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COMENTARIO. Armando Manzanero, la leyenda cuyas composiciones lo elevaron al Olimpo y a la inmortalidad

Armando Manzanero
Armando Manzanero
(Cortesía)

Persona, compositor, músico cantante y líder de una época que logró filtrarse en las nuevas generaciones para dejar un legado en la historia

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Dice la leyenda que empezó en la música como promotor disquero y que así conoció en la Ciudad de México al cantante chileno Lucho Gatica, máximo referente del bolero de esa época. Eran los románticos años 50.

Teñida de esa nostalgia que estalla en situaciones como la actual, en este 28 de diciembre 2020, en que lamentamos la muerte de Manzanero y al mismo tiempo celebramos su legado, la historia sigue con ambos trabajando juntos y recorriendo todo el continente.

De esa asociación surge otro episodio y el título de “Voy a apagar la luz”, la primera canción que se le grabó y tuvo la voz distintiva de Gatica, en el amanecer de un compositor todavía veinteañero que más adelante haría historia a nivel mundial con sus baladas de amor. Año 1959.

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Dic. 28, 2020

El resto solo subraya la leyenda. Sus demás composiciones lo elevaron al Olimpo de los superdotados en la música con una propuesta en que la cotidianidad de las cosas más simples de la vida adquiría esa categoría que la reviste de buena melodía, buen gusto y frases precisas para convertirse en enormes hits internacionales como la imprevista “lluvia de una tarde”, la espontánea conjugación de un “adoro” en primera persona o la constatación sorprendente de un “somos novios” henchido de juvenil ilusión.

La leyenda deja de ser leyenda y el joven Armando Manzanero se convierte en todo un personaje. Su obra trasciende.

Dentro de una cultura musical que ya era global, por ahí su inspiración termina derribando muros lingüísticos y surge su “It’s imposible” primero en la grabación original de Perry Como en 1970 y enseguida versionada por Elvis Presley. Ni más ni menos. Es su consagración mundial.

Es el compositor orgullo de México en los cuernos de la luna seduciendo a generaciones completas de enamorados hasta que posteriormente también se une la voz y el estilo del italiano Andrea Bocelli renovando el mensaje de amor del mismo tema.

De éxito en éxito lo que nadie previó fue la puñalada del fantasmal coronavirus que lo asecharía en las postrimerías de este año empujándolo a un final súbito que nos lo ha llevado a ese otro mundo donde la única música audible es el silencio.

Se nos ha ido un gran señor del romanticismo y lo evocamos en una diversidad de facetas, por lo menos en tres o quizás cuatro.

En lo artístico Armando Manzanero fue un maestro como autor, escribiendo sus canciones; como intérprete, poniéndoles la susurrante sugerencia de su estilo coloquial; y como músico, sentado frente al piano. Vigente y universal, su música habla mucho más que cualquier entrevista o reportaje.

Más acá y más allá de esa genialidad aún lo vemos como esa persona incansable nada común y nada corriente, cuyo buen humor nos hizo reír a carcajadas y con sincera admiración porque de esa maneras nos demostraba con sus anécdotas, bromas, chistes y “puntadas” que el romanticismo es un asunto tan alegre y tan humano que perfectamente se puede compartir entre amigos en una bohemia casual.

Sin embargo, el gremio musical y creativo de México y el mundo también aprecia y echará de menos su liderazgo al frente de la SACM, la Sociedad de Autores y Compositores de México, donde fuera la mano derecha y discípulo de otro maestro, Roberto Cantoral.

Juntos defendieron a capa y espada la dignidad y los derechos de sus colegas, empeñados en esa lucha inacabada donde todo lo que se pide es que se les respete, no se les ignore y se les recompense financieramente de manera justa por el fruto de su trabajo.

Sin perder su compostura ni su alegre energía, dueño de sí mismo y activo camarada ejemplar, a nivel de industria de la música, en esto Armando Manzanero fue un líder que también trasciende.

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