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Residente sale airoso de su reto orquestal con Dudamel

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Todo parecía indicar que la presentación del sábado pasado iba a ser distinta. Bajo la batuta de Gustavo Dudamel, la Filarmónica de Los Ángeles (conocida también como LA Phil) se ha empeñado desde algunos años en ofrecer conciertos especiales con artistas populares que no provienen de los ámbitos de la música clásica dentro de las instalaciones del Walt Disney Concert Hall; pero los que habíamos visto hasta ese momento se mantuvieron de un modo u otro en los cauces apacibles y hasta solemnes de la tradición.

Sin embargo, desde que Residente (el invitado a la tercera función de la serie titulada “Power to the People!”) entró al escenario del elegante auditorio llevando su gorra habitual, una camiseta sin mangas, un pantalón de ejercicios y zapatillas deportivas, en claro contraste con las sobrias vestiduras de los numerosos integrantes de la orquesta y del mismo Dudamel, quedó claro que el asunto iba a ser mucho más informal; y así lo entendió la audiencia, que era por lo general bastante joven -y que, además de ser evidentemente devota del rapero puertorriqueño, incluía a celebridades como Ana de la Reguera, Pedro Pascal, Édgar Ramírez y Christian Meier-.

Eso quiere decir que los asistentes celebraron por lo grande la entrada de su ídolo y que hicieron lo mismo después de cada canción interpretada, poniéndose a veces de pie para bailar y lanzando algunos gritos de admiración particularmente elocuentes. La compostura no estuvo completamente perdida, claro, porque el público se mantuvo casi siempre sentado y no se presentó ningún comportamiento inadecuado; pero la espontaneidad descrita le brindó un ambiente muy festivo al espectáculo entero.

Y está bien que haya sido así, porque las composiciones de René Pérez (nombre real de Residente) tienen una energía y una potencia que no justifica que se las escuche en modo completamente apacible, lo que se conservó incluso en un formato acústico en el que se infiltró ahora el uso de una batería y de unas congas.

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El cantante se separó también de la norma al pedirle permiso a Dudamel para hablar entre las canciones (aunque eso estaba probablemente decidido desde antes) y enfrascarse luego en largas introducciones verbales de cada pieza que realizó básicamente en un inglés no del todo perfecto, pese a las protestas de alguno de los presentes. “Para mí es importante que todos entiendan”, dijo a manera de explicación, aunque los rostros que veíamos a nuestro alrededor poseían indudables rasgos latinos.

Para ser claros, los temas escuchados, que provinieron tanto de su época esencial con el grupo Calle 13 como de su actual etapa solista, funcionan mejor en sus versiones originales, sobre todo en la que respecta a las primeras, registradas en álbumes con personal esencialmente boricua; pero lo que hizo la LA Phil fue notable en el plano de las adaptaciones y de los arreglos creados para que las mismas piezas adquirieran nuevas dimensiones sonoras.

Residente estuvo respaldado en la parte vocal por una corista que no era su hermana Ileana Cabra (quien formaba parte de Calle 13 y que tiene ahora una carrera propia), y aunque la mezcla de audio no era ideal (sentimos que le faltaba potencia a su voz), supo sobreponerse a su nerviosismo inicial para liderar un show de cerca de noventa minutos en el que ni siquiera faltó su nuevo sencillo, “René”, que ha despertado toda clase de comentarios.

Se trata de una canción profundamente emotiva y autobiográfica, en cuyo video oficial (que ha sido reproducido ya más de 61 millones de veces) se lo ve derramando lágrimas, lo que ha provocado por un lado amplias muestras de identificación y, por el otro, reacciones de desconfianza ante un artista que, a fin de cuentas, ha ganado 25 Latin Grammys.

Residente la presentó -esta vez en nuestro idioma- recordando que la idea original surgió antes de un concierto en México, durante un momento de profunda depresión; y pidió disculpas adelantadas por si se equivocaba en algo, debido a que es una composición reciente que se extiende por casi ocho minutos.

En la tarima del Disney Hall, la apacible pero conmovedora canción le dejó mucho espacio a la interpretación vocal, ya que empezó con acordes mínimos de piano a los que se sumaron luego discretas incursiones de la sección de cuerdas. Fue el penúltimo acto de la noche, ya que culminó con un vibrante solo de congas que le dio paso a “Atrévete-te-te”, el primer gran ‘hit’ de Calle 13, mientras Residente le pedía a la gente que se pusiera de pie para bailar.

El ritmo y el sabor no estuvieron ausentes en las canciones previas. “Baile de los pobres”, que se escuchó casi al inicio, encontró a las percusiones haciendo de las suyas, y “La Perla” tuvo también inflexiones muy tropicales; pero la dinámica más visible (y más audible) en el plano instrumental se produjo durante la interpretación de “Latinoamérica”, con la entrada paulatina de diferentes secciones de la orquesta y otra actuación destacada del conguero, quien se encargó también en esos momentos de hacer los coros.

Pese a las exhaustivas introducciones, Residente no puso demasiado énfasis en el tema político, aunque la versión de “Guerra” que se escuchó le dio excusa para decir: “No creo en las guerras, pero sí en la resistencia”. Y tampoco dejó de referirse de manera humorística al temor cada vez más creciente que está provocando el coronavirus al “saludar” en cierto momento a Dudamel con el codo pero darle inmediatamente después un despreocupado apretón de manos.

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