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Turquía endurece reglas para el tránsito de migrantes sirios

A medida en que más migrantes transitan la ruta terrestre entre Turquía y la Unión Europea, Ankara ha comenzado a hacer cumplir viejas reglas sobre viajes para los sirios, en parte por temores sobre cómo el flujo está afectando la imagen del país, de acuerdo con un documento del gobierno obtenido por The Associated Press y entrevistas con funcionarios y migrantes.

Hasta ahora las medidas parecen dirigidas solamente para impedir que los migrantes lleguen a la ciudad fronteriza turca de Edirne, donde centenares de ellos realizan una sentada cerca de la frontera con Grecia. Pero un académico dice que es un indicio de un esfuerzo más determinado del gobierno turco para controlar la masiva población de refugiados en el país.

“En el caso de los sirios, es la primera vez que se trata de restringir su movimiento”, dijo Ahmet Icduygu, director del Centro de Estudios de Migración en la Universidad Koc, en Estambul. “Están tomando medidas drásticas”.

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Un documento del Ministerio del Interior fechado el 29 de agosto dice que las autoridades consideran que “los sirios que están tratando de llegar a otros países ilegalmente a través de nuestro país representan una amenaza al orden público y la seguridad pública y están afectando negativamente la imagen de nuestro país internacionalmente”.

La medida ordena revisar los documentos de los sirios a la entrada y salida de casa provincia e instruye a las agencias del orden que le digan a las compañías de transporte que los sirios no están autorizados a dejar sin permiso las provincias en las que están registrados. El documento se refiere solamente a los sirios, que constituyen la abrumadora mayoría de los dos millones de refugiados en Turquía.

El efecto de la orden, cuya autenticidad fue confirmada por dos funcionarios, fue que centenares de sirios que trataban de llegar a Edirne para sumarse a sus compatriotas la semana pasada se vieron varados durante días en las afueras de una estación de autobuses en el lado europeo de Estambul.

Centenares de personas, en su mayoría sirios, acamparon durante días en una mezquita cercana y sus alrededores, muchos de ellos durmiendo al aire libre tras un cordón policial.

La mayoría no entendían la negativa de las compañías de autobuses a venderles boletos.

Tres gerentes de compañías de autobuses en la estación confirmaron que tenían instrucciones de no vender boletos a sirios. El domingo —para cuando las multitudes se estaban yendo— uno de los gerentes dijo que las reglas habían sido relajadas de nuevo.

Ankara ha sido extraordinariamente generosa con los sirios desde el estallido de la guerra civil en el país vecino. Turquía alberga a unos 2 millones de refugiados, muchos más que el resto de los países europeos vecinos juntos. Pero pese a que el gobierno turco se ha gastado unos 7.600 millones de dólares alimentando y albergando a los refugiados, muchos pasan trabajos para conseguir sustento.

“No hay futuro para mis hijos aquí”, dijo Mohammed Ali Al-Baya, un vendedor de celulares procedente de Alepo que estaba entre los varados en la estación de autobuses.

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