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Café Tacvba celebró a los muertos y criticó a varios ‘vivos’ en cementerio de L.A.

Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, durante la presentación de su banda en el cementerio Hollywood Forever.
(J.R. Lizárraga / LA Times)
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Por un momento, pareció que las cosas se le habían salido de control a Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, la aclamada banda mexicana que cerraba la edición número 20 del evento por el Día de Muertos que se realiza anualmente en el cementerio Hollywood Forever, ante una audiencia que según él mismo se acercaba a las 50 mil personas.

A la mitad de su presentación, mientras se ponía en un plan de lo más místico tanto en ademanes como en palabras, el emblemático cantante fue sometido de manera imprevista a un bramido del público cada vez más creciente que repetía la palabra “cul…”, que si bien se encuentra ya desprovista de su carga completamente negativa del pasado y se ha convertido en una especie de broma, delata por lo general la impaciencia que sienten los asistentes a un espectáculo público ante algo que no les gusta.

Sin embargo, con toda la experiencia en los escenarios que tiene, Albarrán supo darle la vuelta al asunto al informarle a los presentes que aprobaba su rudo grito de batalla, pero que había que ordenarlo, lo que lo llevó primero a convertirse en orquestador del mismo reclamo y, poco después, a lograr que quienes lo lanzaban lo hicieran cada vez que él mencionaba a un presidente controvertido.

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De ese modo, el insulto en sí terminó dirigido no solo a mandatarios de derecha como Sebastián Piñera de Chile, Jair Bolsonaro de Brasil y (por supuesto) Donald Trump de Estados Unidos, sino también a políticos relacionados a la izquierda, como Evo Morales de Bolivia y Andrés Manuel López Obrador de México. Fue un acto inesperado, ya que esta agrupación ha dejado siempre en claro que sus integrantes tienen opiniones distintas en el plano ideológico y que, por ello mismo, su propuesta como entidad no es política.

En realidad, esta clase de comentarios fueron inevitables a lo largo de la velada y se plasmaron también en el acto inmediatamente anterior al de los ‘tacvbos’ en el escenario principal, cuando los integrantes de la compañía de danza Pasión de mi Tierra hicieron una representación teatral de la experiencia común de los inmigrantes que cruzan a duras penas la frontera para trabajar luego en labores de lo más penosas y terminar en centros de detención de “la migra”.

Las mismas vivencias fueron parte esencial de varios de los altares que se encontraban distribuidos a lo largo y ancho del cementerio (algunos de ellos bastante fuertes en la transmisión de su mensaje) y que son uno de los atractivos principales de este festival, convertido desde hace algún tiempo en uno de los eventos de mayor convocatoria en nuestra ciudad y visitado no solo por personas vinculadas a la comunidad mexicana y latinoamericana, sino también por anglosajones mayormente jóvenes que llegan muchas veces al lugar ataviados con complejos y costosos vestuarios alusivos a la fecha.

Otro momento de la presentación de los 'tacvbos' en el festival.
(J.R. Lizárraga / LA Times)

Sea como sea, el show de Café Tacvba, que empezó después de lo previsto pero hizo que la espera valiera la pena, encontró a sus integrantes luciendo vestimentas relacionadas a la festividad conmemorada y, más allá de la citada arenga política, se caracterizó por el buen ánimo y el carisma inagotable de Albarrán, quien pidió que la gente disfrutara del momento por estar todavía con vida, a diferencia de los que se encuentran ya “enterraditos”.

Como era de esperarse, el repertorio evitó la interpretación de “Ingrata”, una pieza que los ‘tacvbos’ consideran inadecuada para los tiempos que se viven en vista de que habla del asesinato de una mujer, pero incluyó muchas otras composiciones esenciales del grupo capitalino que celebra actualmente tres décadas de carrera, como “Cero y uno”, “Chilanga banda”, “Las flores”, “Eres” y “El baile y el salón”, tocadas todas con el profesionalismo habitual de estos músicos y enmarcadas dentro de un estilo que, pese a su cercanía con el ‘indie rock’, es completamente original, sin que ello lo obligue a requerir del uso constante de instrumentos folklóricos.

