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Los estadounidenses implicados en presunta trama golpista en el Congo formaban una banda insólita

ARCHIVO - Fuerzas de seguridad congoleñas vigilan las calles en Kinshasa, República Democrática del Congo
ARCHIVO - Fuerzas de seguridad congoleñas vigilan las calles en Kinshasa, República Democrática del Congo, el domingo 19 de mayo de 2024, después que el ejército de Congo informó que “frustró un golpe de Estado” y arrestó a los perpetradores tras un enfrentamiento armados.
(Samy Ntumba Shambuyi / Associated Press)
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Los tres estadounidenses implicados en un osado ataque el fin de semana al palacio presidencial de la República Democrática del Congo formaban una insólita banda bajo el liderazgo del excéntrico opositor Christian Malanga, quien incursionó en la minería de oro y la comercialización de vehículos usados antes de convencer a su hijo, nacido en Utah, a que se uniera al golpe frustrado, según la versión de los hechos proporcionada por las autoridades.

Seis personas, incluido Malanga, murieron y docenas fueron detenidas, entre ellas los tres estadounidenses, tras ese ataque y otro contra la residencia de un aliado cercano al presidente Félix Tshisekedi, según declaró el vocero del ejército congoleño, el general de brigada Sylvain Ekenge.

Ekenge dijo que Malanga murió en un tiroteo con guardias presidenciales el domingo en la madrugada. La situación “está bajo control”, afirmó.

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Las autoridades indicaron que todavía estaban tratando de desentrañar cómo el hijo de Malanga, Marcel, de 21 años, pasó de jugar al fútbol americano en la escuela secundaria a supuestamente tratar de derrocar al gobernante de uno de los países más grandes de África.

“Mi hijo es inocente”, escribió su madre, Brittney Sawyer, en un correo electrónico enviado a The Associated Press, en el que no quiso dar más detalles.

Sawyer frecuentemente publicaba con orgullo fotos familiares en redes sociales, incluida una en diciembre que mostraba a Marcel, una hermana pequeña y un niño pequeño abrazándose mientras vestían piyamas navideños similares. En 2020 publicó fotos de Marcel levantando pesas y bailando durante el confinamiento por el COVID-19.

En una publicación en Facebook el lunes en la madrugada, Sawyer escribió molesta que su hijo había seguido a su padre.

“Se trataba de un niño inocente que seguía a su padre. Estoy tan cansada de todos los videos que se publican por todas partes y que me envían. ¡Dios se encargará de ustedes!”, manifestó.

Un video que circuló en redes sociales mostraba a su hijo junto a un hombre blanco ensangrentado, cuya identidad no estaba clara, ambos cubiertos de polvo y rodeados de soldados congoleños. Marcel tiene las manos en alto y una expresión temerosa en el rostro.

Esta imagen dista mucho de la que Marcel parecía haber ido construyendo en videos publicados recientemente en Facebook y TikTok, en los que posaba con montones de billetes de dólares y hablaba de mujeres.

Su padre, Malanga, decía en su sitio web que era un refugiado que prosperó tras establecerse en Estados Unidos con su familia en la década de 1990. Dijo que se convirtió en líder de un partido político de la oposición congoleña y que conoció a altos funcionarios en Washington y el Vaticano. También decía ser un esposo devoto y padre de ocho hijos.

Los expedientes judiciales y las entrevistas pintan un panorama distinto.

En 2001, el año en que cumplió 18 años, Malanga fue declarado culpable en Utah por incidentes que incluyen agresión con arma de fuego, que le valió una pena de 30 días de cárcel y tres años de libertad condicional. Ese mismo año, fue acusado de violencia intrafamiliar en un incidente y de agresión y alteración del orden público en otro, pero se declaró inocente y todos los cargos en ambos casos fueron desestimados.

En 2004 fue acusado de violencia doméstica con amenaza de uso de arma peligrosa, pero se declaró inocente y se retiraron los cargos. Desde 2004, los registros muestran varios casos relacionados con una disputa por custodia y otra por manutención de los hijos. No está claro si las disputas implicaban a Sawyer.

Los familiares de Malanga se reunieron el lunes por la tarde en la casa de su madre, Chantal Malanga, en la ciudad de West Jordan, Utah, para guardar luto. Un flujo constante de amigos llegó con platos de comida para ofrecer sus condolencias.

Sydney, una prima de Christian Malanga que abrió la puerta, le dijo a la AP que la familia tenía “el corazón destrozado” y estaba “completamente deshecha” tras enterarse de su muerte. Estaban sopesando planes para un posible funeral en Utah, señaló, sin dar más detalles.

