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Antonio Banderas y Penélope Cruz se unen por primera vez en la delirante ‘Competencia Oficial’

Antonio Banderas and Penélope Cruz in “Official Competition.”
Antonio Banderas y Penélope Cruz en una escena de “Competencia Oficial”.
(Manolo Pavon/IFC Films)
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Son los actores españoles más internacionales de los últimos tiempos, y por ello mismo, resulta extraño saber que, más allá de dos breves colaboraciones conjuntas en películas del aclamado director Pedro Almodóvar, no habían estado nunca en un set compartiendo papeles protagónicos hasta la llegada de “Competencia Oficial” (“Official Competition”), la comedia negra que se estrena en Los Ángeles y Nueva York este fin de semana.

En esta coproducción argentino-española que se filmó a las afueras de Madrid, Antonio Banderas (conocido tanto por sus múltiples papeles en cintas del aclamado Pedro Almodóvar como por sus roles estelares en producciones hollywoodenses como “Desperado”, “The Mask of Zorro” y la saga de “Shrek”) interpreta a Félix Rivero, una estrella internacional del cine que acepta ponerse a las órdenes de Lola Cuevas, una singular directora independiente cuyos métodos de trabajo durante los ensayos previos al rodaje causarán más de una situación incómoda entre Rivero y su coestrella Iván Torres, un actor de de gran prestigio, pero de mucho menor fama, que es interpretado por el argentino Óscar Martínez (“El ciudadano ilustre”, “Relatos salvajes”).

Lo interesante del caso es que, más allá de sus generosos pergaminos, Banderas y Cruz (igualmente conocida por sus papeles destacados en trabajos de Almodóvar, así como por haber participado en títulos estadounidenses de la talla de “Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides” y “Vicky Cristina Barcelona”) se conocen desde hace casi tres décadas, como lo recordó el primero durante una reciente entrevista con Los Angeles Times, realizada a través de una conexión de Zoom con su departamento en Nueva York, al que acababa de llegar desde Barcelona con la finalidad de asistir a la premier de “Competencia Oficial” en el Festival de Tribeca.

“Conocí a Penélope en Nueva York cuando yo estaba rodando ‘Philadelphia’ y ella vino por primera vez [a los Estados Unidos] para ver si había algo para ella por aquí”, nos dijo Banderas. “Ha sido un placer trabajar a su lado, y el suyo además es un personaje de composición, que era muy distinto a ella, incluso en la imagen externa”.

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“Penélope creó desde adentro hacia afuera, usando probablemente en parte su imaginación y en parte los comportamientos que ella misma había visto en diferentes directores, a lo que agregó después todo este aspecto exterior, con la peluca roja y el lado excéntrico que tiene el personaje”, agregó el malagueño. “Lo que Lola hace es peligroso, porque la película puede llegar a ser muy divertida, pero tiene varios detalles sutiles que tienen una carga mucho más profunda de lo que parece”.

Reunidos y propositivos

En una entrevista separada, hecha esta vez mediante una conexión telefónica con Madrid, Cruz nos comentó que, pese a todo lo señalado, sintió que había trabajado con Banderas durante toda la vida una vez que se reunió con él para emprender este proyecto.

“Pedro nos juntó; no podía ser de otra manera. Pero solo habíamos tenido una escena juntos en ‘Los amantes pasajeros’; y en ‘Dolor y gloria’, estuvimos separados”, recordó la actriz. “En este caso, la comunicación fue muy fácil, porque nos conocemos mucho. La mayor dificultad fue que había que cortar muchas veces por la risa de uno o de otro, incluyendo la de los directores o la de otros integrantes del equipo de producción, porque esta es una de esas comedias inteligentes que no se hacen de manera frecuente”.

Más allá de la oportunidad que le daba para compartir la pantalla de manera generosa con Banderas, este trabajo despertó el interés de Cruz no solo porque le permitía interpretar a una cineasta, sino también porque se trataba de un personaje muy distinto a ella.

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“Conozco mucho de este mundo, porque estoy en él desde los 13 o 14 años; pero este era una especie de bicho raro que pude crear como si tratara de mi propio Frankenstein, empleando referencias que no correspondían solamente a mujeres ni a personas vinculadas al cine, sino también a otros ámbitos del arte”, explicó nuestra entrevistada, quien ha dirigido algunos cortometrajes y un documental. “Pero claro, no los puedo nombrar, porque no creo que les hiciera mucha gracia saberlo”.

