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Los mexicanos votan la revocación del presidente, una elección impulsada por él mismo

Ardelio Morales Martinez sits in his taxi on a road.
Ardelio Morales Martínez, de 56 años, conduce un mototaxi para llevar pasajeros a la ciudad natal del presidente, Tepetitán, México, y sus alrededores. Morales pegó un letrero en su vehículo llamando a la gente a votar para que Andrés Manuel López Obrador siga siendo presidente de México
(Victoria Razo/For The Times)

Los mexicanos votan el domingo sobre la destitución del presidente Andrés Manuel López Obrador en unas elecciones que él mismo impulsó.

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TEPETITÁN, Mexico — Letreros que muestran la imagen sonriente del presidente de México cuelgan afuera de muchas casas en su pequeña ciudad natal rural, en el estado de Tabasco, al sureste del país.

Algunos vecinos de Tepetitán recuerdan a Andrés Manuel López Obrador jugando béisbol cuando era niño. Muchos de ellos bailaron en la calle cuando asumió la presidencia, en 2018, de forma aplastante.

A large tarpaulin on the facade of their house in favor of the current president of Mexico.
Un gran letrero colgado en la fachada de una casa cerca de la ciudad natal del presidente, Tepetitán, México, apoya su permanencia en el poder.
(Victoria Razo/For The Times)
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En los últimos días, numerosos vecinos se mostraron dispuestos a volver a elegirlo. “Vivía en la pobreza, como nosotros. Se crió en el campo”, relató Ardelio Morales Martínez, de 56 años, un mototaxista que se detuvo el sábado en las afueras de Tepetitán. Su taxi exhibía un letrero en el que pedía a la gente votar por López Obrador.

Los mexicanos decidieron, el domingo, si expulsar a su presidente de su cargo dos años antes, una elección revocatoria que fue inusual no solo porque fue la primera en la historia del país, sino porque el mandatario mismo fue quien presionó por ello. El referéndum fue autorizado por una reforma constitucional de 2019 liderada por López Obrador, quien calificó la votación como un ejercicio para fortalecer la democracia en México.

“Que nadie olvide que el pueblo es el que manda”, aseguró ante una multitud después de votar en un colegio electoral en la Ciudad de México.

Los funcionarios electorales estimaron el domingo por la noche que alrededor del 90% de los que acudieron a las urnas emitieron su sufragio por el presidente, pero esa participación general solo alcanzó entre el 17% y el 18% de un total de más de 92 millones de votantes elegibles. Eso estuvo muy por debajo del 40% requerido para que el resultado sea vinculante.

No se esperaba que López Obrador, quien se convirtió en líder del país tras prometer una transformación radical para combatir la corrupción y la desigualdad, perdiera. Las encuestas muestran que alrededor del 60% de los mexicanos aprueba el trabajo que está haciendo como mandatario.

Los líderes de la oposición instaron a los ciudadanos a no participar en la revocatoria, acusando al popular presidente de convertir el propósito del referéndum en una herramienta para aumentar su poder. Señalaron cómo en todo México, las vallas publicitarias y los taxis llevan el hashtag #QueSigaAMLO, alentando más tiempo para el presidente, a quien comúnmente se conoce por sus iniciales.

El Instituto Nacional Electoral, una agencia independiente que organiza la revocatoria, había ordenado a los políticos del partido del presidente que eliminaran los tuits que consideraban propaganda gubernamental ilegal en el momento de las elecciones.

“Obviamente no participaré”, señaló en una entrevista antes de la votación Gina Andrea Cruz Blackledge, senadora federal que representa a Baja California por el partido opositor PAN, y calificó el revocatorio como “una amenaza para la democracia”.

“¡¡No vamos a votar!!”, escribió el expresidente mexicano Vicente Fox en Twitter.

Old photographs of Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador.
Fotografías antiguas del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador sobre una mesa en la sala de estar de Esther Mayo Pérez, una residente de Tepetitán que ayuda a monitorear el referéndum revocatorio
(Victoria Razo/For The Times)

“El propósito de este referéndum es que López Obrador demuestre fuerza, que demuestre que sigue siendo un presidente muy popular”, señaló Benito Nacif, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas de la Ciudad de México. “Continuará con un nuevo mandato del electorado”.

López Obrador, un populista de izquierda que prometió no complacer a las clases privilegiadas, ha ampliado los programas de bienestar social para personas mayores, discapacitadas y trabajadores agrícolas.

Basándose en la retórica nacionalista, se ha centrado en la construcción de grandes proyectos de infraestructura, incluido un aeropuerto en las afueras de la Ciudad de México que inauguró el mes pasado, después de desechar un aeropuerto más llamativo iniciado por su predecesor. Otros en progreso incluyen un tren turístico en la península de Yucatán y la refinería de petróleo Dos Bocas, en Tabasco, parte de su esfuerzo por limitar la dependencia de México de las importaciones de gas.

Sus críticos señalan que ha minimizado la violencia de las redes criminales en diferentes partes de México como un problema de seguridad nacional y que no ha hecho lo suficiente para abordar los asesinatos de mujeres y periodistas. Al menos ocho periodistas han sido asesinados este año. Después de que el Parlamento Europeo aprobara el mes pasado una resolución en la que pedía a López Obrador que protegiera a los periodistas, respondió que “ya no somos la colonia de nadie”, una reacción que, según los críticos, mostraba una falta de voluntad para abordar los asesinatos de manera más proactiva.