Malanga decía ser organizador del Partido Congoleño Unido, un movimiento encaminado a organizar a emigrantes como él contra el “actual régimen gubernamental dictatorial congoleño”. También decía ser presidente del gobierno del “Nuevo Zaire” en el exilio, y publicó un manifiesto en el que detallaba planes que incluían la creación de oportunidades de negocio y la reforma de los servicios de seguridad de la República Democrática del Congo.

En fotos en Facebook y de su página web se le ve reunido con destacadas figuras políticas estadounidenses de la época, como Rob Bishop, exrepresentante de Utah, y Peter King, exrepresentante de Nueva York.

Bishop dijo a la AP que no recordaba la reunión y que no podía decir cuándo fue tomada la foto. No fue posible contactar a King para que hiciera comentarios.

Dino Mahtani, un investigador independiente sobre temas africanos, dijo que escuchó hablar de Malanga por primera vez en 2018 mientras era asesor político de Naciones Unidas en la República Democrática del Congo. Indicó que las autoridades congoleñas expresaron sospechas de que Malanga estaba involucrado en un supuesto complot para matar al entonces presidente Joseph Kabila.

En una entrevista, Mahtani dijo que nunca conoció a Malanga en persona, pero cree que Malanga estaba obsesionado con obtener cierta forma de poder en el Congo.

Conjeturó también que a Malanga le habían tendido una trampa o lo traicionaron en el ataque del fin de semana, dada la inverosímil forma en que se llevó a cabo.

“Alguien le tendió una trampa. Podrían ser conspiradores externos, pero dada su estrecha relación previa con al menos uno de los actuales mandos militares de Tshiskedi, existe algo de posibilidad de que el complot fuera conocido internamente y esto les permitiera actuar con rapidez”, señaló Mahtani.

La presunta intentona golpista comenzó en la residencia en Kinshasa de Vital Kamerhe, legislador federal y candidato a presidente de la Asamblea Nacional de la República Democrática del Congo. Sus guardias mataron a los atacantes, dijeron funcionarios.

Malanga, por su parte, retransmitía en directo un video desde el palacio presidencial, en el que se le veía rodeado de varias personas con uniforme militar deambulando en plena noche. Posteriormente fue asesinado al resistirse al arresto, según autoridades congoleñas.

Funcionarios de la República Democrática del Congo no han comentado cómo consiguieron entrar los atacantes.

“Es realmente difícil imaginar cómo 20 o 30 individuos pensaron que, al irrumpir en el palacio presidencial cuando no hay nadie a las 4 de la mañana, podrían de alguna forma tomar el control del Estado congoleño”, dijo Mahtani.

Un segundo estadounidense supuestamente implicado fue identificado como Benjamin Reuben Zalman-Polun, según las imágenes de un pasaporte estadounidense difundidas por medios de comunicación congoleños. Se graduó de la Universidad de Colorado y tomó clases de administración de empresas en la Universidad de Georgetown, de acuerdo con registros judiciales. Más tarde puso en marcha una empresa que comercializaba materias primas y fue mensajero y conductor de Uber, señalan los registros.

Su conexión con Malanga pareciera ser a través de una empresa de extracción de oro creada en Mozambique en 2022, según el diario oficial del gobierno de ese país y un informe del boletín Africa Intelligence.

Zalman-Polun se declaró culpable en 2014 de cargos de tráfico de drogas en Estados Unidos, admitiendo que conspiró con un amigo para enviar al menos 20 kilogramos de marihuana desde una base de operaciones en Lake Tahoe, California, a clientes de todo el país. Los fiscales solicitaron clemencia, citando la “ayuda sustancial” que, según ellos, él prestó en su investigación.

Su abogado en ese caso no respondió inmediatamente a un mensaje solicitándole sus comentarios.

No se facilitó información sobre el tercer estadounidense.

La embajada de Estados Unidos en Kinshasa dijo que estaba al tanto de que “ciudadanos estadounidenses podrían haber estado implicados en los sucesos del domingo”, y añadió en un comunicado que cooperaría con las autoridades “mientras investigan estos actos criminales violentos”.

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McCombs reportó desde Salt Lake City, Utah; Schoenbaum desde West Jordan, Utah; y Biesecker desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Christina Malkia en Kinshasa, Congo; Michelle Price en Nueva York; y Eric Tucker en Washington contribuyeron a este despacho.

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