Participar en este filme de carácter hilarante, pero a la vez íntimo, tiene un significado muy particular para Banderas, porque el personaje que interpreta, Félix Rivero, es un actor español de fama internacional que ha triunfado en Hollywood y que ha hecho cerca de 100 películas, es decir, datos que concuerdan con los de su propia carrera. Pero se trata además de un personaje absolutamente arrogante e impulsivo, lo que tenía el potencial de provocar incomodidad en el afamado intérprete.

“Eso no fue un problema para mí; de hecho, cuando recibimos el guion, Penélope y yo le propusimos a los directores [argentinos] Gastón Duprat y Mariano Cohn que vinieran a mi casa de Londres para trabajar en el guion y poder aportar de ese modo detalles que se agregaron a la película, básicamente sobre comportamientos que hemos visto en ensayos de películas y que tienen que ver con el ego y la vanidad”, dijo el actor. “Nos reímos mucho recordando cosas que habíamos visto y cosas que habíamos hecho”.

Los dos astros y compatriotas en el set.
Los dos astros y compatriotas en el set.
(Manolo Pavon)

Ante sus personajes

Cruz afirmó del mismo modo que el trabajo de mesa consistió principalmente en recordar anécdotas que fueron incorporándose al relato, pero resaltó además lo bien que la pasó con Duprat y Cohn, quienes se dieron a conocer internacionalmente con “El ciudadano ilustre”, una comedia dramática protagonizada por Martínez. “Los dos tienen un sentido del humor muy inteligente, muy ácido y muy elegante, y a pesar de los aportes que hicimos, el guion siguió siendo completamente suyo”, enfatizó.

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En relación al ‘look’ de Lola, la actriz reconoció que se buscaba darle un aspecto que fuera absolutamente distintivo, porque el personaje mismo busca llamar constantemente la atención. “Ella no escucha, sino que quiere únicamente que la escuchen; piensa que lo que dice es lo más importante que se está diciendo, y es por eso que se encuentra tan sola”, aseguró. “Es una ególatra de mucho cuidado, y bastante insoportable”.

“Sin embargo, al interpretarla, yo no podía juzgarla, sino que tenía que defender su realidad, aunque si se me encontrara con alguien así en la realidad, saldría corriendo”, agregó. “En este caso, la manera en que lucía era muy importante, porque es una especie de espantapájaros que está haciendo un ‘statement’ [declaración de principios] todo el rato, desde la ropa que usa hasta la manera en que se peina y el modo en que camina. Yo, en el fondo, la veo como una niña asustada”.

Por su parte, y ya fuera del personaje, Banderas tampoco tiene la mejor opinión sobre la conducta del actor al que le tocó encarnar. “Al final, Félix e Iván son igualmente ridículos, tanto el primero, que aparentemente es frívolo y adora los premios, el dinero y las mujeres, como el segundo, que va de purista por la vida, pero que es también profundamente narcisista y que, en privado, agarra una cafetera como si fuera un trofeo y se auto ovaciona”, describió. “Pero yo creo que la película de lo que habla en realidad es de la ridiculez del ser humano y de la capacidad que tenemos para convertirnos fácilmente en lo que criticamos”.

Uno de los aspectos más curiosos de la cinta es el modo en que logra que sus personajes, con todo lo insoportables que pueden resultar, y en medio de las acciones a veces injustificadas que emprenden, hagan o digan a veces cosas que el espectador no está seguro de que sean incorrectas o inválidas para las metas que buscan lograr.

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“Lo genial de este guion es que no ha construido clichés, porque cuando crees que ya tienes metido en una caja a cada personaje, te das cuenta de que no es tan fácil”, dijo Cruz. “Lola dice muchas ‘chorradas’ [tonterías] y tiene muchos delirios de grandeza, pero de repente te suelta algo muy interesante. Todos en la película son muchas cosas, como todos somos muchas cosas en la vida real; y el público lo nota cuando la ve, porque termina haciéndose varias preguntas mientras se ríe durante otras escenas”.

Cerca del final, la cinta tiene una escena significativa en la que, al responder la pregunta de una reportera que emplea de manera caprichosa ciertos términos feministas con el fin de describir la nueva película de Lola, esta responde de manera airada ante lo que considera una simplificación perezosa de su obra. Como ha quedado claro, Lola no es Cruz, ni mucho menos; pero es de todos modos interesante encontrar un filme de sensibilidad europea en el que se muestra una cara distinta de una problemática que se encuentra tan vigente.

