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En la orilla del océano, una madre espera a su hijo, tripulante del submarino argentino perdido

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Los familiares de 44 tripulantes del submarino argentino desaparecido durante casi una semana mantienen la esperanza, incluso cuando cada hora que pasa complica las posibilidades del rescate de sus seres queridos perdidos en el mar.

“De vez en cuando voy a la orilla del océano y pido que me devuelvan a mi hijo”, afirmó María Victoria Morales, cuyo hijo, el teniente Luis Esteban García, estaba a bordo del submarino San Juan el día de su desaparición, el 15 de noviembre pasado, en el Atlántico Sur. “Mi corazón de madre me dice que regresará sano y salvo”.

Morales, de 51 años, es una de los aproximadamente 100 familiares de la tripulación del submarino que se han reunido aquí, en una base naval, para esperar noticias sobre la cada vez más desesperada operación de búsqueda y rescate. La mujer llegó el sábado desde la ciudad norteña de San Miguel de Tucumán junto con su esposo e hija, y se unió a su nuera y sus dos nietos pequeños.

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El grupo experimenta distintas emociones a medida que pasan las horas agonizantes, en espera de noticias del colosal operativo frente a la costa sur de Argentina.

Para agregar más ansiedad, hubo rumores e informes de noticias que inicialmente ofrecieron esperanza, pero fueron desestimados por un análisis frío. La última instancia ocurrió este martes, cuando los grupos de búsqueda descubrieron una balsa salvavidas e informaron haber visto una bengala, que fueron descartadas posteriormente por no tener conexión con el submarino San Juan.

“Nos juntamos, hablamos, nos damos fuerza y ánimo cuando alguien se pone ansioso o triste”, relató Morales sobre los otros familiares, en la entrada de la base. La mujer fue una de las pocas personas que hablaron con la prensa al ingresar a la amplia base. “Es por eso que vinimos. Estamos juntos”.

También esperando novedades se encontraba allí Carlos Mendoza, hermano del oficial de la tripulación teniente Fernando Mendoza. El hombre había llegado desde Santa Clara del Mar junto con su esposa y su padre, para la vigilia. Antes de ingresar a la base, Mendoza colgó una bandera argentina en una valla donde otros familiares habían colocado letreros y pancartas. “Te estamos esperando”, decía. En otras se leía: “Coraje, camaradas” y “Los encontraremos”.

“Esta película podría tener mil finales diferentes, algunos mejores que otros”, aseguró Mendoza, quien es pescador comercial. “Pero con cada hora que pasa, se acerca un final trágico”.

Aunque la falta de buenas noticias ha vuelto las perspectivas cada vez más sombrías, el operativo de búsqueda con sede en la ciudad patagónica de Comodoro Rivadavia, 750 millas hacia sur, sigue ganando fuerza. Las condiciones climáticas mejoraron drásticamente este martes, después de los vientos huracanados y el oleaje de 25 pies registrados el día anterior.

Equipos de rescate especializados de los Estados Unidos y otras naciones continuaron desplegándose en aguas del Atlántico para ayudar a la Armada Argentina a buscar el submarino desaparecido. El contacto con la nave se perdió después de que su capitán, Pedro Martín Fernández, enviara un mensaje advirtiendo el fallo de las baterías.

La embarcación sólo tiene un suministro de oxígeno para siete u ocho días, a menos que haya podido salir a la superficie, dicen las autoridades. El martes fue el sexto día desde la desaparición del submarino de origen alemán, construido hace 30 años.

El comandante de la Marina de los EE.UU. Michael Eberlein, quien encabeza la unidad especial de rescate, llegó a Comodoro Rivadavia para ayudar a dirigir el operativo junto con Gabriel Actis, capitán de la Armada Argentina.

El equipo internacional de buques y aviones, que ya incluye activos de los EE.UU., Gran Bretaña, Brasil, Perú y Chile, recibió a dos remolcadores noruegos que llegaron desde las plataformas de perforación petrolera en el estrecho de Magallanes. También se unieron a la operación aeronaves prestadas por Alemania, Francia, Colombia y Uruguay.

Gran Bretaña, que en 1982 libró una breve, sangrienta y victoriosa guerra con Argentina por la soberanía de las Islas Malvinas (Falkland Islands), dio a conocer el martes que enviaría un equipo especializado de paracaidistas de la Royal Navy llamado Submarine Parachute Assistance Group, en espera de un posible rescate. Los británicos ya han prestado dos barcos y un avión de carga Hércules C-130 para la tarea.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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