HOLA MÉXICO FEST. ‘Blanco de verano’ pone en vitrina los celos adolescentes

Los primeros instantes de la película llevan ya a adivinar que algo saldrá mal, porque muestran a un adolescente que, además de dormir ocasionalmente en la misma cama que su madre, se ducha con ella, lo que habla de una codependencia irregular y problemática.

Con el paso de los minutos, descubrimos que el mismo protagonista, Rodrigo (Adrián Rossi), es un chico de 13 años que se ha convertido en el centro casi completo de atención de su madre Valeria (Sophie Alexander-Katz), una mujer divorciada que, en medio del evidente cariño que siente por su hijo, parece no tener conciencia alguna del daño que le está haciendo con esta clase de conductas.

Y eso empieza a quedar claro una vez que ella lleva de manera inesperada al hogar a Fernando (Fabián Corres), su primer novio en muchos años, así como un hombre aparentemente decente cuyos intentos por llevarse bien con el muchachito se enfrentan de manera cada vez más alarmante con la hostilidad que este le muestra, refugiándose primero en un basurero de vehículos descompuestos y más adelante en acciones potencialmente desastrosas.

×

Esta es la premisa de “Blanco de verano” (“Summer White”), una de las películas que pueden verse en la plataforma de PantaYa como parte de la primera edición virtual del Festival de Cine Hola México, y que, en este caso, estará disponible únicamente el 17 y el 18 de este mes, aunque hay 14 cintas que se lanzaron el 11 y a las que se podrá acceder hasta el 20 del mismo mes.

“Blanco de verano”, que participó en la edición más reciente del afamado Festival de Sundance, es la ópera prima de Rodrigo Ruiz Patterson, un cineasta que, pese a su inexperiencia en el área del largometraje, demuestra tener grandes cualidades para la puesta en escena y dirige muy bien a sus actores, sobre todo en el caso de Rossi, quien interpreta con convicción a un personaje siempre cambiante.

Además, el filme encuentra una aproximación novedosa a las típicas “coming of age stories” e insinúa conflictos profundos (vinculados por ejemplo al complejo de Edipo y a la irresponsabilidad de la madre en la crianza de su hijo) que no llegan a ser analizados de manera exhaustiva, lo que podría dejar al espectador un tanto insatisfecho, pero que es una decisión acorde con ese rechazo a las respuestas fáciles que parece plantear el cineasta.