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Por su lado, la actriz, que ha interpretado incontables papeles de mujeres fuertes, se ha mantenido alejada de las discusiones vinculadas al controvertido tema, y en ese sentido, considera que el apoyo público que le dio a Johnny Depp -con quien ha compartido pantalla dos veces, y que es un amigo cercano tanto de ella como de su esposo Javier Bardem- durante el juicio que lo enfrentó a Amber Heard se limita justamente al astro de Hollywood con el que compartió créditos en “Blow” (2001) y “Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides” (2011).

“Johnny es una persona que ha estado en mi vida 30 años, así como lo ha estado en la de varios miembros de mi familia; yo hice una carta hace un par de años en la que hablaba de él y de nadie más”, nos dijo la española. “Tenemos una amistad muy grande con él, lo hemos visto en muchas situaciones y sentimos mucho cariño por sus hijos. De lo demás no voy a hablar”.

Cuestión de método

A lo largo de la historia presentada en “Competencia Oficial”, Félix rechaza la idea ampliamente difundida de la construcción del personaje, afirmando que lo que él tiene que hacer simplemente es aprenderse las líneas de diálogo que se le han dado y que el guion se encargará del resto, mientras que Martínez defiende firmemente la preparación exhaustiva.

“En todos estos años, me he encontrado con mucha gente que, al final, encuentra la verdad de lo que hace empleando toda clase de métodos”, precisó Banderas. “Hay personas que son muy concienzudas con la preparación que hacen pero que no terminan convenciendo a nadie, y otras que están escuchando un partido de futbol antes de salir al escenario y que, una vez que lo hacen, ponen a llorar al teatro entero. Es muy complicado determinar cuál es la preparación exacta para lograr la excelencia”.

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Cuando le preguntamos sobre el tipo de actor que considera ser, Banderas recordó que estudió cuatro años en la Escuela de Arte Dramático de Málaga (en su ciudad de origen), que trabajó después por mucho tiempo en la escena callejera del teatro independiente y que, tras mudarse a Madrid, logró incorporarse a las filas del teatro profesional, donde conoció a Pedro Almodóvar, quien le dio un papel menor pero sustancioso en su segundo largometraje, “Laberinto de pasiones” (1982), y que, tras varias colaboraciones adicionales, lo lanzó definitivamente a la fama internacional con un rol estelar en “¡Átame!” (1989).

“Lo que quiero decir es que el mundo empírico es el que realmente me ha hecho, es decir, el de la experiencia, y por lo tanto, no tengo un método específico, sino que he desarrollado lo que hago a través de muchísimas escuelas y muchos debates con mis compañeros”, precisó el actor. “Cuando amas realmente lo que haces, vas llenándote de información y vas descartando lo que no te sirve. Hay que tener cierta flexibilidad para saber qué es lo que quiere de ti el productor o el director que te ha llamado en un momento dado”.

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“En cierto momento, había gente que pensaba que yo era únicamente El Zorro, que solo hacía películas de aventuras y que tenía simplemente el carisma necesario para ello; pero más adelante, se quedó muy sorprendida al verme en ‘Dolor y Gloria’, que no tiene nada que ver con esa imagen porque tenía a un director que me obligó a ir en una dirección distinta”, argumentó Banderas, refiriéndose a la cinta de 2019 que le dio una nominación al Oscar.

De todos modos, nuestro entrevistado se considera esencialmente un actor de teatro, y asegura que, si lo viéramos sobre las tablas, sentiríamos que es un intérprete diferente al que estamos acostumbrados a ver en la pantalla. “Es que allí no hay cortes, tienes la posibilidad de desarrollar mucho más a tus personajes y vas modelando tu trabajo sobre la base de las reacciones del público y de los otros actores”, afirmó.

Sin remordimientos

Cuando le preguntamos si interpretar a este personaje le ha servido de algún modo para saldar deudas consigo mismo (se sabe, por ejemplo, que hay compatriotas suyos que no vieron con su agrado su traslado al cine comercial de Hollywood tras sus logros en la industria fílmica española), Banderas lo negó.

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“Me he sentido siempre como una persona relativamente transparente; no he tratado de ocultar nada”, respondió. “Cuando he trabajado con directores que me han pedido una cierta profundidad, se las he dado; cuando he ido a Broadway, he hecho lo que creía que debía hacer ahí; cuando he hecho películas más comerciales, ha sido lo mismo”.

