Anuncio

Las mujeres de “Impeachment” explicadas: Hillary Clinton y la infidelidad de Bill

La primera dama, Hillary Clinton, y Edie Falco como Hillary Clinton en “Impeachment: American Crime Story”.
(Tim Sloan / AFP vía Getty Images; Kurt Iswarienko / FX)
Share

Lo siguiente contiene spoilers del episodio 8 de “Impeachment: American Crime Story”. Lea nuestra cobertura completa de la serie aquí.

“Impeachment” finalmente ha profundizado en Hillary.

El episodio 8 de la serie FX se centra en una mujer que jugó un papel central en la saga del juicio político, y en la vida de Bill Clinton, pero que hasta ahora ha tenido una presencia espectral en la serie: Hillary Clinton. ¿Quizá ha oído hablar de ella?

Utilizando dos de sus apariciones en los medios más conocidas: Una reunión de 1992 en “60 Minutes” que ayudó a salvar a Bill del olvido político en las primarias de New Hampshire y una entrevista de 1998 en “Today” que reformuló la conversación en torno al escándalo de Monica Lewinsky. “Stand by Your Man” explora el complicado papel de Hillary como esposa devota y aliada política firme de un hombre que le es infiel repetidamente.

Anuncio

Escrito por Flora Birnbaum, el episodio comienza durante las primarias demócratas en 1992, cuando la búsqueda de Bill Clinton por la nominación presidencial casi se vio frustrada por acusaciones de que había tenido una aventura de 12 años con una ex empleada del estado de Arkansas y cantante llamada Gennifer Flowers. Clinton, quien necesitaba terminar en primer o segundo lugar en New Hampshire para mantener su campaña a flote, estaba en problemas.

Es decir, hasta que Hillary acudió a su rescate en “60 Minutes”. En una entrevista que se emitió después del Super Bowl y fue vista por aproximadamente 50 millones de espectadores, Hillary salió en defensa de su esposo, rechazando los rumores de una aventura y negando que su matrimonio fuera un arreglo políticamente conveniente.

“No estoy sentada aquí como una mujercita junto a mi hombre como Tammy Wynette”, indicó. “Estoy sentada aquí porque lo amo, lo respeto y honro lo que él ha vivido, así como lo que hemos pasado juntos. Y ya saben, si eso no es suficiente para la gente, entonces, diablos, no voten por él”.

Clinton terminó en un sólido segundo lugar, lo que le valió el apodo de Comeback Kid debido a su aparentemente sobrehumana resistencia política. “Realmente fue Hillary quien lo salvó”, comentó más tarde el antiguo rival de Clinton, Bob Kerrey, al New York Times. (Por su parte, Bill eventualmente admitiría en una declaración de 1998 que tuvo relaciones sexuales con Flowers, aunque negó tener una aventura en curso).

Mientras tanto, Hillary había caído en un papel que se volvería familiar: el foco de la guerra cultural. Mientras su esposo estaba subiendo en las encuestas, ella se vio envuelta en una disputa pública con Wynette, retratada como una mujer de carrera elitista que no entendía a las esposas más tradicionales, una percepción que se fortaleció unas semanas después cuando Hillary cometió otro terible error, señalando que ella “podría haberse quedado en casa, hornear galletas y tomar té” en lugar de trabajar como abogada.

“Señora Clinton, ha ofendido a todas las mujeres y hombres que aman esa canción, varios millones”, escribió la cantante en una carta abierta exigiendo una disculpa. “Me gustaría que apareciera conmigo en cualquier foro, incluidas las redes de medios, el cable o los programas de entrevistas y que estuviera cara a cara conmigo. Puedo asegurarle que, a pesar de su educación, encontrará que soy tan brillante como usted”.

Hillary se disculpó con Wynette, repetidamente, pero la entrevista solidificó su lugar divisivo en la vida estadounidense. Todos tenían opiniones sobre ella, incluso Richard Nixon, quien le comentó al New York Times: “Si la esposa se muestra demasiado fuerte e inteligente, hace que el marido parezca un cobarde”.