A cap with advertising in favor of a positive vote for the current president of Mexico, Andres Manuel Lopez Obrador.
En el tablero de la camioneta de Genaro Calderón Alonso, líder del partido de López Obrador en la provincia de Macuspana, Tabasco, que incluye la ciudad natal del presidente, una gorra que anuncia un voto para el mandatario.
(Victoria Razo/For The Times)

“El presidente apeló a la soberanía y al nacionalismo; son dos cartas que ha comprado la opinión pública”, comentó Alejandro Moreno Álvarez, politólogo del Instituto Tecnológico Autónomo de México en Ciudad de México.

Su índice de aprobación, que superó el 67% en sus primeros meses en el cargo, fluctuó entre los 50 y los 60 en 2021, según Ana María Hernández, directora de investigación del grupo de encuestas Mitofsky. Recientemente chocó con la publicación de un artículo que informa que uno de sus hijos vive ostentosamente, en contraste con la imagen austera del presidente.

En la colonia Anáhuac de la Ciudad de México, dos vecinos sentados en la banca de un parque la semana pasada debatieron apasionadamente la destitución. Guadalupe Ortiz, de 67 años, aseguró que “ama a López Obrador con todo el corazón” y Jorge Armando Solís, de 42, acusó al mandatario de desviar la atención de cómo las redes criminales controlan zonas del país. “No voy a votar, no voy a caer en una farsa”, le respondió a la mujer.

Mientras la oposición pedía a los mexicanos que se quedaran en casa, la destitución se convirtió en una prueba de qué tan bien el partido del presidente, conocido por sus siglas Morena, puede movilizar a su base.

Avanzar con la elección revocatoria requería las firmas de al menos el 3% de los votantes elegibles, o 2,7 millones de personas. Grupos de la sociedad civil pro-López Obrador como Que Siga La Democracia, trabajaron arduamente el otoño pasado para alcanzar esa cantidad, reuniendo a unos 20.000 voluntarios de todo el país para recolectar firmas, según su presidenta, Gabriela Jiménez Godoy.

Gerard Traverse, un trabajador de 35 años que se dedica a la educación ambiental del Instituto Nacional de Formación Política de Morena, había tocado puertas en su barrio de Morelia, la capital del estado de Michoacán, para ver si la gente sabía dónde votar y ofrecer viajes a las urnas.

“[Nosotros] tratamos de luchar contra las noticias falsas, que este ejercicio es una pérdida de dinero”, comentó. “Veo esto como un deber cívico porque tenemos una posibilidad que no había existido históricamente”.

En Tabasco, el estado natal del presidente, de más de dos millones de personas, donde poco más de la mitad vive en la pobreza, muchos dicen sentir el efecto del trabajo del mandatario.

Mario Rafael Llergo, diputado federal por Tabasco, indicó que la refinería Dos Bocas, en la localidad costera de Paraíso, generó miles de empleos. Brontiz López, miembro del consejo de gobierno de Paraíso que puede ver las grúas del proyecto de construcción desde su casa, comentó que la refinería es un orgullo nacional para México. “Ya no es una tierra de conquistas”, dijo, haciéndose eco del presidente.

Otros que votaron el domingo eran seguidores de López Obrador desde hace mucho tiempo. Carlos Benito Lara era un estudiante universitario en la década de 1990 cuando pasó semanas caminando con él y los trabajadores agrícolas, en una marcha desde Tabasco a la Ciudad de México para protestar por un presunto fraude electoral. Según Lara, López Obrador les decía a los transeúntes que estaban luchando por personas marginadas que carecían de representación en la política.

“Me sentí un luchador por la justicia social”, comentó, recordando cómo López Obrador le dijo en ese momento “que la verdadera ideología de izquierda es ayudar a los demás”.

En la entrada de Tepetitán, un mural al costado de una casa honra a López Obrador
(Victoria Razo/For The Times)

En Tepetitán, una comunidad de un par de miles de personas donde las gallinas a menudo se pasean libremente y los pescadores atracan sus botes en un río que atraviesa el pueblo, los residentes dicen que el presidente no los ha olvidado.

Durante su tiempo en el cargo, el gobierno federal ha remodelado las casas de la ciudad y construido nuevas para las familias necesitadas. Algunos aseguran que se beneficiaron de un programa federal de forestación que paga a los agricultores por plantar árboles.

Carlos López Paz, quien dirige un rancho en las afueras de Tepetitán, creció con López Obrador y luego asistió a la universidad con él en la Ciudad de México. Toda la semana le dijo a la gente que votara por el mandatario.

“Ahora estamos viendo la otra cara de la moneda”, afirmó. “El dinero está llegando a las masas y no se queda en unos pocos”.

Petrona Occegueda Cruz, de 72 años, se mudó hace un mes y medio a una nueva casa en Tepetitán que, según relató, fue construida por el gobierno federal. Un letrero que apoya al presidente cuelga junto a la puerta de entrada sobre trozos de concreto que todavía ensucian el camino a la casa.

“Nunca antes había recibido apoyo de nadie”, reconoció Occegueda, y agregó que el presidente visitó la ciudad después de que fue dañada por las inundaciones en 2020.

La mujer se siente agradecida por una pensión para adultos mayores que ha impulsado López Obrador, con la cual paga alimentos, luz y medicinas. “Ha sido un hombre honesto y es de nuestra ciudad”, expresó. “Siento alegría porque va a triunfar de nuevo”.

Carlos Lopez Paz stands in a grassy field near cattle.
Carlos López Paz, de 68 años, creció con López Obrador en Tepetitán y luego fue a la universidad con él en la Ciudad de México
(Victoria Razo/For The Times)

La corresponsal especial Cecilia Sánchez, en la Ciudad de México, contribuyó con este artículo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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