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No es precisamente un desconocido para nosotros. Además de que lo reconocemos de inmediato debido a sus raíces boricuas, Benicio del Toro recibió un Oscar por su estupenda actuación en “Traffic” (2000), el impresionante filme de Steven Soderbergh que lo metió en la piel de un policía de Tijuana.
Esa no es su única conexión con personajes de nuestra comunidad. Pocos años después, se alió con Alejandro G. Inarritu para interpretar a un ex convicto en “21 Grams” (2003), drama que le dio una nueva nominación a los Premios de la Academia. ¿Y cómo olvidar su caracterización del mítico guerrillero argentino en “Che” (2008), nuevamente de la mano de Soderbergh?
Ahora, el oriundo de Santurce está dando nuevamente de qué hablar en términos de ceremonias de reconocimiento debido a su brillante e hilarante participación estelar en “The Phoenician Scheme”, un filme de Wes Anderson que, además, marca el regreso en forma de un cineasta que había perdido un tanto la brújula en los últimos tiempos.
En la película, que se acaba de estrenar en Los Ángeles y que estará en salas de todo el país a partir del 6 de junio, Del Toro encarna a Anatole “Zsa-Zsa” Korda, un magnate europeo de muy dudosa reputación que empieza a pensar en un cambio de actitud luego de reencontrarse con su hija Liesl (Mia Threapleton), quien, pese a ser una monja, no es precisamente una mosquita muerta.
En la entrevista con Los Angeles Times en Español que puedes encontrar también por aquí en su versión original en video, el actor latino ofrece detalles de su colaboración con Anderson, de la construcción de su personaje y de lo que significó participar en una cinta que cuenta también con intervenciones de Michael Cera, Riz Ahmed, Tom Hanks, Bryan Cranston, Scarlett Johansson, Benedict Cumberbatch, Willem Dafoe y Bill Murray.

Benicio, ya habías trabajado con Wes en su largometraje anterior, “The French Dispatch”, pero esto te coloca en otro nivel. El personaje que interpretas aquí, Zsa-Zsa, es genial, y sale en casi todas las tomas. Además, tiene unas ropas impresionantes, desde camisas hasta una bata inolvidable.
Bueno, eso es parte de estar en una película de Wes Anderson. En el guión están todos los detalles de quién es tu personaje. Además, él se rodea de mucha gente talentosa. Hablaste del vestuario, que fue diseñado por Milena Canonero, quien trabajó con Stanley Kubrick. Creo que tiene cuatro Óscar. Es toda una leyenda. Ir a hacer las pruebas de vestuario también formaba parte de la creación del personaje, empezando por los zapatos.
Tiene que haberte ayudado, porque fue obviamente difícil crear un personaje tan creíble en medio de una historia tan surrealista. Pero, por supuesto, Wes también hablaba contigo. De hecho, sé que escribió el papel para ti.
Sí, lo escribió para mí, pero, mientras hacíamos “The French Dispatch”, me preguntó si me gustaría participar en su próxima película. Le dije que por supuesto. Entonces me dijo: “¿Estás listo? Te enviaré las primeras veinte páginas”. Las leí; el papel era el de Zsa-Zsa, y pensé: “Vaya, esto es increíble”. Estaba muy bien escrito. Se leía como una obra de teatro escrita en los años ‘50 o algo así. Luego, empezó a mandarme más y más páginas, y yo seguía en la película. Entonces, me asusté. Es cuando piensas: “Oh, todos tus deseos se han hecho realidad. Ahora tienes que cerrar la puerta con llave y ponerte a trabajar”.
¿Ensayaste mucho antes del rodaje?
Hablamos mucho mientras él me enviaba las páginas y mientras redondeábamos el guión. Hablamos de influencias e inspiraciones para la historia. A veces, hablábamos de las secuencias oníricas, que son de algún modo el despertar de la conciencia del personaje. Pero, al final, tenía que aprenderme las líneas del guión yo solo; nadie iba a aprenderlas por mí.
¿Cuáles fueron esas referencias?
Hablamos de [Aristotle] Onassis, por supuesto. Hablamos de [Gianni] Agnelli, el multimillonario italiano. Hablamos de Howard Hughes. Hablamos de William Randolph Hearst. Hablamos de “Citizen Kane”. Hablamos incluso un poco de Buñuel y de Fellini.
Hay un documental sobre el rodaje de “Apocalypse Now”, y Francis Ford Coppola aparece en este increíble viaje que hizo, llevando a cabo su propio esquema fenicio. Me recomendaron que lo viera, y me pareció muy interesante observarlo luchando contra todos esos obstáculos, tratando de sobrevivir ante ellos. Creo que algo similar, aunque no igual, le pasa a Zsa-Zsa en esta historia.
Mia Trepleton está también genial en esta película, y he leído que es su primer papel importante. Dijiste que te sentiste intimidado cuando te diste cuenta de que tu personaje iba a tener mucha presencia en la pantalla; ¿se sintió ella intimidada cuando se encontró contigo?
No creo que se sintiera intimidada por mí en absoluto. Ella es muy fuerte, y tiene esos ojos grandes que te traspasan. Cuando hicimos la audición, yo estaba allí con Wes, y recuerdo que hubo un momento en el que nuestras miradas se cruzaron y ella no parpadeó. Fue un momento de silencio; yo sostuve la mirada, pero ella lo retuvo.
Cuando se marchó, me volví hacia Wes y le dije: “Esto es exactamente lo que necesita Zsa-Zsa para su reconstrucción. Tiene que ser así de fuerte”. Tuvimos mucha suerte de que ella interpretara a Liesl.

También compartes pantalla con un montón de estrellas de Hollywood. Michael Cera está increíble. Pero hay una escena con Tom Hanks y Bryan Cranston que es una locura. ¿Cómo fue rodarla?
Bueno, he sido fan de Tom Hanks desde que tengo memoria, y también de Bryan Cranston. Llegaron y se metieron de lleno en el papel. Al principio, yo los veía como fan, pero luego me acordaba de que estaban interpretando un papel, así que también tenía que poner mi 50 %. Fue muy divertido, y creo que la escena quedó muy bien.
Se entregaron completamente. Yo tenía mucho que hacer en esa escena. Aparte de jugar al baloncesto, hay todo un momento en el que me meto en una charla depresiva. Me apoyaron mucho estando allí mientras lo intentaba.
También hay una escena increíble de pelea con Benedict Cumberbatch, al estilo slapstick. ¿Usaron muchos dobles en ella?
Hubo un momento con algo de eso, pero la mayor parte fuimos solo Benedict y yo asegurándonos de no hacernos daño. Fuimos muy profesionales, pero nos lo tomamos en serio y lo dimos todo. En cierta parte, él salta y empieza a estrangularme, y la cámara se mueve en dirección opuesta a nuestro propio movimiento, con lo que se crea una sensación de desorientación.
Hubo un momento en el que entraron los especialistas para ayudarnos, pero, aparte de eso, fuimos Benedict y yo corriendo arriba y abajo por las escaleras y haciendo nuestras mejores versiones de Abbott y Costello.
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