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Revive debate sobre las narcoseries en la pantalla chica

El presidente de México retoma el tema y nace nuevamente el señalamiento sobre el impacto en la sociedad

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Las declaraciones del Presidente López Obrador contra narcoseries reviven debate sobre su impacto en la sociedad. Llegaron a nuestras pantallas a inicios de siglo y, desde entonces, se cuentan por millones los seguidores de sus personajes y de sus tramas.

Las narcoseries siguen estando vinculadas hoy en día a las grandes audiencias y gigantes del entretenimiento como Netflix se sumaron recientemente al boom de un producto cuya popularidad convive con la polémica sobre el impacto que tiene en la sociedad. Algunas se basan en hechos reales, otras constituyen auténticas biografías de conocidos narcotraficantes y las hay que son pura ficción, pero el debate se proyecta en torno a los valores que promueven en el espectador por el trato que hacen de una realidad tan sensible como la del narcotráfico, especialmente en aquellos países como México o Italia en los que éste constituye una verdadera industria.

En México, el debate se reavivó en los últimos días a causa de las declaraciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que en su discurso de primer año de Gobierno criticó la frivolidad de las narcoseries y sus efectos negativos en la concienciación social sobre el consumo de drogas.

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“Nada más se difunde [sobre el consumo de drogas] lo frívolo, las series (...) pero qué se refleja, de que es como un paraíso el participar en esas actividades ilícitas: mansiones, carros de lujo, poder, muchachas y muchachos guapos, ropa de marca”.

— AMLO, Presidente de México.

La del pasado 1 de diciembre no fue la primera vez que el mandatario arremetió contra este subgénero de ficción, al que atribuye una idealización del narcotráfico a través de personajes con una vida lujosa e idílica que, pese a que se ajusta a situaciones reales, en la ficción, considera, no se acompaña lo suficiente con su cara B: vidas familiares destrozadas a causa de las drogas que en muchos casos finaliza con una muerte muy prematura de los involucrados. La del Presidente no es la única voz contraria al planteamiento de muchas narcoseries, un producto televisivo cercano a la telenovela que surgió a principios de siglo en Colombia. Dos televisiones de ese país, Caracol y RCN, son, junto a Telemundo y Netflix, las mayores plataformas de emisión.

Los gigantes de las narcoseries Caracol Televisión (Colombia): ‘Sin tetas no hay paraíso’ (2006), ‘El Cartel de los Sapos’ (2008), ‘Las muñecas de la mafia’ (2009), ‘Escobar, el patrón del mal’ (2012), ‘La ruta blanca’ (2012), ‘La viuda negra’ (2014), ‘Alias J.J’ (2017) RCN Televisión (Colombia): ‘La viuda de la mafia’ (2004), ‘El capo’ (2009), ‘Rosario Tijeras’ (2010), ‘Correo de inocentes’ (2011), ‘Alias el Mexicano’ (2013) Telemundo (Estados Unidos): ‘Sin senos no hay paraíso’ (2008), ‘La reina del sur’ (2011), ‘El señor de los cielos’ (2013), ‘Señora Acero’ (2014), ‘Sin senos sí hay paraíso’ (2016), ‘Queen of the south’ (2016), ‘El Chema’ (2016) Netflix (Global): ‘Narcos’ (2015), ‘Suburra: Sangre sobre Roma’ (2017), ‘El Chapo’ (2017), ‘Narcos: México’ (2018), ‘El club’ (2019).

También incluye en su catálogo series producidas por otras televisiones como ‘Fariña’, ‘Las muñecas de la mafia’ o ‘El Chema’ Banalización o crítica social, los polos del debate “El narcotráfico está tocado desde un modelo más cercano al del gángster lujoso o el del ‘narco superhéroe’, que incluso es un personaje de gran magnetismo sexual”, defiende José Antonio Valdés, crítico de cine y experto en apreciación cinematográfica por la Universidad Iberoamericana, en declaraciones a la agencia EFE que recogió este diario.

