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El mayor estudio sobre la transmisión del COVID-19 destaca el papel clave de los superpropagadores

A healthcare worker checks people for COVID-19 symptoms in Dharavi, one of Asia's biggest slums, in Mumbai, India.
Una trabajadora de la salud examina a personas para detectar síntomas de COVID-19 en el barrio pobre de Dharavi en Mumbai, India, en julio pasado.
(Rafiq Maqbool / Associated Press)
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En la sombría clasificación de los peores brotes de COVID-19, es probable que Estados Unidos, con 7.2 millones de infecciones, sea eclipsado solo por India, que tiene un millón de casos menos pero que crecen rápidamente.

Sin embargo, algunas partes de India han liderado el mundo en un aspecto de la respuesta a la pandemia: el rastreo de contactos; es decir, el trabajo laborioso, urgente y minucioso de identificar a las personas que estuvieron expuestas a alguien que resultó infectado.

El rastreo extenso de contactos en dos estados del sur de India es la evidencia más sólida hasta el momento de que unos pocos individuos de los llamados ‘superpropagadores’ son responsables de una parte desproporcionada de nuevas infecciones por coronavirus, según un estudio publicado este miércoles en la revista Science. El informe también sugiere que los niños son más transmisores del virus de lo que se cree.

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Un equipo de investigadores indios y estadounidenses examinó datos de 575.071 personas que fueron evaluadas después de estar en contacto con 84.965 sujetos con casos confirmados de COVID-19. Se trata de un promedio de siete contactos por caso, y una cohorte más de 10 veces mayor que en un estudio anterior hecho en Corea del Sur, que trazó un mapa de cómo se transmitía el patógeno.

“Es el estudio epidemiológico más grande que se haya realizado sobre el COVID, por lejos”, reflexionó el autor principal, Ramanan Laxminarayan, del Centro de Dinámicas de Enfermedades, Economía y Política, en Nueva Delhi.

Laxminarayan y sus colegas detectaron que solo el 8% de las personas con COVID-19 representaron el 60% de las nuevas infecciones observadas entre los contactos. Mientras tanto, siete de cada 10 pacientes con COVID-19 no estaban vinculados a ningún caso nuevo.

El hallazgo subraya el papel esencial de los superpropagadores en la pandemia de COVID-19: un individuo o evento, tal como en un espacio interior mal ventilado, pueden desencadenar una gran cantidad de nuevas infecciones, mientras que otros podrían no transmitir el virus en absoluto.

En el nuevo estudio, los investigadores localizaron a 78 personas que habían compartido un autobús o tren con uno de los ocho sujetos infectados conocidos y se sentaron a tres filas de éstos durante más de seis horas. Los trabajadores sanitarios visitaron a estos contactos en sus hogares para realizar exámenes de seguimiento y determinaron que casi el 80% de ellos habían contraído el coronavirus.

Por el contrario, quienes habían estado expuestos a personas infectadas en entornos de menor riesgo -como estar en la misma habitación pero a más de un metro de distancia- se infectaron solo el 1.6% de las veces.

“Los eventos de superpropagación son la regla más que la excepción”, remarcó Laxminarayan. “Tiene muchas implicaciones para modelar el COVID, y sobre cómo mantener los lugares seguros”.

El estudio sugiere que los eventos de superpropagación están influenciados por el comportamiento: que la proximidad a una persona infectada, la duración del contacto y las condiciones ambientales determinan el nivel de riesgo. No obstante, no examina si algunos sujetos infectados propagan el virus de manera más eficiente debido a factores biológicos, una pregunta que los científicos aún intentan responder.

Los resultados podrían ayudar a orientar las medidas de seguridad en lugares como gimnasios, iglesias y espacios de práctica de coros, que han sido entornos anteriores de superdifusión.

People wait for their results of COVID-19 test at a government hospital in New Delhi
La gente espera los resultados de sus pruebas de COVID-19 en un hospital gubernamental en Nueva Delhi.
(Manish Swarup / Associated Press)

El estudio también detectó que aunque los menores de 17 años eran menos propensos a morir de COVID-19, transmitían el virus a tasas similares al resto de la población, lo cual subraya la idea de que la enfermedad no perdona a los jóvenes. Un dato en particular tiene implicaciones para la reapertura de las escuelas: los niños de cinco a 17 años transmitieron el patógeno al 18% de los contactos cercanos de su edad.

