Pines”, una teleserie de suspenso que contó con algunas de las críticas más positivas de su pasado reciente; y a partir de este viernes, tiene en cartelera “The Visit”, una nueva película cuyas reseñas adelantadas se encuentran muy divididas, pero que resulta tremendamente divertida y que podría devolverle el amplio favor de las audiencias.
Uno de los aspectos más interesantes del filme es que, a diferencia de muchos de los que Shyamalan ha hecho, se trata de una producción de escaso presupuesto y con un reparto poco conocido que se libra de grandes efectos especiales y recurre al estilo de cámara en mano típico de la saga “Paranormal Activity” para contar su historia, en la que dos hermanos (un niño y una chica adolescente) se van de vacaciones a la casa de unos abuelos que actúan de manera cada vez más extraña.
“Sentí que este era el momento perfecto para hacer una película pequeña, porque estaba tratando de encontrar experiencias que me permitieran salirme del lado del negocio y concentrarme en la trama y los personajes”, dijo el cineasta durante un reciente encuentro con HOY Los Ángeles, luego de asegurar que, en desmedro de los ataques relativamente recientes de la crítica, se siente afortunado de haber podido hacer todos los trabajos que ha presentado.
A diferencia de la solemne seriedad de muchas de las películas de Shyamalan, esta se encuentra marcada por un gran sentido del humor, lo que según el creador responde a su actual estado mental.
“Personalmente, me gusta que la gente se ría, y ya he tenido pinceladas cómicas en cintas como ‘The Happening’, ‘Signs’ y, por supuesto, ‘Stuart Little’ [que no dirigió pero sí coescribió]”, precisó. “Creo que si la estás pasando bien viendo algo, el terror o la tensión se vuelven más efectivos”.
“Quería hacer una comedia negra con partes un poco asquerosas, y ese era un balance muy complicado que requirió mucho tiempo en la sala de edición”, agregó. “Me gusta hacer películas originales que no puedan ser encasillas dentro de una categoría”.
En el plano de la comicidad, el aporte mayor es Ed Oxenbould, un chico que se dio a conocer con “Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day”, pero que en este caso llama profundamente la atención con su simpatía, su vitalidad y, por supuesto, su modo de ‘rapear’.
“Yo mismo escribí esos ‘raps’, con la idea de que no fueran precisamente buenos pero funcionaran como bromas, y Ed se convirtió en el actor ideal para interpretarlos”, afirmó Shyamalan. “Tanto él como la muchacha que interpreta a su hermana, Olivia De Jonge, son australianos, pero resultaron perfectos para hacer de estos chicos estadounidenses que manejan toda clase de referencias contemporáneas”.
En ese sentido, el cineasta contó con un arma secreta: sus dos hijas adolescentes. “Antes de escribir el guión, me puse a observarlas atentamente, y eso me facilitó mucho las cosas, porque tuve mi propio grupo de investigación en casa”, precisó.
No se puede dejar de lado a los personajes de los abuelos, que son especialmente llamativos, sobre todo en el caso de la mujer, interpretada con evidente desenfado por la gran Deanna Dunagan, una veterana actriz con amplia experiencia teatral.
“Me interesaba mucho mostrar el contraste entre estas generaciones, porque la película es en realidad sobre nuestro temor a hacernos viejos”, nos explicó Shyamalan. “Hay una sensación general de miedo por el deterioro de nuestros cuerpos y de nuestras mentes, y me parecía interesante jugar con eso. Además, me parecía un reto divertido imaginar secuencias en las que los niños se asustaran de las acciones de sus abuelos”.
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