También en declaraciones a esa agencia, Arturo Guillemaud, profesor de Teorías de la Comunicación en la UNAM, sostuvo que los adolescentes y los universitarios de primer año son los principales afectados por los valores que promueven las narcoseries. ASÍ LO DIJO “Este tipo de series lo que hacen es decir que si te dedicas a esto [al narcotráfico], vives la vida loca, pero la vives bien”. Arturo Guillemaud, profesor de Teorías de la Comunicación en la UNAM. Dago García, vicepresidente de producción y contenido de la televisión colombiana Caracol, asegura a este diario que no puede generalizarse y que muchas narcoseries ayudaron a visibilizar una problemática que durante mucho tiempo estuvo vedada en la discusión de la agenda pública.

“Es inexacto que estas series hagan apología de los delincuentes, ya que, por lo general, el destino final de los personajes que están al margen de la ley es trágico”.

— Dago García, vicepresidente de producción y contenido de la televisión colombiana Caracol.

En la misma línea se expresa Ainhoa Vásquez, experta en narcocultura y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. “La guerra contra el narco y nuestra propia mentalidad televisiva nos acostumbró a pensar la vida desde la dicotomía entre buenos y malos. Las narcoseries no te presentan un mundo dividido entre héroes y villanos, sino que te dan un espectro complejo de lo que es el ser humano, con virtudes, carencias y, principalmente, muchos defectos, egoísmos y ambiciones. Lo que tenemos acá son personajes no lineales ni estereotipados, por eso tendemos a creer que convierten en héroes a los narcos”, reflexiona.

Sobre el impacto que tienen en la sociedad, Vásquez agrega que “conciencian bastante sobre el peligro de las drogas, son bastante moralistas en muchos sentidos. Por ejemplo, una de las hijas de El señor de los cielos se convierte en drogadicta y eso genera una reflexión en torno a los efectos de las drogas que vende Aurelio Casillas y que producen Rutila y Mónica. También se habla de los efectos dañinos en La reina del sur a través del personaje de Patty O’Farrel”.

“Debemos dejar de subestimar al público y de creer que la televisión llega a gente sin conciencia ni valores ni capacidad de reflexión”

— Ainhoa Vásquez, experta en narcocultura y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

A este respecto, explica a este diario una encuesta que realizó este año junto a los estudiantes de Letras Modernas de la UNAM para su libro No mirar. Tres razones para defender las narcoseries y en la que preguntaba a los encuestados su opinión sobre este tipo de ficción. “Gran parte de las respuestas se dirigieron a que les quedaba claro que era malo meterse en el narco ‘porque todos terminaban asesinados’, porque ‘es un negocio sucio y machista’ o porque ‘es tonto querer estar entre tantos problemas’”, narra satisfecha.

“Un personaje bien hecho debe generar cierta atracción. Esto, sin embargo, no es lo mismo que buscar una imitación en el estilo de vida porque no debemos olvidar que hay una gran diferencia entre la realidad y la ficción”.

— Ainhoa Vásquez, experta en narcocultura y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

¿Cuáles son los ingredientes del éxito? “Históricamente los contenidos que hablan acerca de personajes que se apartan de la ley y de la ética oficial tienen el poder de convocar a las grandes audiencias, incluso desde los tiempos de Shakespeare”, valora García, también productor de la serie de Netflix Siempre bruja. “

Y esto tiene que ver con el carácter moral y sancionador que tienen estos productos. Hay cierta satisfacción vivencial y cierta recompensa simbólica cuando sabemos que estar del lado correcto de esa ética y de esa ley nos blinda contra los horrores que los delincuentes viven al final de sus historias. Definitivamente estas series tienen el encanto de los discursos iniciáticos”, reflexiona.