La entrevista de “60 Minutes” fue típica del acto imposible que Hillary tendría que realizar durante su periodo como primera dama: Necesitaba ser solidaria sin parecer una presa fácil, fuerte sin ser demasiado asertiva. La entrevista también estableció un patrón que definiría gran parte de su vida política, salvando la imagen de su esposo a costa de su propia reputación.

“Es probablemente una de las grandes oportunidades políticas perdidas de todos los tiempos”, señaló Richard Mintz, director de personal de Hillary durante la campaña, a Politico en una excelente inmersión profunda en la fatídica entrevista de “60 Minutes”.

Como Clinton relató en sus memorias de 2003, “Living History”, y la serie documental de 2020, “Hillary”, el presidente la despertó temprano el 21 de enero de 1998, se sentó en el borde de la cama y le advirtió sobre las historias que acababa de publicar sobre que había tenido una aventura con una exbecaria de la Casa Blanca. Negó rotundamente los reportajes y sugirió que tal vez su atención a Lewinsky había sido mal interpretada.

Clinton aceptó la explicación de su marido, misma que también ofreció en privado a amigos y ayudantes. “Para mí, el enredo de Lewinsky parecía simplemente otro escándalo vicioso fabricado por opositores políticos”, escribió en “Living Memory”.

En los días que siguieron a las revelaciones de Lewinsky, el equipo legal y los asistentes políticos del presidente se pelearon sobre cómo responder. “La primera dama fue una destacada defensora de una estrategia agresiva que atacara a Starr”, informó el Washington Post, en referencia a Kenneth W. Starr, cuya investigación como abogado independiente de cuatro años condujo al juicio político contra el presidente Clinton en 1998.

Primero, Bill Clinton usó un evento rutinario de la Casa Blanca sobre educación para negar la aventura: El infame momento de “No tuve relaciones sexuales con esa mujer” que se describe en el Episodio 7, “El asesinato de Monica Lewinsky”.

Unos días después, la primera dama se sentó para una entrevista con Matt Lauer, oh, la ironía, en el programa “Today” de NBC, negando enérgicamente que su esposo tuviera una aventura inapropiada y argumentando que fue víctima de un ataque por motivos políticos por parte de sus oponentes.

“La gran historia aquí para cualquiera que esté dispuesto a encontrarla, escribir sobre ella y explicarla es esta vasta conspiración de derecha que se ha estado maquinando contra mi esposo desde el día en que se anunció para presidente”, le comentó a la conductora. (Clinton también admitió que, si las acusaciones se probaran como ciertas, “sería un delito muy grave”).

“Creí que era parte de toda la investigación de Starr. Estaba absolutamente persuadida por mi propia experiencia, de que este tipo inventaría cosas”, mencionó Clinton en “Hillary”. En la serie documental de Hulu, Nancy Gertner, una compañera de clase de la Facultad de Derecho de Yale, comentó que ella y la mayoría de sus amigos creían que Bill Clinton tenía un romance con Lewinsky porque “simplemente no parecía muy lejos de la persona que conocíamos”. Pero Hillary estaba en negación en ese momento: Sería como si una máscara la cubriera en esos días”, señaló Gertner.

Aunque Hillary Clinton instantáneamente hizo famosa la frase “vasta conspiración de la derecha”, el concepto se originó en un memorando integral escrito por los consultores políticos Chris Lehane y Mark Fabiani, y que describe las formas en que los medios de comunicación conservadores ayudaron a difundir teorías dudosas sobre la muerte de Vince Foster y el escándalo de Whitewater. En sus memorias, Clinton escribió: “Podría haber expresado mi punto de manera más ingeniosa”, pero mantuvo su caracterización de la investigación de Starr a pesar de la verdad sobre el romance con Lewinsky.

En 1998, la entrevista en “Today” de Hillary fue vista como un contraataque eficaz que ayudó a establecer claramente los puntos de conversación para sus aliados políticos.

