Pakistán rechaza las acusaciones de EE.UU. y se acerca a China y Rusia
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Islamabad — Pakistán rechazó hoy las acusaciones de Estados Unidos de que alberga a grupos terroristas y pospuso una visita oficial de su ministro de Exteriores, Khawaja Asif, a Washington porque no “reconoce sus esfuerzos” y, en lugar de ello, viajará antes a las “amistosas” China y Rusia.
El Comité de Seguridad Nacional paquistaní decidió aplazar la visita a Washington en una reunión presidida por el primer ministro, Shahid Khaqan Abbasi, y con la presencia del jefe del Ejército, general Javed Bajwa, entre críticas a las acusaciones estadounidenses y peticiones de acciones militares en Afganistán.
“El Comité de Seguridad Nacional ha decidido en su reunión de hoy que el ministro de Exteriores debe visitar países amistosos en lugar de EE.UU., ya que no reconoce nuestros esfuerzos en la guerra contra el terrorismo”, indicó una fuente de Exteriores que pidió mantener el anonimato.
“Primero visitará China y Rusia”, añadió la fuente, que afirmó que aún no se han concretado las fechas de los viajes a Pekín y Moscú.
Asif tenía previsto viajar a Washington esta semana, tras ser invitado por el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, en una conversación telefónica el 14 de agosto, cuando se celebró el 70 aniversario de la fundación de este país asiático.
En lugar de ello, Asif viajará primero a Pekín, cuyo Gobierno ha defendido a Islamabad ante las críticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y ha afirmado que hay que reconocer los esfuerzos de Pakistán en la lucha antiterrorista.
China es un cercano aliado de Pakistán y está invirtiendo 55.000 millones de dólares en una ruta comercial que conectará la ciudad de Kasghar, en la provincia noroccidental china de Xinjiang, con el puerto paquistaní de Gwadar.
La reacción paquistaní llega después de que Trump cargase el lunes contra este país por supuestamente dar cobijo a grupos terroristas que atacan a las fuerzas estadounidenses y locales en Afganistán y advirtió de que habrá consecuencias si la situación no cambia.
Poco después, Tillerson afirmó que Washington podría presionar a Islamabad con un recorte de la ayuda militar si no aplica “un enfoque diferente” ante los talibanes.
El Gobierno paquistaní guardó silencio durante dieciocho horas tras el anuncio de Trump y se limitó a emitir un breve comunicado en el que reiteró que no alberga terroristas, una afirmación que ha repetido en numerosas ocasiones en los últimos años.
Tres días después, las autoridades paquistaníes aseguraron que la guerra afgana no se puede librar en su territorio y pidieron a Estados Unidos “esfuerzos efectivos e inmediatos militares” para eliminar los supuestos santuarios de terroristas en suelo afgano “que fomentan el terrorismo en Pakistán”.
Además, insistieron en que no permiten el uso de su suelo con fines violentos contra ningún otro país y pidieron “comprensión” por los altos costes en vidas y económicos que el conflicto ha supuesto para el país.
“Pakistán ha tenido que gestionar las consecuencias del largo conflicto en Afganistán con una avalancha de refugiados, la llegada de drogas y armas y, más recientemente, en la forma de refugios para terroristas (...) desde donde lanzan ataques a Pakistán”, señaló la nota.
Islamabad afirmó que el conflicto ha costado al país 120.000 millones de dólares, una cifra que la ayuda financiera estadounidense no cubre, según el comunicado.
Finalmente, el comité rechazó que la India aumente su papel en el conflicto afgano, tal y como pidió el presidente estadounidense.
“La India no puede proveer seguridad en la región del sur de Asia cuando tiene una relación conflictiva con todos sus vecinos y sigue una política de desestabilización de Pakistán”, indicó la nota, que añadió que el país vecino usa el terrorismo como política de Estado.
Kabul y Washington llevan años precisamente acusando a Islamabad de lo mismo, dando supuestamente refugio a grupos insurgentes en su territorio, como la facción de los talibanes red Haqqani, que atentan contra tropas afganas y estadounidenses.
A lo largo de los años, algunos de los terroristas más buscados del planeta han sido hallados en suelo paquistaní, como el líder de Al Qaeda Osama Bin Laden, que fue abatido por fuerzas estadounidenses en la ciudad de Abbottabad en 2011, o el fundador de los talibanes, el mulá Omar, que murió en un hospital de Karachi en 2013.
Pakistán ha negado reiteradamente que dé cobijo a grupos terroristas o que diferencie entre “talibanes buenos”, aquellos que no suponen una amenaza para el país, y “talibanes malos”, que sí atentan contra el Estado paquistaní.