Las deslumbrantes cifras de audiencia de las narcoseries ‘Sin tetas no hay paraíso’ (Caracol Televisión, Colombia) fue seguida por un promedio de casi 15 millones de colombianos (49,8% de cuota de pantalla) en el año 2006 El estreno de la tercera temporada de ‘Narcos’ (Netflix), en septiembre de 2017, fue visto en una semana por 27 millones de personas suscritas a la plataforma La primera temporada de la adaptación mexicana de ‘Rosario Tijeras’ (TV Azteca), emitida a finales de 2016, fue vista por casi 12 millones de mexicanos. La adaptación española de ‘Sin tetas no hay paraíso’ (Telecinco) registró un promedio de casi 4 millones de espectadores en sus tres temporadas, emitidas entre 2008 y 2009 La emisión en 2012 de ‘Escobar, el patrón del mal’ (Caracol Televisión, Colombia) reventó los ‘ratings’ del país: casi 27 millones de colombianos (62,7% de cuota de pantalla) siguieron la serie ‘La reina del sur’ (Telemundo, Estados Unidos) estuvo en pantalla durante 8 años (2011-2019) con una audiencia promedio de 2 millones de personas.

“Las narcoseries han tenido el gran acierto de ser un espejo social en el que vemos reflejadas todas nuestras miserias. Nos permiten hacer catarsis y propician conversaciones sobre lo que nos ha ocurrido como sociedad”, opina Vásquez.

“En Chile no existe el narcotráfico como industria, sino que solo hay narcomenudistas, pero existen narcoseries exitosas como Prófugos de HBO porque el narco es solo el telón de fondo para hablar de problemas específicos del país como el lucro en la educación, el conflicto del Estado con los mapuches, la corrupción heredada de la dictadura o el modelo neoliberal”, añade.

El caso de Italia Fuera del continente americano, Italia es uno de los países con más ficciones sobre narcotráfico y allí el debate también está servido. “No son camorristas, sino gomorristas”, afirmó un jefe de la policía italiana al diario El País, y añadió que “más que hijos de la Camorra, son hijos de la ficción”. Se refiere a los miles de jóvenes que batallan por el control de los barrios de Nápoles, al sur de Italia, y que adoptan los mismos métodos e igual estética que los protagonistas de la serie Gomorra, estrenada en mayo de 2014 y que, aún en emisión, es todo un fenómeno social en el país europeo y un éxito entre la crítica.

“A menudo se comete el mismo error: tomarla con quien cuenta el mal y no con el mal mismo”, afirmó su creador, el escritor y periodista Roberto Saviano, para defenderse de las críticas. Junto al equipo de directores que producen la serie, Saviano también afirmó que el arte no debe ser pedagógico y sí que debe poseer la capacidad antropológica de contar mundos y mecanismos.

En Gomorra, casi todos los protagonistas son asesinados a lo largo de las distintas temporadas. La prohibición de los narcocorridos Las narcoseries no son el único producto cultural que aborda el narcotráfico. Los narcocorridos son un subgénero musical especialmente popular en el norte de México que ensalzan la violencia y la figura de narcotraficantes como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán y que, a causa de ello, fueron prohibidos en algunos estados mexicanos como Sinaloa y Chihuahua, en donde fueron vetados tanto de espectáculos en vivo como de la radio.

Manuel López Obrador, Presidente de México.
(Reforma)

Este mismo año, diputados de Morena en Sinaloa también propusieron prohibir su reproducción en las escuelas, aunque su veto no parece tener efectos prácticos. Internet posibilita su difusión al margen de los medios tradicionales y su popularidad en la sociedad se mantiene. Leonel Aguirre Meza, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, afirmó hace tres años, cuando se anunció la prohibición de los narcocorridos en el estado, que “los gustos de cada ciudadano no pueden estar sujetos a sugerencias o mandamientos de autoridades, máxime que los corridos forman parte del folclor mexicano”, y añadió que “lo que se debe es vigilar que en este tipo de negocios no ingresen personas armadas, menores de edad, ni se expendan drogas, en lugar de prohibir la música que hace referencia a miembros de la delincuencia organizada”.

En el caso de las narcoseries, no se propone, al menos por ahora, su prohibición. El propio López Obrador aseguró que respeta y que garantizará la libertad del espectador de verlas

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