Antonio Salas, un investigador español que ha examinado el papel de los superpropagadores en la pandemia, destacó que los hallazgos del estudio con respecto a los chicos fueron importantes, a la luz de “informes anteriores que sugerían un papel menor de los niños en la pandemia”.

“Las políticas nacionales sobre cómo proceder con los menores en las escuelas y otras actividades sociales podrían cambiar drásticamente si la evidencia científica sustenta la idea de que pueden infectar con la misma eficacia que los adultos, y además, también podrían ser superpropagadores”, enfatizó Salas, quien no participó en el estudio de India.

Dado que el número de casos de coronavirus en India se duplicó durante el último mes, de tres millones a más de seis, los autores del estudio comentaron que su trabajo comprobó una fortaleza de la respuesta del país: la capacidad de movilizar una gran cantidad de trabajadores sanitarios y funcionarios públicos para realizar el rastreo de contactos, identificar a individuos de alto riesgo y seguir de cerca sus casos.

Los dos estados de India en el estudio, Andhra Pradesh y Tamil Nadu, tienen una población combinada de 128 millones, cuentan con una de las mayores fuerzas laborales de atención médica y los niveles más altos de gasto en salud pública en el país. Ambos recurrieron a las redes de vigilancia de enfermedades -puestas en marcha hace años durante la epidemia del sida- para realizar controles casa por casa, a niveles nunca vistos en otras partes del mundo.

En Tamil Nadu, que incluye la metrópolis costera de Chennai (antes conocida como Madrás), miles de trabajadores de la salud públicos y privados fueron capacitados como rastreadores de contactos y oficiales de vigilancia sanitaria. El estado tenía experiencia en la identificación de poblaciones en riesgo a partir de su batalla contra el sida, que sacudió a Tamil Nadu con más fuerza que a casi cualquier otro lugar de ese país.

Si una persona daba positivo por coronavirus, un trabajador de salud pública la entrevistaba por teléfono sobre dónde había estado y con quién se había reunido durante las dos semanas anteriores. Los miembros de la familia inmediata eran examinados y aislados al instante; otros eran localizados a través de llamadas telefónicas y mensajes de texto.

Casi todos los contactos rastreados eran conocidos de la persona infectada, por lo cual muchos extraños quedaban fuera. Aún así, en Chennai, los trabajadores de la salud localizaron y examinaron a un promedio de 17 contactos por persona infectada hasta el 1º de agosto pasado.

Aunque el rastreo de contactos es crucial para identificar, aislar y evaluar a personas vulnerables a la infección -y ayudó a países como Corea del Sur a evitar brotes desastrosos- el eficaz sistema eludió en gran parte a EE.UU debido a la escasez de personal capacitado y los fondos para realizarlo.

El programa de rastreo de contactos del condado de Los Ángeles no pudo detener los brotes importantes y ha sido criticado por las barreras del idioma, los tiempos de respuesta lentos para tener resultados de las pruebas y la información inexacta de los pacientes. El condado contrató cerca de 2.600 rastreadores para cubrir una población de 10 millones. Madurai, un distrito semiurbano en Tamil Nadu, tenía el mismo número de trabajadores de la salud para cubrir una población de un tercio del tamaño, precisó Chandra Mohan, un funcionario estatal que ayudó a supervisar la respuesta y fue coautor del estudio.

Aunque las naciones más pobres ahora representan la mayoría de los casos de COVID-19 en el mundo, gran parte de lo que se sabe sobre cómo se transmite el coronavirus proviene de estudios relativamente a pequeña escala realizados en China, Estados Unidos y los países ricos de Europa.

India impuso uno de los bloqueos más estrictos en el mundo a fines de marzo, medidas que, según el nuevo estudio, ralentizaron considerablemente la propagación del patógeno. A medida que el gobierno del primer ministro Narendra Modi alivió las restricciones para reactivar la economía, la enfermedad, como era de esperar, ha resurgido. Pero Mohan destacó que el programa de rastreo de contactos salvó muchas vidas.

Tamil Nadu ha registrado cerca de 600.000 infecciones y 9.400 muertes, lo cual se traduce en 13 decesos por cada 100.000 personas. La tasa de mortalidad de COVID-19 en EE.UU es de aproximadamente 62 por cada 100.000 individuos.

“Lo que se requiere es claridad de pensamiento y la capacidad de movilizar recursos y ponerlos en uso”, enfatizó Mohan. “Supongo que una buena estructura de gobierno marca la diferencia entre lo que se puede hacer y lo que no”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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