A woman in a beret looks up smiling at a man at a rally.
Clive Owen como Bill Clinton y Beanie Feldstein como Monica Lewinsky en “Impeachment: American Crime Story”.
(Tina Thorpe / FX)

Pero Bill fue sincero, en el último minuto

Finalmente, Hillary se enteró de la verdad. El 15 de agosto de 1998, dos días antes de la fecha prevista para testificar ante un gran jurado, Bill Clinton volvió a despertar a su esposa y le compartió una mala noticia, diciéndole por primera vez que la situación era más grave de lo que antes había admitido.

“Apenas podía respirar”, recordó Hillary en “Living History”. “Tragando saliva, comencé a llorar y a gritarle: ‘¿Qué quieres decir? ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué me mentiste?’”.

La revelación la dejó “atónita, desconsolada e indignada por haberle creído en absoluto”, escribió, admitiendo que “quería retorcerle el cuello”. Hillary también le comentó a Bill que tendría que confesarse con su hija, Chelsea, antes de que la noticia se hiciera pública.

Días después, la primera familia se dirigió a Martha’s Vineyard, Massachussets, de vacaciones de verano. De camino a Marine One, Chelsea caminó entre sus padres y tomó sus manos en una muestra de apoyo. Pero las semanas que siguieron fueron heladas, y Hillary rara vez hablaba con su esposo. Su perro Buddy se unió a ellos de vacaciones y “era el único miembro de nuestra familia que todavía estaba dispuesto” a pasar tiempo con el presidente, escribió Clinton en sus memorias.

Clinton defendió a su esposo durante todo el proceso de juicio político, y finalmente decidió que su comportamiento no justificaba la destitución del cargo. En lo que respecta a su matrimonio, la respuesta fue menos clara.

“Aún tenía que decidir si quería quedarme en el matrimonio, si pensaba que valía la pena salvarlo. Vimos a un consejero, tuvimos discusiones fuertes y dolorosas”, explicó en “Hillary”.

Irónicamente, la humillación pública fue buena para la imagen de Hillary. Las encuestas de opinión indicaron que el público estadounidense aprobó su conducta durante todo el escándalo. En un momento en que su esposo era tóxico, ella sirvió como una valiosa sustituta en las elecciones intermedias de 1998, lo que resultó en ganancias para los demócratas, una rareza para el partido en la Casa Blanca.

Las secuelas

La terrible experiencia también parece haber inspirado a Hillary a postularse para un cargo, algo en lo que había negado cualquier inclinación, en parte porque estaba más interesada en las políticas que en las campañas, según la biografía de Carl Bernstein, “A Woman in Charge”.

El día que el Senado votó para absolver al presidente Clinton en su juicio político, Hillary estaba en un estudio cerca de su oficina mirando mapas del estado de Nueva York y planeando su campaña. “Hubo algo particularmente desafiante en elegir este momento para comenzar su toma de decisiones en serio”, escribió Bernstein, pero estaba decidida a “redimir parte de la promesa de su viaje” a la Casa Blanca.

“Ella me comentó después, que “era la primera vez en 53 años que hablo con mi propia voz como mi propia persona política””, indicó Gail Sheehy, autora de “Hillary’s Choice”, en un especial de PBS en “Frontline” sobre las elecciones de 2016.

Como todos sabemos ahora, esa histórica campaña presidencial fue perseguida por las indiscreciones de su esposo durante décadas. Muchos han argumentado que fue Hillary Clinton, no Bill, quien pagó el precio por estos pasos en falso que se han utilizado como armas en su contra, y nunca más vívidamente que cuando Donald Trump invitó a los acusadores de Bill Clinton a un debate de octubre de 2016 para desviar la atención de la cinta “Access Hollywood”. La decisión de Clinton de permanecer en su matrimonio “la persigue de una manera que nunca podrá salir de debajo”, señaló Jennifer Palmieri, directora de Comunicaciones de la campaña de 2016, en “Hillary”.

En una entrevista con el Times el año pasado, Clinton reflexionó sobre este capítulo de su vida. “Toda la saga del juicio político, así como el terrible dolor en nuestra familia y todo eso fue difícil, como siempre lo es, incluso pensarlo”, señaló. “Sentirme muy positiva acerca de las decisiones que he tomado en mi vida, incluso las más complejas, no lo hace más fácil, me alegra estar del otro lado todos estos años después”.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

Anuncio