“He trabajado dentro de los diferentes espacios que me ha dado mi profesión”, prosiguió. “A veces lo he hecho simplemente por necesidad, y lo reconozco; probablemente no se trataba de la película ideal, pero tenía que seguir trabajando. No me arrepiento de nada”.

Cruz interpreta a una directora de cine en la cinta de estreno.
(Manolo Pavon)

Por su lado, y de regreso a los terrenos de “Competencia Oficial”, Cruz tuvo también algo que decir sobre los estilos de actuación. “Yo no me reiría de los distintos métodos de preparación de cara a la interpretación; cada quien usa el que le sirve mejor, siempre que no invadas el espacio del otro o le faltes el respeto, y siempre que seas capaz de trabajar en equipo”, afirmó. “Pero claro, eso no es lo que hace Félix; tanto él como Iván juzgan constantemente el trabajo del otro, y Lola está equivocada al pensar que, mientras peor se lleven ellos, mejor va a ser el resultado”.

Cruz dice que, aunque no es algo habitual, ha estado a veces en sets de filmación donde alguien ha buscado de manera sutil provocar cierto tipo de reacciones sin revelar que lo está haciendo. “Lo han hecho creyendo que ese mal ambiente puede generar mejores escenas, y la verdad es que yo misma, a los 20 o los 30 años, pensaba que mientras más sufría, mejor iba a salirme la actuación”, reconoció. “Pero, cuanto más mayor me vuelvo, más valoro lo que es interpretar desde la imaginación, en lugar de forzar tus propias vivencias y tus propios traumas en el trabajo, que van a entrar igual, porque esa puerta siempre está abierta”.

Eso no quiere decir que la actriz no se haya expuesto a veces de manera intensa -e intencional- al dolor emocional en sus trabajos recientes, como sucedió en “Madres paralelas” (2021), la cinta de Almodóvar que le dio una nominación al Oscar y que, como es bien sabido, la puso en una situación particularmente vulnerable.

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“Me levantaron un día del suelo porque no podía salir de la ficción; estaba totalmente metida en un bucle, y Pedro me ayudó a salir dándome un abrazo”, recordó. “Esas cosas también pasan, porque puedes llegar a un lugar así desde la imaginación, como lo dice Félix en un momento muy gracioso de esta película, cuando asegura que no es necesario pensar en tu tía muerta para sentirte triste. Hacer algo así te hace también sentir mucha empatía por historias que no son la tuya, por realidades distintas que a lo mejor no has vivido pero que puedes llegar a comprender”.

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En otros medios

Cruz, que estudió ballet clásico durante nueve años y se entrenó luego en la escuela de la reconocida profesora de actuación Cristina Rota, asegura que su aproximación al oficio depende del director con el que se encuentre trabajando; en el caso de Almodóvar, se prepara al lado del realizador manchego, porque este le ofrece la oportunidad de ensayar a lo largo de varios meses, pero en otros casos, cuando el tiempo es limitado, lo hace por cuenta propia con la asesoría de su profesor de interpretación.

“Si te toca un personaje que existe o ha existido, tienes mucho más material de investigación, como sucedió con el de Donatella Versace [en la miniserie televisiva ‘The Assassination of Gianni Versace: American Crime Story’], cuando pasé mucho tiempo escuchando audios o viendo videos suyos”, detalló. “El método siempre es distinto, y si bien trato de llegar siempre hasta donde tenga que llegar, lo hago desde la imaginación, tratando de ponerme en la piel de la persona a la que le estoy dando vida”.

La próxima película de Cruz es “En los márgenes”, el debut como director del popular actor argentino-español Juan Diego Botto, que es amigo suyo. Por su lado, Banderas asegura tener la mente enfocada en las tablas (acaba de comprar un teatro en Málaga, y viene ofreciendo toda clase de presentaciones en él), pero no ha abandonado a Hollywood, porque acaba de terminar el rodaje de la próxima película -todavía sin título- de Indiana Jones, cuyo argumento se mantiene celosamente en secreto, pero de la que se animó a hablar brevemente.

“Fue muy bonito estar junto a Harrison [Ford] y a Phoebe Waller-Bridge”, comentó. “No soy el malo; soy un amigo de Indy. Mientras la hacía, recordaba cuando vi por primera vez la [primera] película, a inicios de los ’80, en el cine Palafox de Madrid, y lo impresionado que quedé con el atrevimiento que había tenido Steven Spielberg al retomar el género del cine de aventuras”.

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