En la misma tarima, el otro acto de alcance universal fue el que ofreció unas horas antes Lido Pimienta, una cantante colombiana de ascendencia africana que despertó polémica hace un par de años durante un festival musical en el que pidió que las mujeres blancas de la audiencia le dejaran la parte delantera del auditorio a las de color, y que se ha ganado por ello la enemistad de varios anglosajones(as), si nos atenemos a los comentarios existentes en sus videos de YouTube y a lo que ha sucedido en sus cuentas de las redes sociales.

En este caso, la artista barranquillera radicada en Canadá, que lució un colorido traje de tintes autóctonos, ofreció una propuesta creativa basada en el ‘synth pop’ que requirió únicamente de los aportes de un DJ y un percusionista.

Pimienta se comunicó constantemente con el público para dar fe de un mensaje feminista que incluyó referencias a su reciente maternidad y a su carácter de madre soltera, a los abusos cometidos por los hombres y a los problemas de rechazo que enfrenta cualquier inmigrante, como marco de una serie de temas musicales de impronta electrónica que se encontraban coronados por su impresionante voz y que algunos han comparado con lo que hace la islandesa Björk.

Apretados pero felices

Con el paso de los años, el Día de los Muertos del Hollywood Forever se ha convertido en una atracción de alto nivel que se aleja completamente del carácter íntimo y de ‘conocidos’ con el que se inició, adquiriendo una dimensión masiva que implica cosas positivas y negativas.

Lo más negativo es lo difícil que resulta estacionarse en los alrededores del lugar mientras se desarrolla el festival, lo que se acentúa mientras más tarde sea; y, una vez dentro del recinto, eso se traduce también en la presencia de una multitud interminable que, hasta donde hemos visto hasta ahora, ha estado bien controlada y nunca se ha portado mal, pero que hace que el desplazamiento pueda llegar a ser un tormento.

Pero se trata, en todo caso, de un grato tormento, porque, además del espectacular desfile constante de asistentes que llevan trajes dignos de película, el evento de este año, titulado “Sacred Migrations” -en alusión a las mariposas Monarca que realizan largas travesías hasta llegar al estado mexicano de Michoacán y a su conexión simbólica con los inmigrantes humanos-, le dio especial cabida al color naranja y a las figuras vinculadas a estos fascinantes insectos, haciendo con ello que cualquier tramo del paseo se encontrara iluminado por elementos visuales cargados de encanto.

Claro que, como lo señalamos arriba, la historia de quienes han llegado o han tratado de llegar a este país en busca de una vida mejor no ha tenido siempre finales felices, lo que hizo que varios de los altares instalados representaran dicha temática, valiéndose de cruces y esqueletos para mostrar a quienes han quedado lamentablemente en el camino o han sufrido estando ya aquí.

Por otro lado, pudimos ver nuevamente altares específicamente dedicados a familiares fallecidos de quienes los erigieron, combinados con ofrendas para ídolos mexicanos del cine y de la música (nos sorprendió no encontrar ninguno para José José, aunque tenemos que reconocer que no pudimos ver los cerca de 100 que se encontraban anunciados).

El altar que sí aprecié mucho en vista de mi origen fue el de la organización Perú Village, dedicado en esta ocasión a Juaneco y su Combo, un legendario grupo de cumbia amazónica al que la misma asociación rendirá tributo el próximo 24 de noviembre en el Church of Scientology Celebrity Centre de Hollywood.

El simple hecho de tener bocinas que difundían las pegajosas canciones de la agrupación y de colocar al frente a una bailarina con las vestimentas propias de la selva sudamericana en lugar de la consabida catrina le daba ya originalidad a esta propuesta.

Musicalmente, aunque solo hemos mencionado a los dos actos principales, la edición 2019 del evento contó con cinco escenarios destinados a mostrar facetas distintas del folklore y de las danzas mexicanas. Por ese lado, mi parada más placentera fue en el estrado de El Mosaico, que estaba de por sí brillantemente adornado para la ocasión, tomando muy en cuenta el asunto de las mariposas, y donde pude ver no solo al Teatro Aztlán de CSUN y al Grupo Folklórico Sueños y Esperanza, sino también a un animado desfile de modas con preciosas modelos que lucían trajes inspirados en el Día de los Muertos, pero adaptados a los tiempos modernos e inclusivos.

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