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OPINIÓN: La ingenuidad de AMLO

Andrés Manuel López Obrador fotografiado durante una presentación en la Ciudad de México el 12 de abril del 2022.
Andrés Manuel López Obrador fotografiado durante una presentación en la Ciudad de México el 12 de abril del 2022. Al mejor estilo de Donald Trump, el presidente mexicano presiona y amenaza a empresas privadas para que lo ayuden a sacar adelante sus proyectos de infraestructura.
(Marco Ugarte / Associated Press)
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El presidente mexicano se ha caracterizado por proponer soluciones que lo menos que podemos decir es que pecan de una tremenda y preocupante ingenuidad. ¿De verdad él cree en esas soluciones? ¿Son solo discursos y en realidad los problemas son abordados de manera más seria? ¿Tiene colaboradores que le hacen ver la desproporción entre los graves problemas de México y las soluciones que propone?

Los ejemplos abundan y van desde solo dichos como hablar con las madres de los delincuentes para que éstos dejen de cometer delitos, cuidar a los integrantes de bandas criminales porque también son seres humanos, “abrazos, no balazos”; desarrollar programas con recursos públicos, es decir de los contribuyentes, que no guardan ninguna proporción con la magnitud y dimensión del problema que esos programas pretenden resolver, como por ejemplo dar becas de menos de 300 dólares mensuales a jóvenes durante un año para evitar que recurran a las únicas dos alternativas que muchos de esos jóvenes ven en sus regiones de origen, a saber, incorporarse al crimen organizado o migrar a Estados Unidos; o hasta cuestiones más estructurales y de efectos en el largo plazo como cancelar un aeropuerto ya en construcción porque había actos de corrupción (que 4 años después no han sido denunciados) y sustituirlo por otro que muy pocos quieren usar, al que aún no es fácil llegar y que según especialistas ha generado desorden y caos en el espacio aéreo de la zona metropolitana de la Ciudad de México. Y la lista podría seguir.

Esta ingenuidad probablemente explique los altos porcentajes de opiniones favorables que tiene en México. Se le percibe como un hombre bien intencionado, honesto, sencillo y austero, como “cualquiera de nosotros”. Sin embargo, esos porcentajes disminuyen considerablemente cuando se pregunta sobre su gobierno o la solución de los problemas que tiene México.

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Y ahora estas ingenuidades aparecen en los temas internacionales.

La reciente gira por Centroamérica y la cumbre de las Américas de la que es sede Estados Unidos, quien se ha resistido a invitar a países como Cuba, Nicaragua o Venezuela, le dieron a AMLO un escenario inesperado. Quienes nos quejábamos de la poca presencia internacional y del desprecio de AMLO hacia las giras y encuentros internacionales, ahora nos arrepentimos.

A Centroamérica fue a tomarse fotos, recibir condecoraciones y a regalar dinero de los contribuyentes mexicanos a gobiernos más que cuestionables, para desarrollar los programas de AMLO que en México no han demostrado ningún impacto más allá de tirar recursos públicos. No hay mecanismos de seguimiento, no hay metas o mecanismos de evaluación, es solo regalar dinero y claro esos gobiernos aplauden hasta que las manos les duelen.

Con respecto a la cumbre de las Américas, desde sus conferencias matutinas y no por los canales oficiales, anunció que, si no se invita a todos, incluyendo los países que el anfitrión cuestiona por no tratarse de gobiernos democráticos, él no asistiría a la cumbre. Sus argumentos pecan otra vez de ingenuos. Si se trata de la cumbre de las Américas, dice, deben estar todos los países de ese continente y puso como ejemplo a la Unión Europea.

La hoy Unión Europea es un buen ejemplo porque, aunque suena bien, AMLO mezcla contextos históricos e ignora características específicas. En sus orígenes hacia finales de los 50´s, no estaban todos los países de ese continente y hoy tampoco es el caso. Inició con 6 países que después de la guerra buscaban acelerar la recuperación económica y que compartían valores básicos como la democracia, un sistema económico de libre mercado o el respeto a los derechos humanos. La España gobernada por Franco y su dictadura militar, por ejemplo, no pertenecía a la Unión Europea a pesar de haberlo solicitado y no fue sino hasta que hubo condiciones mínimas de democracia que fue admitida.

Si bien es cierto, Cuba, Venezuela y Nicaragua están en el continente americano, alguien debería explicarle al presidente mexicano que en esos países no hay elecciones libres, no hay libertad de expresión y que se encarcela a los opositores al gobierno.

Algunos analistas afirman que en realidad esa posición refleja que no quiere ir a una reunión en donde él no se lleva los reflectores, por eso rechaza las cumbres y que además le sirve para distraer en México a su público. Puede ser, pero y qué culpa tenemos los mexicanos y el resto de América.

* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW:@mexainstitute

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