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El legendario caricaturista Sergio Aragonés también es una estrella en LéaLA

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Se ha hecho mundialmente conocido por su participación estelar en la revista humorística MAD, donde sus hilarantes aportes y su creativa recreación de las costumbres estadounidenses han sido esenciales para el éxito de la publicación desde inicios de la década de los ’60; y desde 1982, es el autor de “Groot the Wanderer”, una serie separada de historietas que cuentan las aventuras de un guerrero absolutamente inepto inspirado en Conan.

Sin embargo, pese al nombre que lleva, no todo el mundo sabe que Sergio Aragonés (la persona de la que hablamos) es esencialmente mexicano y que sigue sintiéndose profundamente identificado con la cultura del país vecino, aunque nació en la provincia española de Castellón, de donde se marchó con su familia cundo tenía solo 6 años debido a la Guerra Civil, ya que su padre era opositor del régimen fascista de la época.

Y tampoco es tan conocido que este mismo autor llegó a la ciudad de Nueva York -y a las puertas de la redacción de MAD- a los 24 años de edad con un generoso portafolio como dibujante, labrado en tierras aztecas, pero sin saber una palabra de inglés ni conocer los hábitos de una sociedad que, curiosamente, reflejaría poco después de modo tan creíble en sus obras.

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Créanlo o no, cuando Aragonés era niño, no existía todavía la televisión, por lo que él pasaba el tiempo libre dibujando y viendo películas de animación en un cine capitalino llamado Aladino, además de leer las tiras cómicas de los periódicos locales y una revista española importada, TBO.

“Una de mis primeras influencias fue el argentino Oski, que dejó huella en muchos dibujantes de mi generación”, nos dijo el autor, que reside desde hace tres décadas en Ojai, California, y que participará este domingo a la 10.30 a.m. en el panel “El discurso gráfico como discurso literario” del festival LéaLA, en LA Plaza de Cultura y Artes. “De México, teníamos a Abel Quesada, que poseía un trazo simple pero finísimo y con un gran humor”.

“Ya en la secundaria, lo que empezó a atraerme más era esa clase de humor que hacía reír a todos sin necesidad de palabras, como el francés, que era de pantomima; y después quedé fascinado con Virgil Partch, VIP, que era americano”, añadió.

Aragonés, que estudió Arquitectura en la universidad solo para complacer a su padre -porque ya sabía que iba a ser un caricaturista-, llegó a la ciudad de los rascacielos con 20 dólares en los bolsillos y ningún conocimiento del inglés, pero logró obtener rápidamente la ansiada tarjeta de residencia. “En esa época, era muy fácil; solo necesitabas una carta del empleador, y MAD me la dio”, recordó.

En realidad, más que tener que tener que aprender la lengua local, lo más difícil para él fue empaparse de los actos cotidianos que necesitaba plasmar en sus cómics. “No sabía nada de lo que hacía aquí la juventud, de las ‘proms’, del Halloween”, recuerda. “Además, tenía que usar esos temas dentro de un contexto universal, porque cuando se hacen las versiones extranjeras de MAD, siempre se conservan mis dibujos, debido a que pueden ser comprendidos en todos lados”.

“No tienes que renegar de tus orígenes, pero tampoco ser nacionalista, porque hay muchos dibujantes que vienen a Estados Unidos y están tan metidos en la cultura de su país de origen que lo que hacen no se entiende aquí, más allá del idioma”, agregó.

Por ese lado, el humor de nuestro entrevistado es blanco, pero no se encuentra libre de crítica social. Al revisar el libro de compendio “Sergio Aragonés: Five Decades of His Finest Works”, por ejemplo, encontramos que durante los años 2000 él hizo una serie dedicada a la inmigración indocumentada en la que aparecía un tipo obsesionado con construir un muro fronterizo que terminaba contratando a obreros mexicanos, lo que se aplica perfectamente a lo que sucedió en tiempos recientes con Donald Trump.

“No era algo político, pero sí fue profético y además universal, porque es lo que está pasando ahora mismo en Europa con el Brexit”, retomó nuestro interlocutor. “Algo se hace político cuando uno toma un lado determinado; lo que yo hago no es militante”.

“Y creo que eso se debe a mi papá, que peleó por una causa que era su vida -la democracia, una república establecida-, y al que todo el mundo le dio la espalda”, prosiguió. “Él me dijo: ‘Cuídate mucho de meterte en política, porque si lo haces, tendrás que apoyar 100 por ciento a un solo lado”.

En ese sentido, Aragonés recuerda lo que le sucedió al imprescindible autor michoacano Eduardo del Rio ‘Rius’, que hacía caricaturas de irrefutable vena izquierdista y combativa. “Cuando cayó el comunismo, eso fue para él una derrota mental”, señaló. “Yo decidí hacer humor para entretener, para hacer reír a la gente, sin que eso signifique que no pueda cuestionar lo que está mal”.

Nuestro entrevistado, que tiene 82 años pero conserva una lucidez mental impresionante, podría haberse retirado ya sin ningún problema, pero ha decido que seguirá practicando su arte hasta que la cabeza y las manos se lo permitan. Y a pesar del anuncio hecho en julio pasado sobre el supuesto cierre de MAD, que dejó a muchos desconcertados, asegura que la revista seguirá saliendo.

“Yo no he parado, porque tengo todavía con ellos trabajos pendientes por más de un año”, enfatizó. “Van a empezar a usar más material ya publicado y la revista no se va a vender más en los supermercados, pero seguirá en tiendas especializadas. De todos modos, yo hago también cómics por otros lados, como el de ‘Groot’, que sigue de pie”.

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